Brexit

La batalla postBrexit: ¿Qué diferencia hay entre los modelos noruego, canadiense y australiano en política comercial?

La UE y Reino Unido comenzarán en marzo a negociar su futura relación tras la salida británica del club comunitario

Plenary session at the European Parliament in Brussels
Michel Barnier, el negociador jefe de la UE, ya ha advertido de que no tolerará que Reino Unido haga competencia desleal a las empresas europeas.YVES HERMANReuters

Tras casi medio siglo como Estado miembro de la UE, Reino Unido mantiene en su legislación los estándares comerciales europeos, pero el Gobierno de Boris Johnson desea tener manos libres tras el Brexit para poder conducir sus propias políticas sin asumir las normativas comunitarias en ayudas públicas, calidades o estándares medioambientales y laborales ni acatar las decisiones de los tribunales europeos.

Bruselas, en cambio, ofrece a su antiguo socio una relación privilegiada, e incluso, acceso a su mercado interior siempre y cuando respete la regulación comunitaria y evita hace competencia desleal a sus rivales.

De lo estrecha que resulte esa relación comercial, Reino Unido seguirá los pasos de Noruega, Canadá o Australia en su futura relación con la UE una vez que concluya el período de transición el próximo 31 de diciembre.

“El modelo noruego”

Noruego no es socio de la UE porque sus ciudadanos así lo rechazaron en sendos referendos en 1972 y 1994. Sin embargo, pertenece al Espacio Económico Europeo (EEE), lo que le permite tener libre acceso al mercado interior de bienes y servicios. A cambio, Oslo debe asumir la libre circulación de bienes, servicios, personas y capitales. Es decir, Noruega mantiene todas las ventajas económicas de la UE sin ninguna obligación política. Por contra, no toma parte en la toma de decisiones políticas que le terminan influyendo.

La hipótesis de que Londres acepte ahora la libre circulación de personas es más improbable, dado que el argumento de recuperar el control de sus fronteras centró la campaña a favor del Brexit en el referéndum de 2016.

“El modelo canadiense”

Siete años de negociaciones necesitaron la UE y Canadá para firmar en 2016 el Acuerdo Económico y Comercial Global (CETA). El pacto es el modelo preferido por Reino Unido, dado que no le obliga a respetar las regulaciones europeas en estándares de calidad, laboral y medioambiental. Si bien el CETA levanta los aranceles para la mayoría de bienes, mantiene los impuestos aduaneros y del impuesto del valor añadido. Por si fuera poco, no incluye los servicios, que representan el 80% de la economía británica, con la todopoderosa City londinense a la cabeza.

El “modelo australiano”

Supone la relación comercial menos ambiciosa. Dado que apenas existen protocolos sectoriales entre Bruselas y Camberra, los intercambios comerciales están regulados por las normas establecidas por la Organización Comercial del Comercio (OMC). Es decir, la relación que mantienen los Veintisiete con todos los países con los que no han suscrito algún tipo de acuerdo comercial. Desde 2018 Australia y la UE negocian un futuro acuerdo comercial.