Israel

Ra’am, el partido islamista que quiere desalojar a Netanyahu: contra los homosexuales y a favor de inversiones para los árabes

Apoyará desde fuera un posible gobierno del centrista a cambio de fondos para combatir el crimen violento en la comunidad árabe y el reconocimiento de comunidades beduinas

Mansour Abas, líder del partido islamista israelí Ra'am
Mansour Abas, líder del partido islamista israelí Ra'amRONEN ZVULUN

El fantasma de una nueva convocatoria electoral en Israel, las quintas elecciones en menos de dos años, parece alejarse a falta de dos días para que expire el periodo para formar gobierno. La posibilidad de un acuerdo entre el centrista laico Yair Lapid, líder del bloque de partidos anti-Netanyahu, y el ultranacionalista religioso Naftali Benet, que ayer anunció su intención de formar una coalición con él, allana el camino para el inicio de una nueva era sin “Bibi”, el mandatario que más años ha estado en el Ejecutivo desde que se fundó el Estado de Israel.

Al cambio de época está dispuesto a contribuir un pequeño partido islamista llamado Ra’am, que se ofrecería a apoyar al ejecutivo del cambio desde fuera. Ra’am entró en el Parlamento en las elecciones de marzo con 4 escaños dispuesto a “venderlos” al mejor postor. Su líder es Mansour Abas, quien ha dicho en varias ocasiones que daría el apoyo a cualquiera de los dos bloques en liza que ofreciera beneficios para la población árabe israelí, incluido al actual primer ministro Benjamin Netanyahu.

Tras varios acercamientos, Netanyahu renunció a recibir el apoyo de esta formación islamista después de que Partido Sionista Religioso, de extrema derecha, miembro de la coalición del primer ministro, se negara a formar parte de un gabinete respaldado por un partido que “apoya el terrorismo”.

Finalmente, Ra’am accedió a dar su apoyo a un gobierno liderado por Yapid y Benet, que sería el primer ejecutivo israelí que dependería del apoyo de un partido árabe. A cambio, los islamistas conseguirían fondos para combatir el crimen violento en la comunidad árabe y el reconocimiento de tres comunidades beduinas en el sur del país que actualmente se consideran ilegales.

Una encuesta reciente apunta que el 46% de los árabes israelíes creen que es deseable que los partidos árabes estuvieran en cualquier coalición de gobierno, no solo en una de centro izquierda, si con ello consiguen mejoras para la comunidad. Los árabes israelíes, descendientes de los palestinos que se quedaron en sus tierras después de la creación de Israel en 1948, constituyen alrededor del 20% de la población del país, pero su participación en las elecciones es minoritaria.

Ra’am, que surgió de una escisión en el partido Lista Árabe Unida, se ha dejado cortejar desde marzo por unos y por otros. Especialmente por Netanyahu, líder del Likud, ganador en número de votos en los últimos comicios pero sin suficiente apoyo para alcanzar los 61 diputados necesarios para la conformación de Gobierno.

Abas ha puesto sobre la mesa la necesidad de aumentar la inversión en infraestructuras para la población árabe, la puesta en marcha de un plan gubernamental para frenar el crimen organizado y la marcha atrás de la ley estado-nación aprobada por el parlamento israelí en 2018 vista por los árabes como racista.

El partido se sustenta en una ideología islámica muy conservadora en aspectos sociales que le lleva a mostrar una postura contraria a los derechos de los homosexuales, a quienes no poco portavoces del partido se refieren como “pervertidos”. Si bien la mayoría de los árabes israelíes provienen de ciudades y pueblos del norte, la base de Ra’am se encuentra entre las comunidades tradicionales de beduinos en el desierto del sur de Negev.

Abas se distanció de la Lista Árabe Unida al mostrar su disposición a apoyar un Ejecutivo israelí, incluso uno formado por Netanyahu. Los islamistas del Ra’am llegaron a dar su visto bueno a los acuerdos de Abraham para establecer relaciones diplomáticas entre Israel y varios países árabes como Emiratos, Baréin, Sudán y Marruecos. Abas fue más allá al mostrar públicamente la posibilidad de votar a favor de la inmunidad de Netanyahu en uno de sus juicios por corrupción, una posición que ha enfurecido a los árabes contrarios a sus intereses, que recuerdan que Netanyahu ha alimentado el rechazo hacia la población árabe en varias ocasiones, una de ellas en 2015 cuando alertó de que los árabes “se dirigían a las urnas en masa” para amenazar el dominio de la derecha.

Odontólogo de formación, Mansour Abas se afilió en los años noventa al Movimiento Islámico, que acabaría dividiéndose en dos. Por un lado estaba quienes se adherían a los acuerdos de paz de Oslo entre Israel y los palestinos. Enfrente se posicionaron aquellos favorable a los acuerdos, Abas entre ellos.