Ucrania

Wagner, el ejército de mercenarios rusos que hace el trabajo sucio a Putin

Este grupo vinculado al Kremlin está detrás de la estrategia de desestabilización de Ucrania, pero también brinda protección a Nicolás Maduro

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Mercenarios a sueldo del Kremlin. Así definen varios expertos al grupo privado de defensa Wagner, un ejército “fuera de la ley” vinculado al régimen de Vladimir Putin, que lleva actuando en varios países desde el año 2014. Está conformado por miles de combatientes, muchos de ellos ex soldados rusos, que entrenan, luchan y mueren en otros continentes en guerras en las que Rusia no tiene oficialmente soldados en misión internacional. De esta manera, Moscú no tiene que enviar soldados regulares ni dar justificaciones por defender sus intereses.

Aunque Moscú nunca ha reconocido su relación con Wagner, este ejército de mercenarios ha sido señalado en varios informes de revistas como Meduza, Fontanka o Nóvaya Gazeta por su cercanía al presidente ruso, quién habría usado en el pasado y actualmente en Ucrania a mercenarios como una herramienta más en su estrategia de “guerra híbrida”. Es un medio con el que “ejecutar sus objetivos políticos y hacer avanzar los intereses de seguridad nacional rusos en todo el mundo”, señalaba en un informe el Centro para los Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS).

¿Quién está detrás del grupo de mercenarios Wagner? En la cúspide se sitúa el empresario Yevgueni Prigójin, un allegado de Putin castigado con las sanciones de Estados Unidos por interferencia electoral y buscado por el FBI por “fraude”, que amasó una fortuna en el sector de la comida rápida en los años noventa en Rusia. Sobre el terreno opera Dmitry Utkin, ucraniano de nacimiento y antiguo miembro de las fuerzas especiales de la Inteligencia rusas (GRU). Una de sus misiones en Ucrania habría sido la de mantener la lealtad hacia Moscú dentro de las filas prorrusas.

Recientemente, el periódico “Le Monde” ha recopilado varios vídeos en los que se destaca la acción de los mercenarios de Wagner en Ucrania, Libia y la República Centroafricana. También actúan en otras zonas de influencia rusa. De hecho, se dieron a conocer en 2014 con el estallido de la crisis ucraniana. Según varias fuentes, Wagner estaría presente en las maniobras actuales rusas en el este de Ucrania, donde se cree que Putin estaría planeando una posible invasión del territorio vecino. En el momento álgido de este conflicto en 2014, se estima que Wagner llegó a desplegar hasta 2.500 combatientes en suelo ucraniano.

El año pasado, las fuerzas de seguridad de Bielorrusia detuvieron a 33 supuestos mercenarios de esta compañía militar privada, que presuntamente tenían la tarea de provocar el caos en el país de cara a las elecciones presidenciales. Al parecer, los servicios secretos fueron informados de la llegada al país de más de 200 mercenarios que tenían la misión de sabotear los comicios. También fueron enviados a la guerra siria cuando Rusia decidió implicarse directamente en el conflicto tras reclamar ayuda Bachar al Asad.

Según el think tank Carnegie Center, el grupo Wagner es el secreto peor guardado de Rusia. En 2017, en Siria, habrían protagonizado un paliza brutal grabada en vídeo y posteriormente difundida en el que se veía a un hombre desarmado, golpeado y torturado hasta la muerte, antes de ser mutilado.

Este suceso atroz fue denunciado por el Centro Sirio para los Medios de Comunicación y la Libertad de Expresión (SCM), la Federación Internacional de Derechos Humanos (FIDH) y el Centro Memorial de Derechos Humanos de Rusia, que afirmaron haber identificado y “aportado pruebas” de que los hombres de Wagner torturaron y decapitaron a este supuesto desertor del ejército sirio en 2017.

En Venezuela

A Venezuela llegaron en 2017 con el objetivo de proteger los intereses de la petrolera rusa Rosneft en Caracas. Desde 2019, Wagner también proporcionó apoyo en materia de seguridad a Nicolás Maduro, el líder chavista que ve su posición amenazada no solo por la oposición sino también por sectores internos del régimen.

A diferencia de otros grupos mercenarios como el estadounidense Blackwater, Wagner es considerado por analistas como un actor paraestatal, a la sombra del Kremlin, cuyo razón no es exclusivamente económica sino geopolítica, ya que actúa donde existen intereses rusos y bajo las directrices de la política exterior de Moscú.

Según el informe del CSIS, basándose en investigaciones periodísticas, el Grupo Wagner forma a sus hombres en dos campamentos junto a una base de los servicios de Inteligencia (GRU) en Molkino, en la región de Krasnodar.

En realidad, el grupo Wagner adapta sus funciones la terreno a y a la naturaleza de cada misión. A veces protege a sus clientes como guardaespaldas, pero en otras ocasiones se dedica a desestabilizar. Entre sus objetivos también está proporcionar entrenamiento y equipar a las fuerzas de seguridad del país anfitrión, lo que incluye capacitación en tareas especializadas de combate, como pueden ser el uso de francotiradores o la defensa antiaérea. Además, trabajan para proteger a las autoridades locales. En la República Centroafricana, donde se instalaron en 2017, ejercieron de guardaespaldas del presidente