Alemania
Angela Merkel, la campeona europea contra el coronavirus
La derecha alemana, con la canciller a la cabeza, se dispara en los sondeos por la eficiente gestión de la crisis sanitaria. Con 128.474 infectados confirmados registra solo 3.218 muertes
Todo apuntaba a una despedida gradual de la escena política. Desde que Angela Merkel anunció en octubre de 2018 que no se presentaría a la presidencia de su partido y, por tanto, rechazó optar a la Cancillería, su presencia se tornó cada vez más invisible.
Ni siquiera la disputa desatada por el liderazgo de la Unión Cristianodemócrata (CDU) o la crisis política de Turingia, menguó su postura. No dijo nada o habló muy tarde. Tampoco concedió apenas entrevistas en los últimos meses y algunos la acusaron de faltar al liderazgo o de perder la oportunidad para moldear su puesto a quien recogiera su testigo. La oposición aguardaba el final de su era.
Pero llegó el coronavirus y a pesar de que la pandemia está erosionando las aparentes certezas a escala mundial, la política se posicionó en el centro de atención y en el caso alemán, con una Merkel que no dudó en recuperar el mando para abandonar, sin ningún titubeo, su retiro gradual. Angela Merkel volvió a ser la canciller.
No obstante, su regresó a la primera línea fue inconfundible. Esperó hasta el 11 de marzo para comparecer ante los medios y referirse por primera vez a la pandemia, cuando en Alemania había poco menos de 2.000 infectados aunque ya muchos advertían de la dimensión de la enfermedad.
Entonces muchos pensaron que, siguiendo la lógica de esa despedida, la canciller iba a delegar en Jens Spahn, su ministro de sanidad, la batuta que comandase la gestión federal de la crisis. Pero no fue así. Por primera vez en la historia reciente de la República alemana y en los 14 años de su mandato, la canciller se dirigió a todo el país a través de un mensaje televisado en el que, para sorpresa de muchos, no obvió la dureza del virus aunque se apoyó en una respuesta y confianza que hasta hoy ha llevado a Alemania a posicionarme en lo más alto del ranking mundial en la lucha contra el Covid.
Ni la crisis del euro, ni la guerra dentro o fuera de Europa, ni siquiera la crisis de los refugiados llevó a la canciller a posicionarse de tal forma.
“Esto va en serio”, advirtió la que por aquel entonces era la líder del país pero que, tras esas palabras, pasó a ser la cabecilla en la lucha contra la pandemia. Prometió integridad y transparencia; pero sobre todo empatía a sus compatriotas.
Relegó sus habilidades políticas a un segundo plano a favor de la ciencia pero sobre todo, y a diferencia de otros líderes políticos, lanzó la clave para frenar este desafío: el comportamiento de todos.
Cuando el presidente francés, Emmanuel Macron, habló de una “guerra” contra el virus puso en manos del Estado la responsabilidad para resolver el problema. Merkel hizo lo contrario y el pueblo alemán lo entendió.
Como prueba, que en los últimos días la canciller ha recuperado el lugar más alto del podio que mide la popularidad entre los políticos alemanes. Una posición que pocas veces abandonó pero que ahora ha recuperado con una fortaleza que no se veía desde hace meses y que ha suscitado que, una vez más, se sumen las voces que, ante la falta de liderazgo en la CDU, insten a Merkel a presentarse otra vez como candidata a canciller. La quinta consecutiva.
A la actitud de Merkel hay que sumar que Alemania está manejando la pandemia como pocos. Con la llegada del virus, el país ha constatado que tienen uno de los mejores sistemas de salud del mundo y que, a pesar de que el número de infectados sigue subiendo, se mantiene bajo el número de fallecidos.
Además, el resto de Europa es consciente de que Alemania -como fuerza impulsora-, desempeñará un papel crucial en la reconstrucción del continente. En las encuestas, la crisis del coronavirus ha aupado al grupo conservador de la canciller alrededor de un 10% en tan solo tres semanas y, tras años de caídas, nuevamente están significativamente por encima de sus resultados en las elecciones al Bundestag de 2017. El SPD, su socio de coalición, también está al alza. A la contra, el partido de Los Verdes y los populistas de Alternativa para Alemania (AfD) están experimentando pérdidas significativas lo cual, lejos de suscitar críticas a la gestión del ejecutivo, está siendo correspondido con elogios ante la gestión de la crisis. Una vez más, el ejecutivo de Merkel lidera.
La población también cierra filas con el Gobierno. Según una encuesta de la televisión pública ARD, el 75% de los alemanes está satisfecho con la gestión de crisis del Ejecutivo. Políticos como Spahn; el ministro de Finanzas, Olaf Scholz o el jefe de Gobierno de Baviera, Markus Söder están ganando una inmensa popularidad, lo que asimismo indica que las diferencias entre los partidos políticos están perdiendo peso.
No obstante, nadie sabe cuánto durará la crisis y cómo enfrentará el Gobierno alemán los próximos meses. Lo que está claro es que el sucesor de Merkel, que aspirará también al máximo cargo en la elección del próximo año, probablemente no será seleccionado antes de diciembre. Así lo anunció ayer Annegret Kramp-Karrenbauer, que sucedió a la canciller como líder de la CDU. El congreso que esta previsto celebrarse en abril para que unos 1.000 delegados eligiesen al nuevo líder fue cancelado debido a la pandemia hasta finales de año.
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