Conflictos
Anunciar la retirada de tropas, un error estratégico ante los terroristas
Chad, como en julio lo hizo Francia, acaba de publicitar que retira efectivos del Sahel en la lucha contra los yihadistas
Cualquier anuncio de retirada de tropas o efectivos de Fuerzas de la Seguridad ( y su formalización), de los implicados en la lucha contra el terrorismo, debe realizarse con todas las cautelas. Lo mejor es no dar ningún tipo de información o detalle y si, por razones estratégicas o como consecuencia de acuerdos, debe llevarse a cabo, no facilitar ningún tipo de pista adicional a quién se puede aprovechar de ella. El enemigo, y tenemos pruebas recientes de ello, lo interioriza como una victoria.
De lo ocurrido en Afganistán (y lo que pueda pasar en el futuro inmediato) la opinión pública está informada. Asistimos a un auténtico desastre que, entre otras cosas, ha propiciado que los talibanes se hayan hecho con un importante arsenal de armas que sumar a las que ya poseían.
Por lo que se refiere al Sahel africano, donde operan las dos bandas yihadistas más peligrosas, Daesh (a través del Estado Islámico del Gran Sáhara) y Al Qaeda (con el JNIM) se está produciendo un caso similar, que no es comparable con el de Afganistán, pero que ofrece aspectos preocupantes en lo que se refiere a ofrecer datos al enemigo.
El Gobierno de Chad, uno de los integrantes del G-5 que lucha contra los yihadistas, acaba de anunciar que retira la mitad de su contingente, aproximadamente 600 efectivos. Lo ha justificado como un “redespliegue estratégico” que no afectará a sus operaciones en la zona. Los soldados se habían incorporado en febrero como parte de la Fuerza G5 Sahel en la zona de la triple frontera entre Malí, Níger y Burkina Faso.
El portavoz del Gobierno chadiano y ministro de Comunicación, Abdéramane Koullamallah, ha restado importancia a este movimiento. “No es una retirada”, ha señalado. “Esta fuerza era demasiado pesada. Decidimos dejar una más ligera, más adaptada al terreno”, se ha justificado. Sin embargo, detrás de la retirada puede estar un desacuerdo con sus socios del citado grupo.
En julio, fue el presidente francés, Emmanuel Macron, el que anunció el fin (que no es tal, como han demostrado las operaciones realizadas por las fuerzas galas desde entonces, de la “operación Barkhane” “en tanto que operación exterior” gala y su “transformación profunda” con el fin de poner en marcha una nueva alianza internacional antiyihadista en la zona.
Iniciada en agosto de 2014, participan 5.100 militares; tiene como objetivo luchar contra el terrorismo y grupos insurgentes en esta región africana como apoyo para los poco operativos ejércitos locales en su lucha contra los yihadistas.
«La continuación de nuestro compromiso en el Sahel no se hará en un marco constante», precisó. «La forma de nuestra presencia, la de operaciones exteriores implicando a más de 5.000 hombres desde hace varios años, no es la más adecuada a la realidad de los combates», añadió. En cualquier caso, tras el anuncio había un calendario de retirada de tropas de la zona.
El anuncio de Chad será publicitado en los próximos días por los yihadistas como un éxito, como lo fue con el realizado desde París. Se trata de dar moral a los suyos.
La pregunta parece obligada. ¿Es necesario comunicar a los terroristas lo que se va a hacer en la estrategia de lucha contra ellos y, singularmente, si se van a retirar efectivos?. La respuesta parece obvia. Quizás no haya que llegar a aquello de “al enemigo, ni agua”, pero la información es un elemento esencial para lograr la victoria, junto con la capacidad de los efectivos propios y su voluntad de vencer.
Se imaginan que, en la larga lucha contra ETA, el peor terrorismo que ha conocido Europa, se le hubieran dado detalles de los despliegues de las Fuerzas de Seguridad, del alcance de la colaboración con Francia, de las técnicas y estrategias a seguir y... del número real de agentes implicados en combatirles?. Nadie lo hubiera entendido y sí criticado.
La publicitada retirada de las tropas de la Coalición Internacional ha permitido a los talibanes contar con el tiempo suficiente para diseñar su “guerra relámpago”. Se anunció, ante su avance, que tardarían 90 días en llegar a Kabul y la realidad ahí está. Y que nadie piense que te lo van a agradecer. Vienen malos tiempos para Occidente porque Al Qaeda cuenta de nuevo con bases operativas; y su competidor, Daesh, hará lo posible para hacer notar su “fuerza”.
Si se hace necesario retirar tropas, hacer un nuevo despliegue o hay que dar cumplimiento a un acuerdo, la opacidad informativa es un factor que contribuye al éxito del fin establecido. Como dijo Sun Tzu, en el “Arte de la Guerra”: “El engaño es la principal arma para la guerra. Cuando se está cerca, se debe parecer lejos, cuando se está lejos, se debe parecer cerca. Se muestran carnadas para incitar al enemigo. Se finge desorden y se lo aplasta.”
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