Era Carolina

La polémica tiñe la primera visita de Estado de Carlos III

El monarca británico recibe a Cyril Ramaphosa, el líder surafricano de la «Commonwealth»

El presidente de Suráfrica, Cyril Ramaphosa, junto a Carlos III y Camilla en el Palacio de Buckingham
El presidente de Suráfrica, Cyril Ramaphosa, junto a Carlos III y Camilla en el Palacio de BuckinghamDan KitwoodAgencia AP

Carlos III recibió este martes en Londres al presidente de Suráfrica, Cyril Ramaphosa, en lo que supuso la primera visita de Estado de su reinado. Se trataba de un viaje que se había organizado antes de la muerte de Isabel II como guiño a su larga devoción por la Commonwealth. La última visita de Estado de un líder surafricano fue en 1996, cuando Nelson Mandela fue honrado dos años después de convertirse en el primer presidente negro de su país.

Para el nuevo monarca británico el compromiso con la llamada “familia de naciones” -una de las asociaciones transnacionales más antiguas del mundo, con Canadá, Australia y Nueva Zelanda como países más importantes- supone también uno de los grandes compromisos de la era Carolina.

Pero lo cierto es que existen cada vez más dudas sobre el futuro de esta asociación por los movimientos republicanos entre las 56 naciones que comparten lazos históricos con Reino Unido. Cuando Isabel II accedió al trono en 1952, era jefa de Estado - con papel puramente ceremonial- en 32 de estos países. Pero, en el momento de su muerte, el pasado mes de septiembre, solo lo era de 14, sin contar con el propio Reino Unido.

Para Carlos III, por lo tanto, la visita refuerza su implicación con la Commonwealth. Y en términos económicos también es importante para la nueva Global Britain post Brexit, ya que Suráfrica es la segunda mayor economía del continente y el mayor socio comercial de Reino Unido en África.

En este sentido, el Ejecutivo de Rishi Sunak aprovechó la visita de Estado para presentar la siguiente fase de la llamada Alianza de Infraestructura Reino Unido-Suráfrica, que respaldará el crecimiento económico surafricano mediante desarrollos estructurales y ofrecerá un mayor acceso a compañías británicas a proyectos por valor de hasta 5.370 millones de libras (6.186 millones de euros) en los próximos tres años.

En cualquier caso, no estuvo exenta de polémica, ya que Ramaphosa está acusado de corrupción en su país, donde el paro además se ha disparado al 35% y no hay electricidad durante gran parte del día. Asimismo, el presidente surafricano culpa a la expansión de la OTAN de la actual guerra en Ucrania y se ha negado a respaldar los votos de la ONU que condenan la invasión del Kremlin con el que guarda estrecha relación.

Ramaphosa fue recibido con toda la pompa y boato por Carlos III, Camilla y los príncipes de Gales, Guillermo y Catalina, en el patio de armas en el centro de Londres. Posteriormente se mostró al invitado de honor una selección de fotografías que mostraban las conexiones de la familia real con Suráfrica. Entre ellas, había una copia de un discurso que Isabel II pronunció en Ciudad del Cabo en su 21º cumpleaños, siendo aún princesa, donde realizó una de las promesas más importantes de su reinado: dedicar “toda su vida, ya sea larga o corta” al servicio de la Commonwealth.

Ramaphosa cumplió con la tradición de depositar una ofrenda floral en la Tumba del Soldado Desconocido en la Abadía de Westminster y luego se dirigió a los Lores en la Galería Real del Palacio de Westminster. La jornada finalizó con una cena de gala en el Palacio de Buckingham.

Se trata de la primera visita de Estado que acoge el Reino Unido desde la deDonald Trump en 2019. El viaje estuvo marcado por la polémica y grandes protestas en la calle, ya que coincidía con uno de los momentos más controvertidos en el mandato del que por aquel entonces era presidente de Estados Unidos, nación con la que Reino Unido siempre ha defendido su “relación especial”.