Crisis diplomática

Argelia y Francia, la eterna reconciliación pendiente tras 60 años de independencia

Las declaraciones de Macron sobre que la ex colonia francesa construyó su Estado sobre “una renta de memoria” mantenida por “el sistema político-militar” reviven las tensiones bilaterales entre París y Argel

Emmanuel Macron deposita una corona de flores junto al puente de Bezons para conmemorar la matanza de argelinos el 17 de octubre de 1961
Emmanuel Macron deposita una corona de flores junto al puente de Bezons para conmemorar la matanza de argelinos el 17 de octubre de 1961POOLREUTERS

La guerra de independencia de Argelia terminó en marzo de 1962, pero hoy, sesenta años después, su guerra diplomática contra Francia aún está viva.

El origen del conflicto, esta vez, serían las recientes declaraciones de Emmanuel Macron sobre el crecimiento de Argelia después poner fin al período colonial. En un almuerzo con dieciocho jóvenes provenientes de familias que vivieron en carne propia la guerra de Argelia, el presidente francés habría comentado a principios de octubre que el país se ha construido sobre la base de una “renta memorial” alimentada por el “sistema político-militar”. Macron habría ido más allá, calificando la de Argelia como “una historia oficial que no se apoya en verdades, sino en un discurso que reposa en el odio a Francia”.

Una aseveración que pudiera ser calificada de torpe cuando se hace frente al bisnieto del general Raoul Salan, uno de los cuatro generales que instigaron el golpe de Argel en abril de 1961. O frente al nieto de Ali Boumendjel, un abogado nacionalista torturado y asesinado durante la batalla de Argel en 1957. Los jóvenes que se sentaron a la mesa de Macron son los descendientes de los combatientes del Frente de Liberación Nacional, de los Harkis (combatientes norafricanos del lado de Francia), los repatriados, los pieds-noir, los soldados franceses o los miembros de la Organización del Ejército Secreto de Argelia. El público de Macron en ese encuentro era un variado grupo de jóvenes que, sin haberla vivido, representaban toda la complejidad que se ha tejido por décadas entre Francia y Argelia.

Inmediatamente, las palabras del mandatario francés explotaron en los oídos de Abdelmadjid Tebboune, su homólogo argelino. En un comunicado oficial, la presidencia expresó contundentemente su “rechazo a cualquier injerencia en los asuntos interiores” y anunció la “llamada inmediata a consultas” de su embajador en París. Pero más allá de la tensión diplomática que suponía esta decisión, Argelia tomó medidas más concretas: sin ninguna notificación oficial, decidió cerrar su espacio aéreo al sobrevuelo de los aviones militares franceses, en misión hacia Mali.

La sorpresa del lado francés fue total: “Al presentar los planes de vuelo de dos aviones, el domingo 3 de octubre, nos hemos enterado de que los argelinos cerraban el sobrevuelo de su territorio a los aviones militares franceses” confirmaba en un comunicado el coronel francés Pascal Ianni, portavoz del Estado Mayor de la Fuerza Armada Francesa.

Las consecuencias de esta decisión para Francia no son graves, pero sí afectan la facilidad de desplazamiento de la operación militar Barkhane, en la región africana del Sahel, que combate a los grupos extremistas y yihadistas en el terreno. Con un despliegue estimado de 5.000 uniformados, Barkhane realiza frecuentes sobrevuelos en Argelia para alcanzar la zona por lo cual, ahora será necesario un desvío.

Reducir las visas a la mitad

Días antes del polémico discurso de Macron sobre la “renta memorial”, ya Francia había encendido una chispa de descontento con Argelia, al reducir en 50% la aprobación de visas para ciudadanos argelinos.

Esto, en respuesta a las políticas migratorias no solo de Argelia, sino también de Marruecos y Túnez, en las que se niegan a recibir de vuelta a ciudadanos de sus países que se encuentra en situación irregular en Francia. En el caso de Argelia, las cifras hablan por sí solas: según un informe del Ministerio de Interior francés, el Estado argelino sólo emitió 31 pases consulares entre enero y julio de 2021 en respuesta a 7.731 órdenes de expulsión emitidas por

Francia, lo que equivale a una tasa de ejecución de expulsiones del 0,2%. El portavoz del gobierno francés, Gabriel Attal, reconoció que era una medida dura: “Es una decisión drástica. Es una decisión inédita. Es una decisión necesaria debido a que a estos países no aceptan acoger a ciudadanos suyos que nosotros no deseamos y que no pueden seguir en Francia”.

En Argelia, la noticia cayó como un baño de agua fría. El embajador francés en Argel, François Gouyette, fue convocado por el Ministerio de Exteriores argelino para “una protesta formal del Gobierno luego de una decisión unilateral del Gobierno francés que afecta la calidad y fluidez del movimiento de ciudadanos argelinos a Francia”. En todo el Magreb, la decisión fue tomada como una “medida sesgada” por parte de Francia.

Pero entre tensiones diplomáticas que se agravan con la reducción de visados, declaraciones que caen mal y la prohibición de vuelos militares, queda de fondo la cuestión pendiente del perdón.

En junio, el presidente Tebboune pidió una vez más que Francia reconociera los hechos ocurridos durante la colonización. Macron ha descartado cualquier acto de arrepentimiento, incluido el pedir perdón directamente a Argelia, pero ha emprendido en los últimos meses una serie de actos simbólicos en pro de la reconciliación. El más reciente tuvo lugar en una recepción en el Palacio del Elíseo, donde el presidente francés “pidió perdón” específicamente a los “harkis” – los árabes que pelaron del lado francés en la Guerra de Argelia- y anunció un proyecto de ley de “reconocimiento y reparación”. Un gesto noble para ese grupo específico de combatientes que, sin embargo, no representa un acto de reconocimiento de atrocidades denunciadas por Argelia como bombardeos, tortura, fusilamiento, abusos sexuales, arrestos arbitrarios y ejecuciones sistemáticas.

Por ahora, el presidente francés trata de enmendar su último “faux pas”, ofreciendo declaraciones mucho más suaves y amigables. En entrevista con una radio nacional, Macron aseguró desear un “apaciguamiento” sobre el tema de la memoria entre Francia y Argelia. Pidió incluso a ambos países “caminar juntos” para entenderse mejor y poder avanzar.

Argelia, por su parte, no se deja conmover por la poesía macronista y su plan de suspensión de vuelos militares franceses sigue en pie. El malestar, 60 años después, sigue presente.

Macron considera “inexcusable” la represión en Bezons

Macron se convirtió eL 17 de octubre en el primer mandatario de Francia en participar del reconocimiento de la masacre contra manifestantes argelinos, ocurrida el 17 de octubre de 1961, en París. Macron dio un paso más que su antecesor François Hollande. El Gobierno reconoció la fatídica represión por parte de la Policía en la marcha parisina de 1961 de miles de ciudadanos de Argelia, entonces colonia francesa.
"Los crímenes cometidos esa noche bajo la autoridad (del jefe de la policía de París) Maurice Papon son inexcusables para la República. Francia ve toda su historia con lucidez y reconoce las responsabilidades claramente establecidas", sostuvo en un comunicado emitido por el Palacio de Elíseo.
En la víspera del aniversario de uno de los episodios más sangrientos de la capital, Macron participó en una ceremonia en memoria de las víctimas, en el puente de Bezons –en la “banlieue” parisina– siendo el primer presidente en protagonizar tal tributo.