A sus 96 años

Irmgard Furchner comparece ante la Justicia después de haberse fugado

La Justicia alemana le acusa de más de 11.000 cargos de complicidad de asesinato. La supuesta secretaria de un campo de concentración nazi, de 96 años, guarda silencio

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Con sus huesudas manos se coloca una y otra vez las gafas de sol. Mira al techo, se atusa el pelo canoso y si se cae, se vuelve a acomodar rápidamente la mascarilla. Sin duda, Irmgard Furchner sabe donde está. A pesar de sus 96 años, parece lo suficientemente sana como para escuchar las acusaciones de la fiscalía.

Desde hoy un tribunal alemán la juzga por su complicidad en el asesinato de 11.380 prisioneros. Ella fue la secretaria del comandante Paul-Werner Hoppe en el campo de concentración nazi de Stutthof, en territorio polaco, y allí fue donde trabajó como mecanógrafa de la comandancia entre 1943 y 1945.

Durante esos años compiló listas de deportación, escribió órdenes y numerosas cartas. Aunque el arranque del juicio estaba previsto para el 30 de septiembre, tuvo que posponerse después de que la acusada se diera a la fuga. Huyó de su domicilio en Quickborn y, después de unas horas, fue detenida, tras lo que estuvo cuatro días en prisión preventiva y fue puesta en libertad después de que la defensa recurriera la medida.

La mujer ya había anunciado a principios de septiembre en una carta escrita a mano y dirigida al tribunal su intención de no comparecer debido a su avanzada edad y “limitaciones físicas” con la petición de ser representada por su abogado.

Este martes por fin se sentó en el banquillo de los acusados donde escuchó la lectura de la acusación. La anciana estará representada por un abogado de oficio, mientras otros 14 letrados representan a la parte civil -con 30 testigos-, entre ellos supervivientes del campo de Stutthof llegados de Polonia e Israel.

Furchner ya había declarado varias veces como testigo, la primera vez en 1954, acerca de su papel en el campo de concentración de Stutthof. En aquella ocasión declaró que toda la correspondencia con la oficina central de las SS había pasado por sus manos y que el comandante del campo le dictaba diariamente escritos y mensajes de radio.

No obstante, en aquel momento aseguró que durante su servicio en el campo nunca había sido consciente de la maquinaria asesina de la que fueron víctimas decenas de miles de personas. También testificó en el proceso contra Hoppe, quien en 1957 fue condenado por la Audiencia Provincial de Bochum a nueve años de prisión que finalmente no tuvo que cumplir de forma íntegra.

Desde 2016, la Fiscalía de Itzehoe investiga a Furchner por complicidad en asesinato en el campo de Stutthof. La anciana, por su parte, calificó las acusaciones de ridículas, afirmó no entender el sentido de un proceso en su contra al final de su vida y aseguró tener la conciencia tranquila al no haber matado a nadie.

La tarde de su detención el pasado 30 de septiembre, la anciana ya declaró sobre los hechos que se le imputan y aseguró haber trabajado en el campo de Stutthof sólo en la administración. Furchner será juzgada por un tribunal de menores, ya que los hechos por los que se le acusa tuvieron lugar cuando era una adolescente.

En el campo de concentración de Stutthof, próximo a Gdansk, murieron durante la II Guerra Mundial alrededor de 65.000 prisioneros, entre ellos muchos judíos, principalmente por debilitamiento y enfermedad.