Reino Unido

Johnson sufre su primera rebelión por Huawei

Hasta 36 diputados votan en contra del proyecto del Gobierno que permitirá a la multinacional china participar en el desarrollo de la tecnología 5G en Reino Unido

British PM Johnson Delivers a News Conference
El «premier» Boris Johnson es blanco de la críticas por la respuesta al coronavirus o el «bullying» contra la ministra del Interior EFE/EPA/JASON ALDEN / POOLJASON ALDEN / POOLEFE

El «premier» británico, Boris Johnson, sufrió ayer su primera rebelión interna desde su gran triunfo en las elecciones generales del pasado mes de diciembre. Un grupo de 36 «tories» liderados por Iain Duncan Smith, el que en su día fue líder del Partido Conservador, apoyó una enmienda al proyecto de Ley de Telecomunicaciones para que Huawei sea expulsado por completo de la infraestructura de telecomunicaciones móviles de Reino Unido para el año 2023.

A principios de este año, el Gobierno abrió finalmente las puertas al gigante chino para que participe en el desarrollo de la red 5G. Al considerarle como «de alto riesgo», se le excluyó de todos los elementos críticos del sistema y se limitó a un máximo del 35% su presencia en el resto de funciones de la infraestructura. En cualquier caso, la medida creó bastante polémica tanto dentro del Partido Conservador como al otro lado del Atlántico, ya la Casa Blanca había pedido un bloqueo total al gigante chino.

Con una holgada mayoría de 80 diputados en la Cámara de los Comunes, el «premier» no tendrá ninguna dificultad para aprobar la normativa. En cualquier caso, la rebelión no favorece la imagen de Johnson, especialmente ahora que el Ejecutivo está en el punto de mira por la crisis del coronavirus y la investigación que han tenido que abrir sobre las acusaciones de «bullying» contra la ministra del Interior, Priti Patel.

En un intento por mitigar la revuelta, el líder «tory» se reunió el lunes con algunos de los cabecillas, entre ellos los ex ministros del Gabinete David Davis y Damian Green, y funcionarios del centro de escuchas GCHQ, perteneciente a los servicios secretos de Reino Unido. Sin embargo, el gesto no dio resultado.

El diputado Bob Seely, uno de los rebeldes, señaló que era importante que se comenzara a hablar en Westminster sobre el papel de Huawei en la infraestructura de telecomunicaciones móviles del país. «Muchos más están muy preocupados por esta cuestión», recalcó.

Las divisiones internas en el partido nunca son aconsejables. Como tampoco es tener tensiones con Washington, precisamente ahora que Downing Street quiere estrechar más que nunca sus lazos trasatlánticos una vez ha salido ya oficialmente de la UE.

Mientras se negocian las futuras relaciones entre Londres y Bruselas durante el período de transición que finaliza en diciembre, el plan de Johnson es presionar a los Veintisiete negociando paralelamente un pacto comercial con Estados Unidos. Sin embargo, el escenario no es precisamente cordial.

Donald Trump –al que al fin y al cabo solo le importa su lema «America first»– amenaza con imponer aranceles «arbitrarios» a las exportaciones de automóviles de Reino Unido (entre ellos Mini, Bentley o Rolls-Royce) si el Gobierno británico sigue adelante con sus planes de introducir a partir de abril un impuesto del 2% a las grandes compañías tecnológicas (entre ellas, Facebook y Google). Y ahora la decisión de permitir operar a Huawei pone las cosas aún más complicadas.

El Departamento de Justicia estadounidense presentó hace un año cargos contra el gigante chino, al que acusó de espionaje industrial y de conspirar para infringir el régimen de sanciones impuesto por el Gobierno de Estados Unidos a Irán.

Asimismo, el secretario de Estado de EE UU, Mike Pompeo, advirtió entonces de que si algún país contaba con Huawei y ello ponía en riesgo algunos de sus sistemas críticos de información no se compartiría información y no se podría seguir colaborando. En enero, Pompeo había hecho un último llamamiento a Londres advirtiéndole que no era una cuestión que se debía valorar en el plano comercial, sino en el plano de la seguridad nacional.

Reino Unido forma parte de la alianza anglosajona en materia de seguridad conocida como «cinco ojos», junto a EE UU, Canadá, Nueva Zelanda y Australia. De los cinco miembros de la organización, EE UU y sus socios oceánicos han excluido a Huawei de sus respectivas infraestructuras de telecomunicaciones.

Pero el Gobierno de Johnson ha hecho oídos sordos a las presiones de la Casa Blanca al permitir al gigante chino acceso al desarrollo de red 5G. Eso sí, la compañía china será sometida a restricciones. Por una parte, no podrá superar una cuota de mercado del 35%. Por otra, queda excluida de unidades consideradas críticas para la seguridad del país, como pueden ser bases militares o ciertos ministerios y organizaciones públicas.