Yihadismo
Los 173 Sudesh Amman que aterrorizan a Reino Unido
Los presos yihadistas, en el punto de mira de Boris Johnson, que persigue el endurecimiento de las penas. El primer ministro admite que la rehabilitación “rara vez funciona” con este tipo de delincuentes
Según datos del Gobierno británico, en septiembre de 2019 las prisiones de Reino Unido albergaban a 224 condenados por delitos relacionados con terrorismo. De estos, 173 son islamistas extremistas y 38 de extrema derecha. Aparte, Philip Ingram, ex oficial de inteligencia militar, admitía ayer en la BBC que es imposible controlar en todo momento a aquellos que puedan suponer un riesgo. «Hay 20.000 personas que han estado en un determinado momento en alguna lista de Interior, y alrededor de 800 están siendo investigados».
Entre ellos Sudesh Amman, el terrorista que atacó el pasado domingo a dos personas en el sur de Londres. Un caso que ha vuelto a hacer saltar las alarmas en Reino Unido por la liberación prematura de algunos presos. «Habrá cambios fundamentales para tratar a los condenados por terrorismo», aseguró ayer el primer ministro, Boris Johnson. La polémica ha surgido después de conocerse que el terrorista abatido en el barrio de Streatham había salido de prisión tras cumplir la mitad de su condena. Sudesh Amman, de 20 años, fue condenado en diciembre de 2018 a tres años y cuatro meses por «delitos de terrorismo», había sido liberado hace una semana y estaba bajo vigilancia policial. Johnson reconoció ayer que la rehabilitación de este tipo de delincuentes “rara vez funciona”.
En concreto Amman fue condenado por distribución de propaganda terrorista y habría mostrado lealtad al Estado Islámico. Precisamente el grupo terrorista reivindicó en la mañana de ayer el ataque, asegurando que Amman era un «combatiente», término al que ISIS se suele referir cuando inspira a estos terroristas pero no orquesta el ataque. Amman estaba viviendo en un hostal desde que salió de prisión, y había visto a su madre el pasado jueves e incluso habló con ella el día del atentado.
La madre aseguraba a la cadena Sky News que estaba «normal» cuando le vio y que era un chico bueno al que le habían «lavado la cabeza» en internet y radicalizado en prisión. Las críticas tras el ataque no tardaron en llegar, debido a que Amman se encontraba en vigilancia policial. En el momento del ataque, estaba bajo toque de queda y llevaba un localizador GPS. Tenía prohibido acercarse a zonas como puertos y aeropuertos, no disponía de pasaporte y tenía acceso limitado a artículos electrónicos y restricciones en el uso de internet.
Este ataque es casi idéntico al que se produjo hace apenas dos meses en el Puente de Londres, cuando otro terrorista asesinó a dos personas e hirió a tres más. El atacante, al igual que Amman, había sido liberado en 2018 tras alcanzar la mitad de su condena. El día después de este atentado, Boris Johnson ya aseguró que «para todos los delitos de terrorismo o extremismo, la sentencia anunciada por el juez debería cumplirse al completo». En la misma línea, el Gobierno británico aseguró hace un mes que buscarán que aquellos condenados por delitos de terrorismo no puedan ser liberados previamente y que las condenas por crímenes serios alcancen un mínimo de 14 años. Además, el Gobierno pretende comenzar a utilizar detectores de mentiras con los condenados por terrorismo una vez son liberados para ver si se han rehabilitado.
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