Terrorismo

El yihadismo sigue con su campaña de exterminio en Nigeria y quema una nueva iglesia cristiana

Piden protección para el obispo de Sokoto, amenazado por los islamistas tras su mensaje de Navidad

Imagen distribuida por el Estado Islámico de la quema de la iglesia de Kawtikari
Imagen distribuida por el Estado Islámico de la quema de la iglesia de Kawtikarijmzque

Un poblado cristiano más reducido a cenizas en Nigeria por los terroristas del Iswap, la franquicia del Estado Islámico (Isis, Daesh) para África Occidental. Esta vez ha sido en la población de Kawtikari. De tanto repetir estas noticias, el lector puede llegar a pasarlas por alto, pero responde a una terrible realidad que sucede en pleno Siglo XXI. Lo peor es caer en la indiferencia y considerar que son cosas que pasan, lejos y que no nos afectan.

Según informes internacionales dado a conocer este mismo mes, en algunas partes del África subsahariana, la población cristiana prácticamente ha desaparecido. Sólo en Nigeria, cerraron, o fueron cerradas mediante su destrucción, 500 iglesias durante 2020. La cifra sube exponencialmente si sumamos las de Burkina Faso, Malí y Níger.

Cientos de miles de personas huyen del yihadismo en el Sahel. El número de cristianos asesinados por su fe ha aumentado de 4.761 casos en 2020 a 5.898 en 2021. La mayor parte de estos crímenes fueron cometidos en Nigeria, país en el que las autoridades musulmanas no parecen especialmente dedicadas a acabar con esta terrible lacra. El proceso de islamización es un hecho.

Recientemente, los líderes cristianos de Nigeria se han visto obligados a pedir de la nación, el musulmán Muhammadu Buhari, que proteja al obispo Matthew Hassan Kukah, cuyo mensaje de Navidad generó controversia en el país.

En dicho mensaje, de cinco páginas, publicado el pasado 25 de diciembre, el obispo Kukah criticó al gobierno liderado por Buhari por los múltiples casos de inseguridad, secuestros y asesinatos. Distribuido bajo el título “Una nación que busca la justificación”, el obispo afirmó : “el presidente Buhari sacrificó deliberadamente los sueños de quienes votaron por él a lo que parecía ser un programa para estratificar e institucionalizar la hegemonía del Norte reduciendo a otros en la vida pública a un estatus de segunda clase”. Ninguna referencia al Islam. Después de este mensaje, el obispo fue atacado desde varios sectores, entre ellos grupos islámicos radicalizados.

Los líderes cristianos denuncian a los que amenazan al obispo “con fuego y azufre mientras todas las agencias de seguridad relevantes fingen que no está sucediendo nada inusual” y se preguntan si estos individuos “están por encima de la ley o si son vacas sagradas en la tierra”.

Se preguntan: “¿Desde cuándo la policía y la dirección de los servicios de seguridad del Estado perdieron su poder ante incrédulos y anarquistas que se jactan de su anarquía? El obispo Kukah fue asignado a Sokoto por el papado y amenazarlo con que se vaya es una amenaza global para el cristianismo. Ya es hora de que aquellos que se esconden bajo los sentimientos religiosos y promueven la violencia y las crisis dejen de hacerlo si queremos que este país progrese”.