Persecución

Tres magnates rusos se lanzan contra la autora del libro “La gente de Putin: cómo la KGB recuperó Rusia y luego se apoderó de Occidente”

La periodista Catherine Belton sostiene en su investigación que Putin ordenó a Abramovich que comprara el Chelsea

Medvedev con Putin en una foto de archivo
Medvedev con Putin en una foto de archivolarazon

El libro de Catherine Belton “La gente de Putin: cómo la KGB recuperó Rusia y luego se apoderó de Occidente”, en el que la autora cuentael ascenso del entorno del presidente Vladimir Putin y su afán por acaparar riqueza y poder tras la desintegración de la Unión Soviética, ha llegado a los tribunales con varias demandas. El contenido de la obra ha enfurecido a muchos en Rusia hasta el punto de que su autora, una periodista británica, y su editor, enfrentan acusaciones de difamación en un tribunal de Londres por parte de tres oligarcas rusos, y especialmente del multimillonario propietario del Chelsea Roman Abramovich.

Abramovich dice que la afirmación del libro de que compró el equipo de fútbol Chelsea en 2003 por orden de Putin es “falsa y difamatoria”. Por este motivo, el magnate ruso ha demandado a Belton, ex corresponsal del Financial Times en Moscú, y al editor HarperCollins en el Tribunal Superior.

Belton también ha sido denunciada por difamación por la empresa estatal de energía de Rusia, Rosneft, mientras que el editor enfrenta una demanda por difamación del empresario ruso Mikhail Fridman. A su vez HarperCollins ha sido demandada por el banquero ruso Petr Aven por presuntas violaciones a la protección de datos.

El libro arroja datos nuevos sobre la época de Putin como agente del KGB en Alemania. La historiadora Anne Appelbaum asegura en The Atlantic que este libro se “convertirá en el relato definitivo del ascenso de Putin y elputinismo”. “El líder ruso ha hecho todo lo posible para ocultar su papel real durante los cuatro años y medio que pasó en Dresde. Pero a lo largo de su libro, que seguramente ahora se convertirá en el relato definitivo del ascenso de Putin y el putinismo, agrega suficientes detalles nuevos para establecer más allá de toda duda que el futuro presidente ruso estaba trabajando junto a las personas que establecieron las cuentas bancarias secretas y tenían el encuentros con subversivos y terroristas”.

El libro de Belton explica cómo Putin se ganó la confianza de los oligarcas rusos cuando el país estaba gobernado por el presidente Boris Yeltsin, “en parte prometiéndoles inmunidad judicial después de la renuncia de Yeltsin; pero una vez que tomó el poder, los eliminó del juego, arrestando a algunos a principios de la década de 2000 y echando a otros fuera del país”.

También ofrece contexto sobre los oligarcas rusos y la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca. “La gente de Putin” documenta las actividades de los empresarios rusos que ha sobrevolado el entorno de Trump durante 30 años y rescatando las empresas del magnate norteamericano “comprando apartamentos en sus edificios con dinero en efectivo, ofreciéndole ofertas, y siempre operando en la penumbra, entre los servicios de seguridad rusos y la mafia. Ambas partes utilizan a la otra para su propio beneficio”, explica Appelbaum en su reseña sobre el libro de Catherine Belton.

Las organizaciones que defienden la libertad de expresión en Reino Unido han mostrado su alarma por el caso de este libro, diciendo que es demasiado fácil para las personas ricas utilizar los tribunales británicos para silenciar las críticas. HarperCollins ha dicho que planea defenderse “de forma enérgica”.

Abramovich, Fridman y Aven

El abogado británico Hugh Tomlinson representa a Abramovich, Fridman y Aven. El miércoles negó que hubiera alguna “coordinación” entre los demandantes. Tomlinson dijo que los tres hombres lo retuvieron “de manera coincidente y completamente independiente”. El abogado también negó que las acusaciones fueran un ataque a la libertad de expresión y al periodismo, argumentando que el libro “se presenta como una obra seria de la historia contemporánea, pero desafortunadamente repite vagas inexactitudes”. Está previsto que la audiencia judicial frente a la jueza Amanda Tipples dure dos días