Estados Unidos

Trump asesta un duro golpe a las grandes universidades de EE UU

Anuncia que retirará los visados a los estudiantes extranjeros que sigan cursos "online". Harvard ha anunciado que el año académico 2020/2021 será digital

Graduación de los estudiantes de Derecho de la Universidad de Harvard
Graduación de los estudiantes de Derecho de la Universidad de HarvardBRIAN SNYDERREUTERS

Primero fue la ampliación del final visados de trabajo hasta final de año, paralizados por orden presidencial con la excusa de proteger los puestos el empleo de calidad en EE UU. Ahora llega el anuncio de que tendrán que abandonar el país los estudiantes extranjeros que tengan previsto recibir sus clases online.

De hecho, no se otorgarán nuevos visados para cursos «en línea» y, respecto a quienes están ya actualmente en Estados Unidos, tendrán que «abandonar el país o tomar otras medidas, como inscribirse en una escuela que dé clases presenciales. De lo contrario», reza el comunicado, «pueden enfrentar consecuencias de inmigración que incluyen, entre otras cosas, el inicio de los procedimientos de expulsión».

La clave de la medida estriba en que, forzadas por la epidemia, buena parte de las universidades de EE UU, planean un inicio de curso en el que gran parte de sus cursos se desarrollarán a través de internet. Con lo que cientos de miles de estudiantes extranjeros podrían verse afectados. Harvard, por ejemplo, ya ha anunciado que el curso 2020/2021 será digital.

Una cosa es que la Casa Blanca permita quedarse a los estudiantes que logren encontrar un campus donde el grueso de los cursos del este otoño sean presenciales y otra, muy distinta, que existan esos cursos o que sea posible acomodar a la inmensa mayoría de los estudiantes en los pocas facultades que no opten por las clases en internet.

Demasiadas incertidumbres, demasiados cambios, en un escenario tan cambiante como el de la epidemia, que impide operar con certezas y depende de muchos factores, como para que un estudiante arriesgue decenas de miles de dólares y un año de curso.

Obviamente, la medida provocará también graves daños económicos en unas universidades ya bastante golpeadas durante estos meses. La NCB habla de unas pérdidas para los “colleges” cifradas en más de 41.000 millones de dólares. Harvard, por ejemplo, no podría admitir a ninguno de sus estudiantes extranjeros. Entrevistado por “Forbes” el abogado Dan Berger explicó que el mayor problema tiene que ver con el hecho de que la Administración exija un modelo educativo fijo, consolidado a estas alturas de año, cuando en realidad «el virus es un objetivo móvil» y «dependiendo de cómo progrese las escuelas con modelos híbridos pueden conectarse en línea este otoño. El mensaje del gobierno impide una flexibilidad muy necesaria, basada en cuestiones de salud pública».

Esta nueva medida se añade a las restricciones aprobadas en los últimos dos meses, y que, entre otras cosas, incluyen los visados de trabajo H-1B, diseñados para cubrir empleos en sectores como el tecnológico, y los visados H-2B, relativos a distintos tipos de trabajadores temporales. También han sido congelados los visados de intercambio cultural, J-1, que se conceden a los cónyuges de trabajadores, y los visados L.

La Casa Blanca, que celebra estos días la mejora de los indicadores económicos y la reducción del paro, argumenta por otro lado que necesita imponer las restricciones a fin de garantizar más de medio millón de empleos para los estadounidenses. Algo bastante discutible, dado que hace años que empresas tan influyentes como las grandes tecnológicas avisan de que, sencillamente, no encuentra en EE UU toda la mano de obra cualificada que necesita.

Google, Apple y otros aspiran que EE UU amplíe sus programas de visados y facilite la llegada trabajadores extranjeros altamente cualificados.

En cuanto a las universidades cabe la hipótesis de que urgidas por la necesidad de recaudar el dinero que reciben de los estudiantes de fuera, diseñen unos cursos presenciales que primen la salvaguarda de sus presupuestos ante que las políticas de salud pública.