Escalada de tensión

La incertidumbre de una guerra persiste en Ucrania

La falta de consenso tras esta semana de negociaciones con Rusia supone una amenaza para la seguridad europea. La escalada de tensión en la frontera ucraniana continúa

Un soldado ucraniano fuma en una trinchera en la línea de separación de los rebeldes prorrusos, región de Donetsk, Ucrania
Un soldado ucraniano fuma en una trinchera en la línea de separación de los rebeldes prorrusos, región de Donetsk, UcraniaAndriy DubchakAgencia AP

El diálogo se estanca en Ucrania. Al final de una semana de negociaciones infructuosas entre Estados Unidos y Rusia, la tensión en la frontera ucraniana está lejos de disminuir. Los esfuerzos diplomáticos para detener la escalada de tensión en el este de Ucrania no han dado sus frutos, Washington, la Unión Europea, la Alianza transatlántica y la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), se reunieron la pasada semana en tres sesiones con representantes rusos.

Sobre la mesa de negociación: Ucrania. El Gobierno de Kiev lleva semanas advirtiendo sobre la posibilidad de que Moscú, a la que acusa de desplegar hasta 100.000 soldados en su frontera, invada su territorio. Estados Unidos, principal aliado del Gobierno ucraniano, ha acusado a Rusia de desplegar militares en la frontera ucraniana con el objetivo de llevar a cabo una operación que podría servir como detonante de una verdadera invasión. La portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, detalló a la prensa la información que Washington dice tener: «Rusia está sentando las bases para fabricar un pretexto para una invasión, incluso mediante actos de sabotaje y operaciones de información al acusar a Ucrania de planear un ataque inminente contra las fuerzas rusas en el este de Ucrania».

Tropas rusas frontera Ucrania
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Rusia niega cualquier plan para atacar Ucrania, pero dice que podría emprender acciones militares no especificadas a menos que se cumplan sus demandas, incluida la promesa de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) de no admitir nunca a Kiev. El ministro de Relaciones Exteriores ruso, Sergei Lavrov, fue tajante: «No aceptaremos categóricamente la aparición de la OTAN justo en nuestras fronteras, especialmente dado el curso actual del liderazgo ucraniano». «Depende de Ucrania y 30 aliados [de la OTAN] decidir cuándo Ucrania está lista para unirse a la alianza», dijo el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg. Rusia no tiene «ningún veto, ningún derecho a interferir en ese proceso».

Para Moscú, Ucrania siempre ha sido una línea roja. Hoy se debate en los despachos el reclamo del Kremlin ante una posible incorporación de Ucrania a la Alianza; pero en las protestas del Euromaidan a finales de 2013 y principios de 2014, seguida de la anexión ilegal de Crimea y la inextinguible desestabilización en el Este, no se trataba de la OTAN sino de un acuerdo de asociación con la UE. La idea de una Ucrania modernizada y democrática a su vecindad es lo que en realidad preocupa al Kremlin. La pertenencia a la UE se ha convertido en una aspiración mayoritaria entre la población. Según el último Eurobarómetro, el 66% de los ucranianos confía en la Unión Europea.

La idea de una Ucrania modernizada y democrática a su vecindad es lo que en realidad preocupa al Kremlin.

Con la intención de seguir manteniendo a Kiev alejada de Europa y la OTAN, el Kremlin desarrolla en Ucrania estrategias híbridas que combinan acciones militares y no militares, directas e indirectas, a menudo difíciles de atribuir y diseñadas para permanecer un nivel por debajo de lo que se considera propiamente dicho como «ataque». La desinformación y los ciberataques son parte de ello.

La mañana del viernes varios ministerios ucranianos fueron objeto de extensos ataques informáticos, incluyendo el Ministerio de Exteriores. El máximo diplomático de la Unión Europea, Josep Borrell, condenó el ciberataque y dijo que el comité político y de seguridad de la UE y las unidades cibernéticas se reunirán para ver cómo ayudar a Kiev: «No puedo culpar a nadie porque no tengo pruebas, pero podemos imaginar». Por su parte, la OTAN anunció su intención de firmar en los próximos días un acuerdo con Ucrania para fortalecer su cooperación contra ataques cibernéticos.

Rusia declaró que sus esfuerzos para convencer a la OTAN de evitar la expansión hacia el Este habían llegado a un callejón sin salida. En un intento de recuperar el control de las negociaciones, el presidente ucraniano, Vlodomir Zelenski, propuso una reunión liderada por él mismo y que incluye al mandatario estadounidense, Joe Biden, y al ruso, Vladimir Putin.

La UE sigue teniendo problemas para poner sobre la mesa, de forma ágil y unida, propuestas concretas de seguridad continental. Desde la reavivación del conflicto en noviembre se ha mantenido el marco clásico donde Estados Unidos informa a sus aliados sobre las conversaciones. Rusia, por su parte, prefiere tratar uno a uno con Washington.

La Administración Biden trabaja a través de constantes consultas con los estados europeos, un plan de sanciones económicas contra Rusia en caso de una operación militar y un diálogo abierto con el Kremlin, pero sin contemplar un ultimátum sobre el funcionamiento de la OTAN.

La Subsecretaria de Estado Wendy Sherman aseguró en Bruselas, que la intención diplomática es clara: «Nada sobre Ucrania sin Ucrania. Nada de Europa sin Europa». Ciertamente Washington no quiere quedarse solo ante Moscú y busca aliados en la Alianza Atlántica y en Europa. El presidente estadounidense ha manifestado la prioridad de su Administración, que en el terreno exterior pasa por centrarse en los desafíos del Siglo XXI, especialmente con China, esa es su intención desde la caótica retirada militar de Afganistán.

Con los ojos del mundo puestos en Ucrania, el efecto sorpresa de un ataque para ocupar territorio ucraniano y posteriormente mantener el control de ellos parece, a simple vista, una operación demasiado costosa para Moscú, pero Putin quiere resultados. Las maniobras del presidente ruso en la frontera pueden ser parte de una estrategia diplomática que incluye el reconocimiento oficial de los territorios autoproclamados de Donetsk y Lugansk o el despliegue de misiles nucleares en Crimea.

Después de una semana de conversaciones, la única certeza para Zelenski es que Ucrania no está sola, el apoyo internacional a Kiev es unánime y el diálogo para desescalar el conflicto continúa. La ministra de Asuntos Exteriores de Alemania, Annalena Baerbock, viajará el lunes a Kiev, donde se reunirá con Zelenski, y al día siguiente viajará Moscú para mantener consultas con su homólogo ruso, Sergei Lavrov.