Elecciones

Dimisión en bloque de los islamistas tras la debacle electoral en Marruecos

El ex primer ministro marroquí Abdelilá Benkirane ya había instado previamente a su sucesor y compañero, Saadeddine Othmani, a presentar su dimisión tras la “dolorosa” derrota

La cúpula del Partido de la Justicia y el Desarrollo (PJD) de Marruecos ha acordado "asumir la derrota y sus consecuencias"
La cúpula del Partido de la Justicia y el Desarrollo (PJD) de Marruecos ha acordado "asumir la derrota y sus consecuencias"Mosa'ab ElshamyAP

Descalabro islamista en la triple cita electoral marroquí. Aunque los expertos apuntaban sin excepción al retroceso del Partido de la Justicia y el Desarrollo (PJD), ha sorprendido la magnitud de debacle de la formación islamista en la Cámara de Representantes del Parlamento marroquí, al pasar de 125 escaños –de los 395 de la cámara baja- a 13.

El contrapunto a la caída del principal partido del Parlamento y el Gobierno desde 2011 es la victoria relativa –y esperada- del Reagrupamiento Nacional de Independientes (RNI) del multimillonario Aziz Akhannouch, que obtiene 102 escaños. Le siguen el centrista Partido de la Autenticidad y la Modernidad (PAM) –el otrora apodado ‘partido del rey’ por la amistad del monarca con su fundador Fouad Ali El Himma-, que logra 87 diputados, y el nacionalista Istiqlal, que se queda en 81 escaños. “Lo único que explica este resultado tan de vuelta de calcetín es que es que en estos tiempos de crisis la gente ha votado ‘útil’ oportunistamente, porque sabían que el rey quería que ganara el RNI. La lección sacada de la gestión del covid-19 por parte del pueblo es que todo está en manos de Mohamed VI”, afirma a La Razón el profesor emérito de Estudios Árabes e Islámicos de la UAM Bernabé López García.

Aunque sin forma de medir el cambio de tendencia –en Marruecos no se efectúan sondeos electorales-, en el ambiente flotaba desde hace meses que los islamistas moderados perderían apoyos y que el RNI saldría reforzado de la triple cita del 8 de septiembre. El desgaste de una década al frente de los diferentes gabinetes, las divisiones internas en el seno del liderazgo, la aceptación de decisiones gubernamentales con el rechazo de sus bases –aprobación de la ley del cannabis, restablecimiento de relaciones diplomáticas con Israel, etc.-, la pérdida del favor del rey y la nueva ley electoral explican el fuerte retroceso del PJD.

A última hora de la tarde, y tras asumir que pasarán a la oposición, toda la cúpula de la formación islamista presentó su dimisión. El partido ha acordado «asumir la derrota y sus consecuencias», por lo que tras una reunión anunció su dimisión en bloque.

¿Quién será el nuevo primer ministro de Marruecos?

Previsiblemente el empresario –primera fortuna de Marruecos según Forbes- y ministro de Agricultura del último gabinete Aziz Akhannouch será elegido por el rey nuevo primer ministro de Marruecos con el encargo de tratar de formar gobierno. Akhannouch es el CEO del Grupo Akwa, dedicado fundamentalmente a la industria del petróleo y del gas, aunque opera también en los sectores de las telecomunicaciones, el turismo y el inmobiliario.

De ponerse de acuerdo, la alianza de partidos de corte liberal –RNI, PAM e Istiqlal- contaría con una amplia mayoría en la cámara baja del Parlamento para poder formar gobierno (270 diputados sobre 395, bastan 198 para la mayoría simple necesaria), pero también cabe la posibilidad de un gabinete multipartidista con RNI e Istiqlal como principales pilares y la presencia de pequeñas formaciones de izquierda.

Uno de los datos más positivos de las elecciones ha sido la participación, del 50,18% del censo, la más alta desde las legislativas de 2002. Con todo, varios millones de marroquíes –entre 6 y 7 millones de personas- no constan en las listas electorales, pues el censo es voluntario y no universal. El gran reto del sistema, además de cerrar la brecha –conocemos el número de electores de este año, casi 18 millones de personas, pero no la población total, pues no hay censo oficial desde 2014-, es la participación de las nuevas generaciones. Diez años después de la Primavera Árabe, cuando los jóvenes lideraron en las calles de Marruecos la actividad de protesta, poco queda de aquel espíritu.

Paradojas de Marruecos, que pasa de confiar en la austeridad personal y el conservadurismo de Abdellilah Benikirane –cabeza de lista del PJD en 2011 y 2016- a apostar por el CEO de un conglomerado dedicado en el negocio del gas y el petróleo de ideas liberales para tratar de mejorar las condiciones de vida de la población en una circunstancia económica y social delicada tras año y medio de pandemia.