Reino Unido
Histórica visita de Carlos III a Irlanda del Norte
El nuevo monarca visita Belfast para neutralizar las voces que piden una reunificación de la isla
Carlos III realizó ayer una visita histórica a Irlanda del Norte como parte de la gira por las cuatro naciones que forman Reino Unido, en un momento en el que la unidad constitucional está más que cuestionada. Suponía su visita número 40 a la provincia británica, pero se trataba de la primera convertido en monarca. Y las imágenes pasarán a la posteridad. Porque en un territorio en el que aún existen fuertes diferencias entre católicos y protestantes, republicanos y monárquicos, nacionalistas y unionistas no todos los días se pueden ver a los representantes de todas las comunidades y creencias religiosas juntos para recibir al representante de la misma Corona que dividió la isla de Irlanda hace un siglo.
El tren de Belfast a Dublín agregó hoy una parada especial en Lisburn para ayudar a las personas a rendir homenaje a Isabel II en el castillo de Hillsborough, la única residencia real en la provincia británica. Fue allí donde Carlos III, 73 años, recibió a los líderes políticos con los que se comprometió a seguir el “brillante ejemplo” de su progenitora. “Mi madre sintió profundamente, lo sé, la importancia del papel que ella misma desempeñó al unir a aquellos a quienes la historia había separado, y al extender una mano para hacer posible la curación de heridas de larga data”, matizó. Tras cuatro décadas de conflicto entre católicos y protestantes, la paz se selló con el Acuerdo de Viernes Santo de 1998.
Carlos III señaló que su madre nunca dejó de orar para que llegaran “mejores tiempos” para la gente de Irlanda del Norte, “cuyo dolor había sentido nuestra familia”, una referencia a la muerte de Earl Mountbatten en 1979, tío abuelo de Carlos III y cercano confidente, que fue asesinado por el IRA con una bomba colocada en su barco de pesca en Mullaghmore.
Acompañado por Camilla, la reina consorte, el monarca acudió luego a un servicio religioso en la catedral de Belfast, donde estuvieron más de 800 personas, incluidos políticos y líderes religiosos de toda Irlanda del Norte. En la proclamación oficial el pasado lunes de Carlos III en territorio norirlandés, estuvieron presentes representantes políticos con la excepción de los nacionalistas del Sinn Fein, que recalcaron que no enviaban a ningún diputado porque la ceremonia era “para quienes tienen su fidelidad política en la Corona británica”. Sin embargo, los nacionalistas sí quisieron acompañar hoy al monarca para expresarle sus condolencias por la muerte de su progenitora.
Michelle O’Neill, vicepresidenta de Sinn Fein, el que fuera brazo político del IRA, estrechó las manos del rey. La escena recordó a la protagonizada en junio de 2012, cuando Isabel II saludó por primera vez sonriendo a Martin McGuinness, dirigente del grupo terrorista reconvertido luego en vice primer ministro norirlandés. Al servicio religioso en la catedral -que terminó con el Dios Salve al Rey y una bendición celta- también acudieron los máximos representantes políticos de la República de Irlanda.
En 2011, Isabel II fue la primera monarca británica en casi un siglo en visitar la República de Irlanda. terminó con el Dios Salve al Rey y una bendición celta. Se habla mucho estos días sobre el desafío soberanista escocés con la promesa de Nicola Sturgeon de sacar de nuevo las urnas para el próximo año. Pero es en Belfast donde las tensiones políticas son más preocupantes y donde existe la excepcionalidad por la que Downing Street no se puede negar a permitir que haya un referéndum sobre la reunificación de la isla de Irlanda si se dan una serie de requisitos.
Entre ellos, el triunfo de los católicos en las elecciones `autonómicas´, lo que tuvo lugar ya el pasado mes de mayo cuando el Sinn Fein se convirtió por primera vez desde la partición de la isla hace un siglo en la formación más votada.
El Brexit ha dejado ya a Belfast más alineada política y económicamente con Dublín que con Londres, debido a los nuevos controles aduaneros, que han creado una parálisis en Stormont, porque los unionistas del DUP se niegan ahora a formar el Gobierno de coalición con el Sinn Fein al que les obliga el Acuerdo de Paz de 1998 hasta que no se modifique el llamado Protocolo de Irlanda, pieza clave del pacto que se firmó con Bruselas.
La nueva ministra Liz Truss -la misma que en su día hizo campaña por la permanencia en la UE, pero ahora se ha reconvertido en la niña bonita del núcleo duro del Partido Conservador- está ahora dispuesta a realizar cambios de manera unilateral pudiendo provocar una guerra comercial con el bloque. En definitiva, Irlanda del Norte puede ser un frente importante en la nueva era Carolina.
Tras su viaje a Belfast, Carlos III y Camilla regresaron a Londres para recibir el féretro de Isabel II. La soberana, que falleció el pasado jueves en Balmoral a los 96 años, abandonó ayer por última vez Escocia, el lugar donde siempre se ha dicho fue más feliz. La princesa Ana, la única hija de la soberana, fue quien acompañó los restos mortales de la monarca hasta el Palacio de Buckingham. Este miércoles serán trasladados hasta Westminster donde se instalará una capilla ardiente para que los ciudadanos puedan rendirle tributo hasta el próximo lunes, cuando tendrá lugar el funeral de Estado.
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