Disputa pesquera
La pesca eleva la tensión entre París y Londres tras el Brexit
Francia amenaza con represalias si Reino Unido no concede licencias a sus pescadores
Francia parece haber llegado a su punto máximo de hartazgo ante Reino Unido y ha decidido pasar a la acción para defender su derecho a la pesca. El Gobierno del presidente Emmanuel Macron anunció una prohibición de desembarco de productos marítimos británicos en territorio francés, así como un refuerzo en los controles de aduana y de sanidad a todos los barcos pesqueros de Reino Unido que pretendan navegar en las aguas de Normandía.
No es solo una amenaza de verbo encendido. El miércoles, las autoridades costeras francesas aplicaron multas a dos barcos pesqueros británicos por navegación no autorizada y por oponer resistencia a los controles marítimos. Una de las embarcaciones, el «Cornelis», proveniente de Aberdeen (Escocia), incluso fue desviado hacia el puerto de Le Havre, donde fue retenido por algunas horas y su capitán fue sometido a interrogatorio. Andrew Brown, portavoz de la compañía responsable del barco, MacDuff Shellfish, denunció la medida francesa argumentando que se trataba de una maniobra política. «Creíamos que estábamos pescando legalmente en aguas francesas. Sospecho que tiene motivaciones políticas porque no hemos tenido este problema antes».
El detalle es que «antes» Francia y Reino Unido pertenecían ambos a la UE y las facilidades de pesca eran reguladas por los acuerdos del bloque. A partir de enero de 2021, el Canal de la Mancha se convirtió en el escenario de disputa para dos países que no logran establecer las condiciones necesarias para la pesca en la etapa post Brexit. Francia acusa a Reino Unido de no respetar los acuerdos de salida firmados con la UE al negarse a aprobar la cantidad necesaria de licencias operativas para los pescadores franceses en las islas anglo-normandas de Jersey y Guernesey. Según el texto, minuciosamente trabajado y debatido por años, todos los pescadores europeos que pudieran demostrar que pescaban anteriormente en esa zona, recibirían la autorización requerida para continuar su actividad.
Reino Unido se defiende diciendo que ha otorgado al menos un 98% de las licencias que se le han solicitado, pero Francia sostiene que, de un total de 344 demandas, solo 64 autorizaciones han sido otorgadas. «Esto va a terminar mal», dicen los portavoces del Comité Nacional de Pescadores Marítimos, la asociación que reúne a los pescadores profesionales de Francia. En una reunión por videoconferencia con la ministra de Pesca, Annick Girardin, aseguran que los ánimos entre los pescadores comienzan a calentarse y que la situación puede terminar saldándose con acciones más contundentes.
«Las negociaciones que se reanudaron el miércoles han dado como resultado la emisión de un puñado de licencias adicionales, pero el avance es demasiado tímido y, sobre todo, demasiado largo», según el Comité de Pesca.
Girardin respondió que «no cederá ni un ápice», lo cual recuerda las amenazas que París lanzó en mayo, evocando la posibilidad de cortar la electricidad a la isla de Jersey, alimentada por cable submarino desde Francia. También se menciona una prohibición total del acceso a los puertos franceses o un endurecimiento mayor de los controles aduaneros. Por ahora, el 30 de octubre es la fecha clave: el día límite para que Reino Unido apruebe las licencias necesarias para que los pescadores franceses continúen operando sin contratiempos y con buen humor.
Convocada embajadora gala
Por su parte, Reino Unido ha calificado las recientes medidas de Francia como «desproporcionadas» y «decepcionantes». De hecho, Londres ha anunciado que convocará a la embajadora francesa, Catherine Colonna, para que dé explicaciones sobre el «lenguaje de confrontación que ha sido utilizado constantemente por el Gobierno francés, que no facilita la resolución de las cosas», asegura el comunicado del Ministerio de Asuntos Exteriores británico, enviado anoche. Las aguas están lejos de calmarse.
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