La diplomacia de las vacunas

La rusa Sputnik V conquista Venezuela

Rusia despliega su vacuna y aumenta su influencia entre sus aliados latinoamericanos. Maduro paga los 12 dólares por dosis con barriles de petróleo a pesar de las sanciones de Estados Unidos

Un sanitario venezolano recibe la vacuna contra la covid-19 este 22 de febrero en Caracas
Un sanitario venezolano recibe la vacuna contra la covid-19 este 22 de febrero en CaracasLEONARDO FERNANDEZ VILORIAREUTERS

Rusia vuelve a estar en titulares de todo el mundo. La distribución a varios países de su vacuna Sputnik V la ha puesto en el centro del debate global, no solo por la eficacia superior a 91% de su fármaco sino por la velocidad con que consiguió los resultados, el cambio de percepción logrado en mercados internacionales y la rapidez con la que ya se cerraron convenios con al menos 27 naciones, varias de las cuales ya la están aplicando.

La vacuna desarrollada por el estatal Instituto Gamaleya fue bautizada con un nombre retador, el que recuerda una de las grandes victorias de la Unión Soviética en la Guerra Fría. Y Vladimir Putin es un enamorado de la propaganda, del photo-op que dirían los americanos.

Venezuela está inmersa allí, pues se considera uno de los lugares de mayor influencia del Kremlin en occidente. No es casual que el país comenzó su vacunación, en un proceso lleno de lagunas de información y sin certezas, con la Sputnik V.

Llegan 100.000 dosis

A pesar de que el discurso oficial afirma que se contará con 10 millones de vacunas rusas, solamente se disponen -por ahora- de 100.000 dosis, que comenzaron a aplicarse el 18 de febrero. Había pasado una semana desde que Arreaza sostuvo un encuentro con el embajador de Moscú en Caracas, Sergey Melik-Bagdasarov, para cerrar la entrega del primer lote.

La cantidad del fármaco llegado a Venezuela equivale a un 15% de las que ya Argentina ha aplicado en su territorio, donde ya cuenta con al menos 2,5 millones de dosis importadas de Sputnik V. Fuentes conocedoras del asunto confirman a LA RAZÓN que cada vacuna recibida en Venezuela ha sido pagada: “12 dólares cuesta cada una”. El volúmen del que ya se dispone en el país equivale por tanto a 1,2 millones de dólares.

El informante niega a este periódico saber de dónde sale el dinero para cancelar la factura, siendo que el propio Maduro ha reitrado que su régimen perdió más del 90% de ingresos “por culpa de las sanciones imperiales”. Cree, no obstante, que pudiera haberse intercambiado por el equivalente en petróleo.

“Los rusos no regalan nada”

Rusia es, de hecho, uno de los destinos para el crudo venezolano gracias a que allí se ubican buenas parte de los “compradores fantasmas” que han servido para mantener y hasta aumentar las ventas petroleras en medio de las sanciones impuestas por la Casa Blanca que lo dificultan. La agencia Reuters develó en noviembre que una treintena de buques contratados por un grupo de empresas hasta ahora desconocidas que surgieron en 2020 como compradores clave de recurso venezolano, la mayoría con base en Rusia. Y la producción nacional del recurso ha comenzado a subir.

“Los rusos no regalan nada”, dice Emilio Figueredo, exembajador de Venezuela ante las Naciones Unidas. A su juicio, el despligue de vacunas de Moscú tiene un interés, principalmente, financiero. “La situación económica de Rusia es muy comprometida, pues tiene ya varios años con decrecimiento de su Producto Interior Bruto del PIB y le pesan mucho las sanciones EE UU y la UE por sus incursiones en Ucrania”, dice.

De allí que haya ordenado a sus instituciones apurar los contratos para venta y cobro de la Sputnik V. Funcionarios argentinos han admitido que las negociaciones con Gamaleya fueron rápidas porque fue entre gobiernos y los papeleos se apuraron tanto como se podía. De hecho, el Gobierno de Alberto Fernández ha sido clave en preparar toda la documentación para presentar a los entes reguladores los expedientes que abrieron las puertas a la importacion en México, Bolivia, Uruguay y Perú.

Sin controles en Venezuela

En Caracas nada de eso hizo falta. Después de todo, es un país sin contralorías, ni independencia burocrática o institucional. “Venezuela es para Ruuyyoossia una base en su proceso de negociacion sobre intereses mayores. Lo que Moscú quiere es que le quiten las sanciones por lo de Ucrania. Entonces usa a Venezuela para sumar peso en esas negociaciones entre potencias, para fastidiarle el patio a Estados Unidos pero dejando entever que está dispuesta a entenderse si las condiciones le interesan”, recalca Figueredo. El diplomático cree que Maduro y los suyos se equivocan al leer tales convenios con una lente como de la Guerra Fría.

China pierde interés

En cualquier caso, la Sputnik no será suficiente. Las 10 millones, en caso de que se concreten, alcanzarían para menos del 30% de la población.

A Venezuela pudieran llegar en mayo vacunas procuradas a través del mecanismo Covax de la Organización Panamericana de la Salud, luego de que el régimen de Maduro y el gobierno interino de Juan Guaidó acordaran el pago correspondiente para ello, y las condiciones para su distribución no partidista, para una inmunización que pudiera extenderse hasta durante tres años.

Mientras tanto, Venezuela se seguirá retratando con Rusia tanto como pueda, especialmente porque China ya poco da por la revolución bolivariana. No solo no le presta dinero desde hace casi cuato años, sino que tampoco ha confirmado conversaciones para enviar dosis de las Sinopharm o Sinovac.