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El Senado de EE UU presiona a los gigantes tecnológicos

Los directivos de Google, Facebook, Apple y Amazon defienden ante la Cámara Alta su modelo de negocio, cuestionado por los legisladores por su creciente poder económico y político

Amazon CEO Jeff Bezos, Apple CEO Tim Cook, Google CEO Sundar Pichai and Facebook CEO Mark Zuckerberg
Los directivos Jeff Bezos, Tim Cook, Sundar Pichai y Mark Zuckerberg comparecieron en el Senado de EE UU por videoconferenciaPablo Martinez Monsivais Evan VuAgencia AP

Los cuatro gigantes de internet estaban convocados para hablar ante el Congreso. Tim Cook, consejero delegado de Apple; Jeff Bezos, de Amazon; Mark Zuckerberg, de Facebook, y Sundar Pichai, de Google, hablaron por teleconferencia frente a los senadores estadounidenses.

En la agenda, la posibilidad de aprobar una legislación antitrust. En realidad, más que un despiece clásico, el legislativo puede proponer medidas tendentes a restringir el poder estas empresas, garantizar la libre competencia y promover un ecosistema económico más plural. Pero la decisión final recaería en los organismos reguladores, y la batalla legal será en cualquier caso larga y costosa.

Los republicanos, con el presidente, Donald Trump, a la cabeza, acusan a las tecnológicas de disfrutar de una suerte de colosal monopolio. El presiente tuiteó ayer: «Si el Congreso no hace justicia con las grandes tecnológicas, algo que deberían haber hecho hace años, lo haré yo mismo con órdenes ejecutivas. En Washington, durante años ha habido muchas palabras y ninguna acción. La gente de nuestro país está cansada»

También desde la bancada demócrata se recuerda que el sector de las telecomunicaciones, la venta por internet y las redes sociales son demasiado importantes, tanto económicamente como en términos de seguridad nacional, para permitir que estén en manos de un puñado de empresas.

De hecho resulta recurrente el mantra, lanzado desde la izquierda, respecto al control social y financiero, incluso político y social, que ejercen Google y compañía. Son bien conocidas sus pendencias con los medios de comunicación tradicionales. O sus problemas y diferencias con la Unión Europea.

Pero si antes eran los rivales de Trump los que señalaban el problema de las «fake news «y el papel que Facebook habría desempeñado mientras el Kremlin trataba de influir en los resultados electorales de 2016, ahora son sus oponentes republicanos, y entre ellos algunos de los mejores aliados de Trump, los que claman por la ruptura, despiece y control de los titanes. Así, David Cicilline, presidente del Comité Judicial al cargo, opina que las grandes plataformas incluso estarían aprovechando la crisis provocada por la pandemia para ser incluso más dominantes.

El caso más evidente es el de Amazon, que en ciudades como Nueva York ha contratado a miles de nuevos empleados a fin de despachar el inmenso volumen de pedidos recibidos desde que la epidemia del Covid-19 hizo recomendable que la gente compre desde casa. Cicilline habla de emperadores, opina que «cada plataforma es un cuello de botella para un canal clave de distribución», que sigue afianzando su poder y que, dado que están solas, que no hay competencia.

«Pueden cobrar tarifas exorbitantes, imponer contratos opresivos y extraer datos valiosos de las personas y empresas que confían en ellos». No sólo eso: también desalientan el «espíritu empresarial», «destruyen empleos», provocan un aumento de los costos y «degradan la calidad». Lo que ya no explicó es si se refería a la calidad de qué, si la democracia en general, si la economía o qué.

Desde luego los republicanos exigen mano dura. Todavía más importante, están convencidos de que favorecen a los demócratas. Amazon es propiedad del mismo hombre que posee el «Washington Post». No sólo eso: el cruce de ataques entre la Casa Blanca y el gran periódico de Washington ha sido feroz, y el propio Bezos acusó a gente cercana al presidente de estar detrás de la operación de espionaje y derribo que acabó con su matrimonio y le supuso el divorcio más costoso de todos los tiempos. Y los enfrentamientos no quedan ahí.

Fábricas de «fake news»

Google, a través de Pichai nunca ha dudado en criticar al gobierno por su política migratoria. Igual que el propio Cook, siempre beligerante a la hora de reclamar al Gobierno federal que flexibilice las condiciones para captar talento del extranjero. En Washington todavía recuerdan la última vez que el fundador y dueño de Facebook declaró ante sus señorías. Fue con ocasión del lanzamiento de la criptomonedas, aunque todo viró a un violento debate sobre Cambridge Analytica, la relación de Facebook con las «fake news», su disposición para atajarlas y el problema de que el elefantiásico tamaño de la empresa hace casi imposible que el contenido que cuelgan sus cientos de millones de usuarios pueda patrullarse con detalle.

Zuckerberg se las tuvo con la congresista Alexandria Ocasio-Cortez, convencida de que Facebook no reconocía el «potencial problema derivado de una falta total de verificación de los hechos en anuncios políticos». En esta ocasión Zuckerberg ha contraatacado explicando que su empresa compite con otras igualmente poderosas y que la pelea por la publicidad es absolutamente feroz.

Bezos, por su lado, consideró no sólo justificado sino crucial que Amazon (la primera compañía del mundo) y el resto sean sometidos a todo el escrutinio que se considere necesario. Asunto distinto sería reducirlas a pedazos. Algo no sólo improbable sino en opinión de los gurús tecnológicos, problemático a escala global, por cuanto pondría a las empresas estadounidenses en una situación de mayor debilidad frente a sus competidores internacionales.