América Latina

La ley del aborto en Argentina no es una sorpresa

La aprobación de la norma no responde a un problema de izquierdas o de derechas, sino más bien a algo que enfrentaba a la sociedad civil

Una mujer participa en una movilización a favor de la legalización del aborto en Argentina
Una mujer participa en una movilización a favor de la legalización del aborto en ArgentinaMatias ChiofaloEuropa Press

Lo ocurrido en Argentina con respecto a la legalización del aborto no resulta casual ni sorpresivo. Este tema lleva años dilatándose e incluso ha traspasado los límites partidistas e ideológicos dentro de la coyuntura política. El mismo Mauricio Macri, expresidente argentino y acérrimo opositor al actual régimen kirchnerista, fue bastante pragmático con respecto al tema. Por tanto, su aprobación ya no responde tanto -desde hace tiempo- a un problema de izquierdas o de derechas, sino más bien a algo que enfrentaba a la sociedad civil y que traspasaba, como afirmamos anteriormente, la coyuntura política.

Defender la vida ha supuesto para varias organizaciones no políticas un tema de agenda trascendental. Desde la Iglesia católica y evangélica, hasta médicos expertos en el asunto y organizaciones no gubernamentales se han propuesta por años dejar claro que la vida comienza en la concepción y no en el segundo, tercer o cuarto mes de la criatura. Dos años atrás la batalla se ganó y lograron frenar la pretendida legalización dentro del poder legislativo. Días atrás y gracias al empuje del ejecutivo que preside Alberto Fernández, la ley terminó por aprobarse.

El mismo Papa Francisco, supuesto amigo de este presidente y de la vicepresidenta, ha trabajado por frenar lo que parecía inevitable. Luego de la aprobación, el Sumo Pontífice afirmó: «Hemos sido pensados antes de que aprendiéramos a pensar; hemos sido amados antes de que aprendiéramos a amar». Esto en lo que podría ser una alusión evidente a lo que pasaba en su propio país. De esta manera, y con una agenda dirigida a construir puentes con aquellos que no piensan como él, el Papa podría estar evitando confrontar al gobierno de su país y estaría evitando suspender los canales de comunicación que, en teoría, hoy siguen vigentes.

Para el presidente argentino, lo ocurrido resulta una clara victoria electoral de un asunto que además había prometido en campaña. Con la legalización del aborto, el kirchnerista probablemente se mantendrá a flote dentro del apoyo de la opinión pública, considerando una gestión del Covid bastante limitada y con unas medidas muy duras. El aborto resulta para él una partida ganada y con un valor importante de cara a consolidar algunos cuadros internos y líderes de opinión influyentes en el país. Fernández ha ganado esta batalla.

El arzobispo argentino Marcelo Sánchez Sorondo, “canciller” de la Pontifica Academia de Ciencias y de Ciencias Sociales del Vaticano, afirmó: «Es muy triste que con un Papa argentino y cuando en el gobierno hay un partido cuyos fundadores y presidentes han sido contra el aborto, hayan aprobado una ley anticonstitucional, antihumana y anticristiana, dejándose colonizar ideológicamente por el pensamiento dominante».

Con estas palabras, las grietas entre la Iglesia argentina y el actual gobierno parecen abrirse aún más. En un país donde la dicotomía y la polarización son fenómenos cotidianos, el aborto seguirá profundizando las divisiones de un país sumergido en un letargo económico y en un atraso social preocupante.