“Preparados para todo”: Así entrena en Europa la tripulación del USS George HW Bush para la guerra con Rusia

El buque insignia de la Marina norteamericana es el portaaviones George H. W. Bush, desplegado en el Mediterráneo como parte del 10º Grupo de Combate de la marina estadounidense (Carrier Strike Group 10), que ayuda a probar la capacidad de defenderse de la OTAN. Una misión programada hace tiempo y que cobra vital importancia debido a la guerra en Ucrania y a la amenaza rusa. El George H. W. Bush es el décimo y último buque de la clase “Nimitz” y está en servicio desde 2.009. Lleva a bordo más de 80 aeronaves, fundamentalmente aviones F-18, y un total de 4.300 personas. Le escoltan el crucero “Leyte Gulf” y los destructores “Delbert D. Black”, “Farragut” y “Truxtun”. Su misión es disuadir y evitar una escalada bélica, pero su tripulación “está preparada para todo”.

Durante los los últimos días, varias patrullas de F18 han despegado del portaaviones hacia Lituania y Polonia, en el extremo este de la alianza, cerca de Rusia, operando junto a aviones de guerra de otras naciones aliadas y con buques de guerra y tropas terrestres de la OTAN.

El comandante del grupo de ataque del portaaviones explicó a Sky News que su mensaje sobre lo que está ocurriendo con Rusia y Ucrania es que sus soldados, hombres y mujeres, “estén listos para cualquier misión”.

“Queremos paz, es lo que todos quieren”, indicó el contralmirante Dennis Vélez. “Queremos que termine la guerra, que se devuelva la estabilidad a la región y que tengamos una Europa pacífica y estable, pero, por si acaso, nosotros estamos listos”.

Sobre el supuesto de una escalada militar o incluso el inicio de una guerra, el almirante dijo a Sky News de forma tajante que “este barco, este grupo de ataque, nuestros aliados... Estamos listos para cualquier cosa. Lo demostramos todos los días”.

Las maniobras de la OTAN no han pasado desapercibidas para Vladimir Putin, que observa muy de cerca todo lo que ocurre en Europa y los movimientos estratégicos que hacen los países de la Alianza. Por ello, el presidente ruso ha enviado al menos dos buques de guerra y varios aviones para observar lo que está ocurriendo realmente en el Mediterráneo.

“Los hemos visto”, reconocía Vélez, que también era consciente de que se trataba de una situación normal porque “tienen el mismo derecho que nosotros a operar en aguas internacionales, así que simplemente seguimos el derecho internacional y las reglas de tránsito”. Es decir, como todos respetan la legislación internacional, no hay problema.

Pero es muy significativo que el portaaviones esté desplegado en Europa porque la proximidad de las fuerzas armadas de Rusia y la existencia de un conflicto bélico cercano hace que estas maniobras no sean un mero entrenamiento para los cerca de 5.000 marinos norteamericanos que se encuentran en el George H. W. Bush. En palabras del teniente Cordan Mackenzie, de 27 años, uno de los pilotos de F18, “es un escenario real”.

“La mayor parte del tiempo lo que que hacemos nos lo tomamos como un entrenamiento, como si de un juego se tratara. Pero cuando regresas al portaaviones y acudes a sesiones informativas de inteligencia y vuelas misiones con aliados de la OTAN y las cosas se ven de otra manera y te das cuenta de lo real que es todo lo que está ocurriendo y lo lo importante que es nuestra misión: tener presencia en el Adriático y hacer que Estados Unidos y nuestros aliados de la OTAN trabajen de forma coordinada para asegurarse de que el mundo sepa que todavía somos una potencia a tener en cuenta”.

Las operaciones aéreas suponen una novedad para este grupo de militares porque durante la guerra de Afganistán no tuvieron que enfrentarse a enemigos en el aire. Por lo que durante estas maniobras -y más tras la invasión rusa de Ucrania iniciada el 24 de febrero- también se han introducido ejercicios para perfeccionar sus estrategias de disuasión.

Terceros ejercicios militares desde el final de la II Guerra Mundial, todos este año

“Hemos aumentado nuestra disposición, nuestra preparación y fortalecido la forma en que trabajamos juntos para prevenir y defender cada centímetro del territorio de la OTAN”, afirmó al mismo medio Jens Stoltenberg, secretario general de la OTAN. Asimismo, recordó que un dato que indica la importancia de estos ejercicios es que era la tercera vez desde el final de la Guerra Fría que un grupo de portaaviones norteamericano ha operado bajo el paraguas de la OTAN, y las tres veces se han producido durante el último año.

El responsable de la OTAN mostró su preocupación por las acusaciones de Rusia a Ucrania de que planeen el uso una “bomba sucia” radiactiva en su propio territorio. Una estrategia que `puede ser una simple excusa del Kremlin para lanzar un ataque y culpar al gobierno de Volodimir Zelensky.

“Rusia ha acusado de cosas que pretenden hacer ellos mismos, por lo que debemos vigilar de cerca lo que Rusia hace ahora. Y deben saber que el uso de una bomba sucia o una bomba radiológica es una escalada grave”, dijo Stoltenberg que, advirtió que en caso de producirse “sería una escalada bélica muy seria”.

Sin embargo, se mostró algo más escéptico ante la posibilidad de que Putin ordenara el uso de armas nucleares: “La probabilidad sigue siendo baja. Pero las consecuencias podrían ser tan devastadoras, que es un riesgo que tenemos que tomarnos en serio”.

Por eso, Stoltenberg dijo que “una de las cosas en las que tienes que confiar es en tu entrenamiento. Sin duda, los pilotos de la marina entrenados en los Estados Unidos son los mejores del mundo... Todo lo que hacemos aquí es entrenar y prepararnos para una pelea que podría llegar.

El portaaviones George H. W. Bush, participa en una serie relativamente reciente de maniobras de la OTAN llamada Neptune, que, a diferencia de los ejercicios anuales más predecibles y planificados a largo plazo, permite a los aliados ser más rápidos, más flexibles y más dinámicos en la forma en que prueban sus capacidades marítimas, aéreas y terrestres.