Sucesos

Los hijos de los Turpin relatan en exclusiva los abusos en la “casa de los horrores”: “Estuvimos al borde de la muerte”

Con edades que oscilaban entre los 2 y los 29 años, los trece hermanos vivían una dramática situación llena de abusos sexuales, agresiones, desnutrición o encarcelamiento

Louise Anna y David Allen Turpin con sus 13 hijos
Louise Anna y David Allen Turpin con sus 13 hijoslarazon

Con edades que oscilaban entre los dos y los veintinueve años, los hermanos Turpin vivían una dramática situación por las condiciones insalubres que tuvieron que soportar por parte de sus padres, en la denominada “casa de los horrores” en Perris, California. Encadenados, agredidos, maltratados... ninguno de ellos se libraba. Un caso que conmocionó a Estados Unidos y al resto del mundo después de que una esas personas pudiera dar la voz de alarma, en una oportunidad que aprovechó para avisar al servicio de emergencia.

Han pasado casi cuatro años. Ellos y ellas fueron liberados, y la vida de los trece hijos Turpin cambiaron para mejor. Tras el juicio, en el que comparecieron dos de ellos, los padres, David y Louise Turpin, fueron condenados a cadena perpetua por los continuos abusos hacia sus hijos, aunque les dieron la posibilidad de pedir la libertad condicional a los 25 años de prisión.

Jordan fue quien aquel día se escapó por una de las ventanas de la casa para avisar a la Policía. “Vivo en una familia de quince personas y nuestros padres nos maltratan”, alertó la joven que, en aquel entonces, tenía 17 años. Ahora, en una entrevista al medio estadounidense ABC News, relata la experiencia: “Todo mi cuerpo estaba temblando. Realmente no pude marcar el 911, creo que estábamos al borde de la muerte tantas veces”.

“Era ahora o nunca. Si me pasaba algo, al menos moriría intentándolo”, confirmaba la joven. Los niños vivían a base de sándwiches de mortadela y mantequilla de maní, no tenían permitido hacer ejercicio y se les prohibió socializar entre ellos. En condiciones sucias, solo podían ducharse una vez al año, y en ocasiones, los padres compraban juguetes para sus hijos, pero no les dejaban abrirlos, en una forma de violencia psicológica (también lo hacían con dulces). Todo ello sumado a la tiranía que sufrían y las veces que les dejaban encarcelados en su propia casa e incluso encadenados a sus camas, sufriendo desnutrición, abuso sexual o abuso físico.

Ahora, uno de ellos se ha graduado en la universidad, y varios van al colegio. Otros tienen trabajos estables y los más pequeños fueron adoptados por otras familias. Los trece se ven regularmente, aunque algunos han cambiado sus nombres.

En el momento del impactante hallazgo, las autoridades descubrieron a dos de los niños encadenados con hierros a la cama, así como cadenas colgando de una litera (o lo que parecía ser una litera). Los padres, tras ser preguntados sobre el número de hijos que tenían, aseguraban tener trece. Pero lo que vieron sobre cada uno de ellos les hacía pensar que podían ser cualquier cosa menos sus descendientes.

Ante el revuelo mediático y social que tuvo semejante suceso, se disculparon por todo lo que hicieron en un comunicado en el que el padre daba “gracias a Dios por todos los hijos que tuve”. Entre los cargos de los que fueron acusados, se presentaba crueldad infantil, tortura o detención ilegal. Por su parte, Louise hacía hincapié en que la felicidad de sus hijos “era lo más importante para ella”. “Lamento todo lo que les he hecho a mis hijos. Amo tanto a mis hijos, tengo la suerte de ser la madre de cada uno de ellos. Los amo más de lo que jamás podrían imaginar”.

El 19 de noviembre, se transmitirá la entrevista exclusiva en el que Jordan y su hermana, identificada como Jane pero que prefería ser anónima, hablarán sobre lo que pasaron durante esos angustiosos momentos. “Casi me cambiaron pero me di cuenta de lo que estaba pasando e inmediatamente hice lo que pude para no volverme como ellos”, afirmaba esta última.