Por la libertad

La disidencia mantiene el pulso al régimen castrista

El Grupo Archipiélago llama a prolongar las protestas hasta el 27 de noviembre pese a la represión del Estado policial cubano

Varios jóvenes recorren con patines el Paseo del Prado de la Habana
Varios jóvenes recorren con patines el Paseo del Prado de la HabanaALEXANDRE MENEGHINIREUTERS

La Cuba comunista confirmó el lunes que es uno de los Estados policiales más opresivos del mundo. Como tal se comportó en la represión de la jornada de protestas convocada por el colectivo disidente Archipiélago para reclamar libertades civiles y la liberación de los presos políticos. El lunes no les dejaron, pero los disidentes pidieron en un comunicado continuar la protesta hasta el 27 de noviembre.

Un despliegue de seguridad masivo en todo el país culminó las detenciones y hostigamiento de las últimas semanas, con lo que el Gobierno de Miguel Díaz-Canel y Raúl Castro logró su objetivo de evitar que se repitieran las imágenes de multitudes exigiendo sus derechos que dieron la vuelta al mundo el 11 de julio.

Al contrario de lo que sucedió entonces, las calles estuvieron esta vez tomadas por policías, militares y camiones de las «Boinas Negras», el cuerpo especial de seguridad que ha ganado infausta fama. La mayoría de los disidentes no pudieron siquiera salir de sus casas, cercados en ellas por simpatizantes del Gobierno que les impusieron un arresto domiciliario «de facto».

Bruno Rodríguez, ministro de Exteriores, expresó la satisfacción del régimen y dio por controlada lo que calificó de «operación fallida» de EE UU. La dictadura insiste en que los jóvenes, artistas e intelectuales que reclaman pan y libertad son en realidad mercenarios a sueldo de Washington.

Lejos de amilanarse, el Grupo Archipiélago llamó en un comunicado a insistir en las protestas. «Las causas que motivaron la convocatoria del 15-N siguen vigentes», se leía en el comunicado. Consciente de que el Gobierno reprimirá a toda costa cualquier intento de reunión, Archipiélago llama a los cubanos a mostrar su descontento con pequeños gestos y actos simbólicos, como vestir prendas blancas. «Si el Gobierno no ceja en su empeño de violar nuestros derechos, nosotros continuaremos la lucha cívica hasta que Cuba sea un Estado de derechos», proclamó Archipiélago.

A juzgar por lo ocurrido el lunes, el régimen hará lo que sea por impedirlo. Las calles de La Habana, Santa Clara y otras ciudades amanecieron tomadas por camiones y automóviles de la Policía y el Ejército, listos para bloquear las avenidas al primer conato de concentración popular.

Al más puro estilo de los colectivos chavistas, grupos de exaltados progubernamentales se plantaron a la puerta de las casas de los disidentes más conocidos y les impidieron salir, como mostró la activista de Archipiélago en Santa Clara Saily González, que colgó en las redes un vídeo del grupo que la increpaba frente a su casa.

Algo similar había sucedido en la víspera en torno al apartamento de Yúnior García, figura más destacada de Archipiélago. La periodista Yoani Sánchez denunció que su apartamento, donde tiene la redacción del portal de noticias 14ymedio, amaneció rodeado por los servicios de seguridad.

Los que lograron sortear el cerco fueron detenidos inmediatamente, como les sucedió a los disidentes Manuel Cuesta Morúa, Ángel Moya, Carolina Herrero y Berta Soler, de las Damas de Blanco. El clima de miedo impuesto por el Gobierno, que había repetido en los medios estatales que no toleraría las protestas, contribuyó a que muchos evitaran exponerse a la violencia del Estado.

El régimen, mientras, sigue a lo suyo. El lunes empezaron a llegar los primeros vuelos internacionales, después de más de un año con la isla cerrada al exterior por temor a la pandemia. El Gobierno está ávido de ingresos y confía en que el regreso de los turistas permita aliviar en algo la desastrosa situación económica y rebajar la tensión social.

De lo que no hay noticias aún es delas credenciales retiradas a los periodistas de la agencia Efe. Su presidenta, Gabriela Cañas, lamentó en un tuit: «Ni siquiera se nos da razón oficial de este ataque sin precedentes a una empresa pública española».

Al otro lado del estrecho de Florida se siguen con atención los acontecimientos. Miami fue escenario de varios actos del exilio en solidaridad con Cuba. Un alto funcionario de la Casa Blanca dijo que los jerarcas castristas “fueron tomados por sorpresa el 11 de julio y claramente han estado trabajando para intimidar a los cubanos para que no salgan a reclamar mayores libertades”. El funcionario expresó “solidaridad” con los detenidos y dijo que Washington está listo para aplicar nuevas sanciones a los responsables de la represión en Cuba.