"Fraude"

Trump se queda solo en su negativa a reconocer la victoria de Biden

El fiscal general abandona la Casa Blanca por sus diferencias con la teoría de la conspiración el 3-N, mientras el líder de los republicanos en el Senado, Mitch McConnell, reconoce el triunfo demócrata

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A Donald Trump se le acaban las balas de plata. Después del mazazo del Colegio Electoral, que certificó la victoria de Joe Biden, añadió dos ráfagas de fuego amigo. La primera, altamente simbólica, la salida del departamento de Justicia del fiscal general, William Barr. La salida de Barr, que llevó con puño de hierro y guante de seda asuntos tan explosivos como la investigación y conclusiones del fiscal especial, Robert S. Mueller, parecía cantada desde que el propio Trump le afeó su teórica deslealtad. La única duda a estas alturas era si el fiscal presentaría su dimisión antes de que Trump lo cesara o viceversa.

Todo esto finalmente dió un poco igual y Barr abandonó la Casa Blanca en un momento con aroma a fin de obra. Su partida coincidió con el discurso de la noche del lunes que ofreció Joe Biden. Durante 15 contundentes minutos el demócrata habló después de que el Colegio Electoral reconociera oficialmente su victoria. 306 votos electorales por los 232 de Donald Trump. A favor de Biden, siguiendo el mandato de las urnas, fueron los votos de los compromisarios de Arizona, Pensilvania, Michigan y Wisconsin.

Biden habló de la limpieza del proceso, recordó que los «miembros del Colegio Electoral representan al ganador certificado y emitieron sus votos para Presidente y Vicepresidente de los Estados Unidos en un acto tan antiguo como nuestra propia nación» y subrayó que «el estado de Derecho, nuestra Constitución y la voluntad del pueblo han prevalecido». Habló también de una democracia puesta en juego y amenazada, de un país que votó en números nunca vistos a pesar de una crisis sanitaria sin precedentes, 155 millones de votantes, y «vimos algo que muy pocos predijeron o incluso creyeron posible: la mayor participación de votantes en la historia de los Estados Unidos de América».

Después de una de «las demostraciones más asombrosas del deber cívico que jamás hayamos visto en nuestro país», dijo, tocaba celebrar la responsabilidad y el compromiso y recordó que 81 millones de votos fueron para él y su candidata a la vicepresidenta, Kamala Harris. «Más votos que cualquier candidatura ha recibido en la historia de América» y con un margen de 7 millones sobre su rival. Añadió que 306 votos electorales son «los mismos que que recibieron Donald Trump y Mike Pence en 2016». A continuación recordó que «lo que late en el corazón del pueblo estadounidense es esto: democracia». «El derecho a ser escuchados», dijo, «Para que sus votos» y «gobernarnos a nosotros mismos». «En Estados Unidos», zanjó, «los políticos no toman el poder, la gente les otorga el poder».

Después del discurso de Biden llegó el comunicado de uno de los pesos pesados indiscutibles en el partido republicano, el senador Mitch McConnell. Reconoció que Biden será el próximo presidente de los EE.UU. Sí, antes de eso el jefe de la mayoría republicana en el Senado, arquitecto de los nombramientos de jueces federales y del Supremo, alabó un mandato presidencial, el de Trump, lleno de grandes logros.

Lo ha celebrado porque entiende que ha sorprendido a los escépticos, confundido a sus críticos y logrado importantes victorias políticas, Entre otros méritos le atribuyó su parte alícuota por haber impulsar el desarrollo de las vacunas contra el coronavirus, y «ahora los estadounidenses en la primera línea del frente están recibiendo vacunas mientras hablamos». El veterano senador aplaudió la «prosperidad económica», «la política exterior» y la «protección de las familias estadounidenses» logradas bajo su égida, la reforma tributaria, la derogación de la «peor parte del Obamacare», la firma de acuerdos comerciales con México y Canadá y los tratados fiscales bilaterales con otros socios.

Pero llegó el momento de la adversativa que todo lo cambia. Después de la lista de agradecimientos, gestas, logros, alabanzas y méritos McConnell recordó que el 3 de noviembre hubo unas elecciones a la presidencia de los EE.UU, subrayó que los «procesos legales y constitucionales han continuado desarrollándose», comentó que el lunes se reunieron los electores en los 50 estados y, finalmente, añadió que «a partir de esta mañana, nuestro país tiene oficialmente un presidente electo y un vicepresidente electo». «El Colegio Electoral ha hablado», dijo, y «por eso hoy quiero felicitar al presidente electo Joe Biden.

El presidente electo no es ajeno al Senado. Se ha dedicado al servicio público durante muchos años. También felicitó al vicepresidente electo, nuestro colega de California, el senador Harris. Más allá de nuestras diferencias, todos los estadounidenses pueden enorgullecerse de que nuestra nación tenga una vicepresidenta electa por primera vez». Sus palabras fueron inmediatamente saludadas por el líder de la minoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer. «Por el bien del país», subrayó, «el presidente Trump debería seguir el ejemplo del líder McConnell de que es hora de terminar su mandato con un mínimo de gracia y dignidad, cualidades que sus predecesores se esforzaron mucho en mostrar durante nuestra gran tradición de una transferencia pacífica de poder».

«Respetar la voluntad del pueblo», había dicho Biden, «está en el corazón de nuestra democracia, incluso cuando esos resultados son difíciles de aceptar. Pero esa es la obligación de aquellos que han asumido el deber de defender nuestra Constitución». Trump ha respondido redoblando las acusaciones de fraude y retuiteando un mensaje de Lin Wood con las fotografías del gobernador de Georgia, Brian Kemp, y el secretario de estado de Georgia, Brad Raffensperger, embozados con la bandera comunista y prometiendo que acabarán en la cárcel.