Terrorismo

“Yihadismo religioso” contra “patriotismo”, la pugna entre terroristas a la que se enfrenta Israel

La irrupción del Estado Islámico en el conflicto palestino pone en alerta a Hamas y su control de actividades

Personal de emergencias en el lugar del atentado de Tel Aviv EFE/EPA/ABIR SULTAN
Personal de emergencias en el lugar del atentado de Tel Aviv EFE/EPA/ABIR SULTANABIR SULTANAgencia EFE

La irrupción del Estado Islámico (Daesh, Isis) en Israel, con dos atentados consecutivos ha tenido como consecuencia aparente la “respuesta” de los sectores palestinos que, a su vez, han protagonizado sendas acciones criminales, aunque en este caso no haya sido Hamas la que, al menos en principio, ha estado detrás de ellas. Puede que una cosa no tenga que ver con la otra, pero está demostrado que en terrorismo no hay casualidades o hechos aparentemente inconexos.

Isis ha explicado con toda claridad, a través de su publicación oficial, cuál es la intencionalidad de la extensión de sus crímenes contra Israel. Se trata, en definitiva, de sustituir a las facciones palestinas, en especial a Hamas, a las que considera incapaces de derrocar al Estado Judío, y su carácter nacionalista, por el “yihadismo religioso” que, según ellos, debe presidir la lucha contra el Estado judío.

En el editorial lo dejaban meridianamente al hacer un llamamiento a la “juventud de Palestina y sus alrededores para que se sacudan el polvo de la inacción y salgan del ciclo de la divagación y el absurdo; corrijan sus creencias y sus caminos y se liberen de la esclavitud del patriotismo en favor de la expansión del Islam”. “Daros cuenta --añadían-- de que la solución no está en la mera lucha, sino en la pura lucha por Dios Todopoderoso que no la acepta sin la Sharia (interpretación más rigorista del Islam) como regla, y sin el placer de Dios como fin”. Y agregaban que “nuestra batalla con los judíos es puramente islámica. Las facciones palestinas, financiadas por Irán (fundamentalmente, Hamás)” no han logrado desvirtuarlo.

La confrontación está servida. Daesh pretende que la lucha de los palestinos radicales contra los judíos se incardine dentro de su proyecto de “Califato global” y que tenga un sentido religioso ante lo que consideran el fracaso de los que, durante tantos años, han planteado las tesis patrióticas y de recuperación de los territorios que consideran suyos y que están “ilegítimamente” ocupados por Israel.

Se trata de una apuesta tan audaz como temeraria dada la fuerza que Hamas tiene sobre el terreno, además del apoyo incondicional de Irán, pero el fanatismo y la resolución de Isis no tiene límites. Además, la ofensiva coincide con la llegada de su nuevo “califa” Abu al-Hassan al-Hashemi al-Quraishi, hermano del que fuera primer jefe de Daesh, Abu Bark Baghdadi.

A esta banda yihadista nunca le han gustado los nacionalismos y patriotismos, sino que pretende imponer el concepto religioso de su lucha contra los infieles. Es una especie de mandato de divino en el que no valen fronteras.

La respuesta palestina ha sido atribuida, tras ser relacionada la primera con Fata (sin confirmación) a “acciones espontáneas”, ha servido para conmocionar a la opinión pública israelí. El segundo de estos atentados tuvo como objetivo, nada más y nada menos, que el centro de Tel Aviv, a donde llegó un individuo armado y disparó, primero contra un pub y después contra los transeúntes, con el balance de tres personas asesinadas y numerosos heridos. Cuesta creer que el poderoso brazo de Hamas no esté detrás de estas acciones criminales y que no respondan a un fenómeno de acción-reacción para dejar claro que, frente a las intenciones de Isis, están las “fuerzas palestinas de siempre”.

Se da la circunstancia de que en los atentados palestinos los atacantes procedían de la ciudad de Jenin, en Cisjordania, y que, al menos en el de Tel Aviv, a los servicios secretos israelíes no les constaba que el terrorista estuviera vinculado a un grupo concreto. Extraño en un mundo tan complejo en el que la sombra de Hamas se proyecta sobre casi todo. De hecho, oficialmente se ha comentado que los autores de estos ataques habrían actuado de forma autónoma, sin contacto ni coordinación entre ellos, pero las autoridades temen que más personas puedan actuar estas próximas semanas por inspiración suya, en lo que denominan “ataques de imitación”. No deja de ser una versión, pero a la “imitación” se pueden unir las de “inducción” o “inspiración” por parte de terceros.

Lo que parece claro, y los hechos están ahí, es que la irrupción del Estado Islámico ha tenido “respuesta” y que podemos asistir en el futuro a una confrontación entre los “yihadistas religiosos” y los “patriotas” en el que es difícil saber cuál puede salir vencedor en su objetivo de lograr la influencia sobre la juventud dispuesta a empuñar las armas, pero en el que los perdedores, desde luego, serán las víctimas judías que causen unos y otros.