Justicia
¿Y si “la peor asesina en serie de Australia” es inocente y su caso se convierte en el mayor error judicial de la historia?
Si Kathleen Folbigg es absuelta tras 19 años en prisión, su caso sería peor que el de Lindy Chamberlain, que cumplió 3 años de cárcel por error tras ser condenada por asesinar a su bebé
¿Qué sentirías si, siendo madre, dieras a luz a cuatro hijos y cada uno de ellos muere siendo bebés por causas naturales en un lapso de 10 años? Posteriormente, imagina que te acusan injustamente de asesinarlos a todos y te condenan a 30 años de cárcel por cuatro crímenes terribles que no cometiste.
Este escenario podría darse en el caso de Kathleen Folbigg, una madre australiana de la región de Hunter Valley, en Nueva Gales del Sur, que fue calificada en su juicio en 2003 como “la peor asesina en serie femenina de Australia”. La mujer ya ha pasado 19 años en prisión después de ser declarada culpable del homicidio de su primogénito Caleb y del asesinato de sus tres hijos posteriores, Patrick, Sarah y Laura.
Sin embargo, una nueva evidencia científica está dando un inesperado vuelco a este caso a día de hoy. Y es que a principios del mes de mayo, unos 90 científicos -entre ellos la española Carola García Vinuesa- firmaron una petición pidiendo a la gobernadora general de Nueva Gales del Sur, Margaret Beazley, el perdón y la liberación de la mujer de 54 años al considerar que existen fuertes evidencias que demuestran su inocencia.
Si finalmente Folbigg fuese absuelta y sus condenas quedasen anuladas, su terrible experiencia será vista como el peor error judicial en la historia de Australia. Será incluso peor que el famoso caso de Lindy Chamberlain, quien cumplió tres años de prisión después de ser condenada por error por asesinar a su bebé en Uluru (hecho real que fue llevado al cine con la actriz Meryl Streep interpretando a Chamberlain).
La abogada, “muy segura” de que Folbigg será liberada
El equipo legal de Folbigg y parte de la comunidad científica ve altas posibilidades de demostrar su inocencia y de cambiar para siempre la forma en la que se presenta la ciencia en los tribunales. De hecho, su abogada Rhanee Rego afirmó a una cadena de televisión australiana estar “muy segura” de que su clienta será absuelta en base a las últimas pruebas genéticas.
“Llegaron a la conclusión de que la mutación genética es tan letal como otras mutaciones conocidas que mataron a niños en el pasado. Tengo mucha confianza en que el fiscal general aplicará la legislación y los indultos pueden ser concedidos ante esta situación y Folbigg saldrá de la cárcel muy pronto”, aseguró Rego.
Asimismo, la abogada cree que si finalmente absuelven a Folbigg nunca se recuperaría del trauma sufrido en estas últimas dos décadas: “Un psicoterapeuta que nos facilitó un informe y habló con Kathleen varias veces dijo que es probable que nunca se recupere. Imagine tener cuatro hijos que se mueren y después estar encerrada en una prisión de máxima seguridad durante 19 años. Es un dolor con el que no creo que nadie pueda convivir, tal vez Lindy Chamberlain pueda hacerlo”.
“Es un dolor inimaginable y nuestro trabajo como su equipo legal es asegurarnos de que asegure su libertad y que le demos la mejor oportunidad posible para que la gente sepa bien la situación real, que es que no hay evidencia de asfixia incluso desde la autopsia. Siempre ha sido por causas naturales”, puntualizó Rego, quien agregó que “el sistema legal, por el que tengo un gran respeto, ha cometido un error en este caso”.
¿Parricidio o mutación genética?
La petición de los científicos denuncia un abismo preocupante en este caso, entre la ciencia y la ley. A lo largo de varias apelaciones y una investigación detallada, que reexaminó las condenas de Folbigg en 2019, los jueces australianos han rechazado categóricamente la noción de duda razonable en su caso, dando mayor peso a la evidencia circunstancial presentada en su juicio, y a las ambiguas anotación que escribió en su diario.
“La única conclusión razonable sigue siendo que alguien causó daño intencionalmente a los niños, y el método obvio fue asfixiarlos”, dijo Reginald Blanch, un exjuez que dirigió la investigación. “Las pruebas no apuntaban a nadie más que a la señora Folbigg”, agregó.
Asimismo, el gobierno de Nueva Gales del Sur aseguró al público hace dos años que “no se ha dejado piedra sin remover”, pero la ciencia cada vez más apunta a que existen dudas razonables sobre las muertes. “La ciencia en este caso es convincente y no se puede ignorar”, señaló el profesor Jozef Gecz, investigador y genetista humano.
Por su parte, la profesora Fiona Stanley, investigadora de niños y salud pública, dijo: “Es profundamente preocupante que se hayan ignorado las pruebas médicas y científicas, en favor de las pruebas circunstanciales. Ahora tenemos una explicación alternativa para la muerte de los niños Folbigg”, señaló.
“No hay signos de asfixia”
Los recientes descubrimientos genéticos se suman a opiniones médicas anteriores de expertos que apoyan la teoría de que los cuatro niños murieron por causas naturales. Stephen Cordner, un patólogo forense basado en Melbourne, reexaminó las autopsias de los niños en 2015 y concluyó que: “No hay ningún sostén patológico forense positivo para la afirmación de que alguno o todos estos niños hayan sido asesinados. No hay signos de asfixia”, aseguró.
Tres años después, en 2018, el patólogo forense Matthew Orde, profesor clínico adjunto de la Universidad de Columbia Británica, afirmó a la Australian Broadcasting Corporation: “Estoy de acuerdo con el profesor Cordner de que estas cuatro muertes infantiles pudieron deberse a causas naturales”.
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