Reino Unido

¿Qué pasa si hay un Brexit económico caótico?

Sin acuerdo comercial entre Reino Unido y la UE, la libra esterlina se desplomará frente al euro y el dólar y la cesta de la compra británica será un 5% más cara

Camiones de mercancía en el puerto británico de Dover
Camiones de mercancía en el puerto británico de DoverANDY RAINEFE

Westminster ha comenzado ya las vacaciones de Navidad. Sus señorías se fueron a casa el jueves por la noche y, según el calendario oficial, no regresan hasta el 5 de enero. Pero ninguno de ellos tiene planes especiales. Y ya no solo por la pandemia. En cualquier momento, podrían ser llamados de nuevo en sesión extraordinaria para ratificar el esperado acuerdo económico entre Londres y Bruselas.

Sin pacto, las relaciones entre ambas partes se regirán únicamente bajo las pautas de la Organización Mundial del Comercio (OMC),lo que supone cuotas y aranceles. Un Brexit económico duro sería catastrófico para un país que ya está en recesión y este año se encamina a acumular el déficit histórico del 19% del Producto Interior Bruto (PIB), el mayor endeudamiento en tiempos de paz.

La ruptura de las negociaciones sin pacto comercial podría provocar un desplome inmediato de la libra esterlina, incluso antes del 31 de diciembre, cuando termina el período de transición. Algunos expertos calculan que la divisa británica puede perder hasta una quinta parte de su valor respecto al euro y el dólar estadounidense.

Claro que el Brexit siempre fue un asunto puramente político. Y aunque cueste creer que Downing Street pueda dar portazo a un mercado único al que destina el 47% de sus exportaciones, lo cierto es que a día de hoy, el fantasma de un no acuerdo comercial es una posibilidad que está encima de la mesa.

En los últimos días, los mensajes han sido un tanto contradictorios. La presidenta de la Comisión Europea, la alemana Ursula von der Leyen, aseguraba el pasado miércoles ante el Parlamento Europeo que había un «camino hacia un pacto». «Puede ser muy estrecho, pero está ahí», matizaba Von der Leyen.

Sin embargo, el jueves, mantenía una conversación telefónica con el «premier» británico, Boris Johnson. Y un portavoz del Número 10 recalcaba luego que «a menos que la posición de la UE cambie sustancialmente», no se alcanzaría un convenio. El que a efectos prácticos es viceprimer ministro del país, Michael Gove, iba un paso más asegurando que las posibilidades de fumata blanca son «inferiores al 50%».

Los eurodiputados habrían dado de plazo límite hasta este domingo a media noche. De otra manera, se antoja muy complejo poder ratificar luego el eventual texto de más de 600 páginas (que hay que traducir luego a varios idiomas). Pero, a estas alturas, nadie se cree ya las fechas límites que tantas veces se han incumplido. De momento, hay planteada una cumbre europea extraordinaria «on line» para el 28 de diciembre. Desde el principio, la gobernanza, la igualdad de condiciones y la pesca han sido los principales escollos.Y estas últimas dos cuestiones siguen a día de hoy atragantadas.

Nada impide a ambas partes seguir negociando en un futuro. Pero Johnson es tajante: «Si no conseguimos un trato ahora, no iremos en enero para reiniciar las conversaciones». «Eso no va a suceder», avisa el líder «tory».

Para determinados sectores, el nuevo escenario de cuotas y aranceles a partir del 1 de enero supondría un cambio radical, entre ellos, para el agroalimentario, pesquero o automovilístico. Por el puerto inglés de Dover –que supone la principal conexión con el Canal de la Mancha– pasan diariamente más de un millón de piezas del sector del automóvil que tendrían que detenerse en la frontera para verificar su origen. En caso de no mediar un pacto, podrían darse colas kilométricas de 7.000 camiones colapsados durante días.

Doug Bannister, director ejecutivo del Puerto de Dover, pidió apoyo financiero urgente del Gobierno de Johnson. Pero las autoridades rechazaron una solicitud de 33 millones de libras para los controles de pasaportes franceses, asignando al puerto tan solo 33.000 libras en su lugar. «Estamos tratando de atravesar el período de mayor incertidumbre que ha visto esta instalación en toda su historia», matizó.

Los previsibles problemas en las adunas hacen temer también escasez de algunos productos en las estanterías de los supermercados, especialmente de alimentos perecederos. Por no hablar del incremento de los precios. La cadena de supermercados Tesco, una de las principales de Reino Unido, estima que el coste del carro de la compra aumentaría en torno a un 5%, si bien el Gobierno deja el cálculo en entre un 2% y un 3%. El Consorcio de Comercios Minoristas británico (BRC, en inglés) ha advertido de que el 85% de los alimentos importados desde la UE estaría sujeto a aranceles de más del 5%, incluidas tarifas del 48% sobre la carne picada, el 16% sobre los pepinos y un 10% para las lechugas.

El colapso en la frontera también afectaría al suministro de vacunas en plena pandemia de coronavirus. De momento, el Reino Unido tiene solo las primeras 800.000 dosis de la vacuna de Pfizer, que ya está administrando a sus ciudadanos de las 40 millones que solicitó.

Respecto a la pesca, a la Royal Navy se le han asignado nuevos poderes para arrestar a los pescadores que ingresaran ilegalmente a las aguas de Reino Unido. La Armada está lista para desplegar cuatro patrulleras para detener e incautar buques pesqueros franceses, lo que incrementaría sobremanera la tensión diplomática con París, con quien Londres tiene que colaborar para hacer frente ahora a la inmigración ilegal de pateras del Canal de la Mancha. Sin pacto comercial, la Unión Europea renunciaría, por cierto, al acceso libre sin cuotas ni aranceles de todas las industrias conserveras al importante mercado británico.

Si se produce un Brexit sin acuerdo comercial, ninguna legislación regulará tampoco la transferencia de datos, lo que dificultará el funcionamiento de numerosos servicios digitales que dependen del envío de todo tipo de información entre países. Y hay que tener en cuenta que el sector servicios representa ahora el 80% del PIB británico. Sin un acuerdo específico en materia de aviación, un Brexit económico duro dejaría en tierra los vuelos entre Reino Unido y la UE y ambas partes dejarían además de tener acceso mutuo a sus bases de datos de seguridad, lo que entorpecerá las detenciones y extradiciones de criminales, entre otros problemas. Quedan ya menos de dos semanas para evitar el precipicio. Otra vez.