Brexit
Las claves de la cumbre en Bruselas para negociar una solución para Gibraltar
El estatus del Peñón abre un nuevo frente para el primer ministro británico, Boris Johnson, tras la crisis de combustible y los problemas de suministros en los supermercados y en las farmacias
Boris Johnson se presentó como rockstar de la causa euroescéptica vendiendo el mensaje de que la vida después del Brexit sería un mundo lleno de oportunidades para el Reino Unido. Pero lo cierto es que el camino no está siendo nada fácil. La falta de combustible en gasolineras por escasez de transportistas y los problemas de suministros en supermercados y farmacias afectan ya de pleno al día a día de los ciudadanos. Y por si no fueran suficientes los frentes abiertos, Downing Street debe afrontar ahora otro gran reto: Gibraltar. Pese a que el divorcio europeo se ejecutó a efectos prácticos el pasado 31 de diciembre a media noche, el Reino Unido y la UE aún no han definido el marco de las relaciones respecto al Peñón.
De ahí la importancia de la cita que tienen este lunes ambas partes en Bruselas, donde comenzarán las primera ronda de negociaciones. No parten de cero. La pasada Nochevieja, a pocas horas de que terminara el periodo de transición, Londres y Madrid conseguían cerrar “in extremis” un principio de acuerdo para evitar los estrictos controles en la verja que habrían sacudido a la economía tanto del Peñón como de las regiones españolas aledañas.
La frontera entre España y Gibraltar es la única terrestre, junto con la de Irlanda, que existe ahora entre el Reino Unido y la UE. A diario es cruzada por 15.000 trabajadores, de ellos, más de 10.000 son españoles de una zona como la del Campo de Gibraltar, donde pocas veces se baja de una tasa de paro del 30%. Por lo tanto, para España también hay mucho en juego. Más allá de la cuestión de la soberanía, el Brexit obliga ahora a Madrid y la Roca a encontrar una solución pragmática de convivencia.
En el principio de acuerdo alcanzado en Nochevieja, España dijo haber llegado a un entendimiento con el Reino Unido para suprimir las barreras terrestres y adelantó que agentes de la Agencia europea de control de Fronteras (Frontex) asumirían el control de las entradas y salidas por el aeropuerto y puerto de Gibraltar por un periodo inicial de cuatro años.
Pero todo eso era tan solo un marco. Ahora es la UE y el Reino Unido quienes deben cerrar el pacto final. Y los prolegómenos no han estado exentos de polémica. El pasado mes de julio, cuando la Comisión Europea publicó su propuesta de mandato negociador para los 27, dispuso que “los guardias de fronteras españoles” controlaran las entradas a Gibraltar a través del puerto, aeropuerto y aguas adyacentes. Señalaba además que España tuviera la competencia para conceder o denegar visadosy permisos de residencia de naturales de terceros países, incluido el Reino Unido, en la colonia. En el texto no había ninguna mención a Frontex, algo que irritó sobremanera al Gobierno de Boris Johnson, que consideró ese extremo “inaceptable”.
Tras las tensiones, el ministro de Exteriores español, José Manuel Albares, se reunió este verano en Londres con el entonces responsable de la diplomacia británica, Dominic Raab, y las aguas volvieron a su cauce. La Comisión Europea ha realizado ahora unos cambios que si bien no han salido a la luz, según fuentes consultadas por este diario, parece que “satisfacen” más a Downing Street.
“Esperando discusiones constructivas entre la Unión Europea y el Reino Unido con respecto a Gibraltar”, afirmó el pasado viernes en Twitter el vicepresidente de la CEMaros Sefcovic, tras mantener una “buena primera llamada” con la nueva ministra de Exteriores británica, Liz Truss. En la mesa de negociación se sentarán los negociadores de la UE y de Reino Unido, aunque tanto el Peñón como Madrid estarán “vinculados estrechamente” en las conversaciones.
Recientemente, la secretaria de Estado de Exteriores para Europa y las Américas, Wendy Morton, aseguraba a los diputados de la Comisión de Escrutinio Europeo que el Reino Unido estaba preparado para abordar, junto a Gibraltar, un Resultado No Negociado (Non Negotiated Outcome) de su situación, en el caso de que la UE no rebaje sus pretensiones. Con todo, fuentes consultadas, aseguran que no se trata de una amenaza. El Peñón, señalan, simplemente se tiene que preparar ante cualquier escenario a cualquier tipo de eventualidad. Sin embargo, se espera llegar a fumata blanca antes de finales de este año.
Hay dos puntos clave en las negociaciones. Por una parte, la entrada, por primera vez, del Peñón en el área Schengen, de libre movimiento europeo de personas, para evitar los estrictos controles en la verja. Si se define el papel de Frontex para ayudar en dichos controles en puertos y aeropuerto durante los primeros cuatro años, en principio, esta cuestión no generaría problemas. Lo que plantea más dudas es el segundo punto: dejar a Gibraltar como parte del régimen aduanero de la UE para el tráfico de mercancías y transporte.
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