Familia Real

Guillermo y Enrique: el día de la frágil reconciliación para honrar a la reina

Los hijos del Rey Carlos III y sus esposas, Kate y Meghan, se acercaron a saludar a la multitud reunida a las afueras de Windsor

Los hijos del Rey Carlos III, Guillermo y Harry y sus esposas, Kate y Meghan se acercaron a saludar a la multitud reunida a las afueras del Castillo de Windsor
Los hijos del Rey Carlos III, Guillermo y Harry y sus esposas, Kate y Meghan se acercaron a saludar a la multitud reunida a las afueras del Castillo de WindsorChris JacksonAgencia AP

Oficialmente Reino Unido celebró ayer el «día de la proclamación», pero la jornada terminó convirtiéndose en el «día de la reconciliación». Los príncipes Guillermo y Enrique, distanciados desde hace más de un año, protagonizaron una de las imágenes más esperadas al salir juntos con sus respectivas esposas, Catalina y Meghan, al exterior del castillo de Windsor para saludar a la gente allí congregada para expresar el pésame por la muerte de Isabel II. Vestidos de riguroso luto, los nuevos príncipes de Gales y los duques de Sussex miraron las flores, tarjetas y dibujos de niños depositados ante el castillo de Windsor, antes de acercarse a los súbditos allí reunidos. Era la primera vez en más de un año que los dos hermanos, hijos del rey Carlos III y nietos de la reina Isabel II, eran vistos juntos, después del escándalo provocado en la familia real tras el sonado Megxit.

La relación de Enrique –que ahora vive en California –con su familia es prácticamente nula. Es más, declinó la invitación que le había hecho su padre para verse la semana pasada, cuando estaba de visita en Reino Unido para participar en unos actos con unas ONGs. El fallecimiento de Isabel II pilló a los Sussex en Alemania, donde presentaban los Juegos Invictus, por lo que Enrique pudo trasladarse de inmediato a Balmoral. Y quizá allí pudo haber un primer acercamiento. Porque en el primer discurso a la nación el viernes, Carlos III quiso tender puentes, al expresarles su «amor» mientras «continúan construyendo sus vidas en el extranjero».

Por su parte, en Balmoral también llamó la atención la presencia del otro repudiado de la Familia Real, el príncipe Andrés, del que siempre se dijo era el hijo favorito de Isabel II. Apartado de la agenda pública desde el escándalo por un supuesto abuso sexual a una menor –que él siempre ha negado– acudió con otros miembros de la familia, entre ellas sus hijas, a ver las flores depositadas por los ciudadanos y recibió incluso un aplauso de los allí congregados. En definitiva, los acercamientos que Isabel II no consiguió ver en vida, logró que se produjeran con su muerte.

Hoy, el féretro con los restos mortales de la reina partirá sobre las 10:00 hora local por carretera desde Balmoral, en el noroeste de Escocia, hasta Holyroodhouse, un recorrido que llevará varias horas, una vez que el cortejo fúnebre pase por las localidades escocesas de Ballater, Aberdeen y Dundee. Por la tarde, el féretro permanecerá en la residencia de Holyroodhouse, ubicada frente al Parlamento regional escocés. La ministra principal escocesa, la nacionalista Nicola Sturgeon, la misma que quiere convocar el próximo año un nuevo referéndum secesionista, dijo ayer que «Escocia ha perdido a una de sus servidoras más dedicadas y queridas. El dolor que hemos visto en todo el mundo ha sido profundo y profundamente conmovedor».

El lunes, los restos serán trasladados a través de la avenida Royal Mile, que une Holyroodhouse con el castillo de Edimburgo, hasta St Giles, donde el féretro permanecerá 24 horas, cubierto con el estandarte real, para que la población pueda rendirle tributo. Miembros de la familia real irán en procesión tras el féretro hasta la catedral, donde habrá un servicio religioso, antes de que el martes los restos mortales sean llevados a Londres.

Aunque en un principio estaba previsto que el féretro fuera llevado en el tren real desde la estación de Waverley, en Edimburgo, hasta la estación de King’s Cross, en Londres, se hará en un avión oficial hasta una base militar londinense, en el que viajará la princesa Ana, la única hija de la reina Isabel II.

En la capital, el féretro será trasladado al palacio de Buckingham, residencia oficial de la familia real, donde permanecerá unas 24 horas. El miércoles se iniciará el cortejo fúnebre desde el palacio hasta Westminster Hall, el área más antigua del Parlamento. Es en este gran espacio donde el féretro permanecerá durante cuatro días, cubierto con el estandarte real y custodiado por los guardias reales mientras la población accede para darle el último adiós. El funeral de Estado tendrá lugar el próximo lunes 19 de septiembre, después del cual, sus restos serán llevados a la capilla de San Jorge, en el castillo de Windsor, a las afueras de Londres, para ser depositados junto a los de sus padres.