Represión

Cerrojazo en Cuba para acallar las protestas del 15-N

El régimen castrista apaga internet e impide salir de casa a los líderes de las “Marchas por el Cambio”

El régimen cubano trató de cortar de raíz las protestas convocadas por la disidencia en diferentes puntos de la isla para exigir democracia, libertad de expresión y la liberación de los presos políticos.

El domingo, el dramaturgo Yúnior García, líder del colectivo disidente Grupo Archipiélago, impulsor de las “Marchas por el Cambio”, vio como agentes de la seguridad de Estado y simpatizantes del gobierno le impedían salir de su casa en el barrio de La Coronela, en la empobrecida periferia de La Habana.

Encerrado en su casa, el activista vio como sus planes de marchar con una flor en la mano para pedirle al régimen cubano que dialogue con la disidencia se vio abortado por la intolerancia oficial. La imagen de García asomado a una ventana enrejada junto a un letrero en el que había escrito “mi casa está bloqueada” se ha convertido en una metáfora de la situación de los derechos civiles en la isla y culminó la ola de detenciones e intimidación con la que la dictadura ha tratado de ahogar el último intento de la disidencia por abrir un resquicio a la libertad en Cuba.

Los agentes impidieron a los periodistas presentes acercarse a la casa de García. En declaraciones al Nuevo Herald de Miami, García denunció que su vivienda estaba rodeada: “En cualquier momento pueden tumbarme la puerta”.

No fue el único que corrió esa suerte. José Miguel Vivanco, de la ONG Human Rights Watch, describió como “desoladores” los informes que llegaron de la jornada en Cuba. “El régimen ha desplegado las fuerzas de seguridad de forma masiva. Muchos periodistas y críticos están sitiados en sus casas, algunos han sido detenidos”. Vivanco no tiene dudas. “La intención es clara: suprimir cualquier intento de protesta”.

Algunos incluso fueron detenidos, como Berta Soler, líder de las Damas de Blanco y su marido Ángel Moya, según grupos opositores. El periodista independiente Abraham Jiménez Enoa afirmó en redes sociales que se encontraba retenido en su casa y no podía salir a cubrir las protestas. Su colega Yoani Sánchez informó que le habían cortado el acceso a internet.

El régimen está obsesionado con evitar que se produzcan protestas similares a las del 11 de julio, y quiere imponer el silencio a toda costa, como dejó claro el sábado al retirar las credenciales de los periodistas de la agencia Efe en La Habana. Las quejas del gobierno español y la Unión Europea solo sirvieron ra recuperar dos de esas credenciales, en un nuevo ejemplo de la obsesión de la dictadura por controlar la información que circula en la isla. Tras las manifestaciones del 11 de julio, no dudó en bloquear toda la señal de internet en el país y esta vez se ha empeñado en amordazar e intimidar a los descontentos desde el momento en que recibió la solicitud de autorización para las marchas.

Decenas de activistas recibieron en las últimas semanas las visitas y amenazas de los servicios de seguridad y colectivos progubernamentales. La casa de García amaneció un día cubierta con excrementos y cadáveres de rata, e históricos de la oposición, como Guillermo Fariñas, han sido detenidos una vez más.

Tampoco quiere el régimen de Raúl Castro y Miguel Díaz-Canel que desde fuera se sepa lo que pasa en Cuba. El lunes negó el permiso de vuelo a la comitiva formada por la disidente cubana Rosa María Payá y los eurodiputados Carlo Fidanza, de los Hermanos de Italia, y Hermann Tertsch, de Vox, que pretendían viajar desde Fort Lauderdale, en Florida, para seguir la jornada de protestas en la isla.

Mientras el despliegue de seguridad en Cuba puede haber impedido que se repitan imágenes como las de julio, que hicieron saltar todas las alarmas en la nomenclatura de La Habana, los organizadores de esta nueva convocatoria se declaraban satisfechos del resultado de esta nueva jornada, fuera la que fuera la afluencia en las calles, al haber contribuido a que el régimen “se quite la careta y se muestre como lo que es”, según expresó un activista que prefirió el anonimato por seguridad.

Fuera de Cuba, abundaron las muestras de solidaridad con la disidencia y con los cubanos que reclaman democracia y prosperidad. El artista puertorriqueño Don Omar, productor de la canción reivindicativa “Patria y Vida”, lanzó en Instagram un mensaje de apoyo a sus “hermanos cubanos” que después fue eliminado de la red social. Desde España, donde está de gira, el cantautor Pablo Milanés dedicó su canción “Flores del futuro” a Yúnior García “y todos los cubanos que él representa y luchan dentro y fuera de Cuba”.

Y en hasta 120 ciudades del mundo, emigrados cubanos y grupos pro derechos humanos, llevaron a cabo diferentes actos de protesta contra la dictadura. La más numerosa se produjo en Miami, capital del exilio cubano, donde la Asamblea de la Resistencia Cubana organizó una marcha que concluyó en la Torre de la Libertad, el histórico edificio en el centro de la ciudad que se convirtió en centro improvisado de acogida a los cubanos que llegaban en la crisis de los balseros de la década de 1980. Muchos de ellos siguen soñando con regresar algún día a una Cuba libre.

Aunque el régimen, una vez más, demostró que está dispuesto a todo por impedir que ese sueño se haga realidad, colectivos disidentes ven en el despliegue represivo de los últimos días la prueba de su debilidad y perciben un nerviosismo inédito en una dirigencia inmersa en un relevo generacional de desenlace incierto y atrapada en su incapacidad para reformar una economía arruinada por décadas de intervencionismo, corrupción e incompetencia.