Defensa
La mili con la que Macron quiere relanzar el espíritu patriótico francés no cala entre los jóvenes
El presidente sopesa hacer obligatorio el servicio nacional universal entre 800.000 jóvenes
En medio de la guerra de Ucrania y tras la reciente retirada de Francia de Malí, Emmanuel Macron quiere impulsar el Servicio Nacional Universal (SNU) para los jóvenes de entre 15 y 17 años, una medida que implica la realización de una especie de “mini mili” de cuatro semanas que no termina de calar en la sociedad francesa. El presidente francés propuso en 2017 en su campaña este servicio como una manera de potenciar el espíritu patriótico y rescatar el viejo orgullo francés difuminado en las últimas décadas.
Según publica la prensa francesa, el mandatario tenía previsto anunciar este mes la obligatoriedad para 800.000 adolescentes galos de esta especie de mili cívica, pero al parecer ha cambiado de opinión convencido por sus asesores de que este proyecto, además de muy costos económicamente, no lograría cumplir con los objetivos deseados.
El plan de Macron es un intento de resucitar en parte la antigua mili que Francia puso fin en el año 2001. La idea es que los adolescentes se unan de forma obligatoria al servicio nacional universal, pero los sindicatos, profesores y alumnos se oponen a esta medida. Tampoco gusta la medida a los partidos de izquierdas e incluso ha recibido críticas de diputados de la formación del propio Macron, que consideran que este sueño del presidente sería poco efectivo.
La primera vez que se intentó poner en marcha fue en 2019 y solo sedujo a 32.000 jóvenes franceses. El programa de 2020 se canceló debido a la crisis de la pandemia, pero el pasado verano unos 15.000 jóvenes participaron en “cursos de cohesión” por toda Francia. Este año, el Ministerio de Juventud quiere llegar a la cifra de 50.000 adolescentes.
La estructura de esta “mini mili” tiene dos etapas. En la primera los adolescentes acuden a una especie de “campos de cohesión” durante quince días en los que realizan actividades deportivas y culturales mientras aprenden cómo izar la bandera tricolor cada mañana, entre otras cosas.
La segunda etapa conlleva una misión de doce días en una organización de carácter social o militar, desde una organización benéfica a una base del Ejército. Para la ministra de la Juventud, Sarah El Haïry, sería como una mezcla de lo mejor que se ofrece en un campamento de verano, el ejército y la escuela.
Un colaborador cercano del presidente Macron le dijo al periódico Le Figaro que el presidente está convencido de que el servicio cívico “estructuraría a la generación de jóvenes” actual. Pero lo cierto es que a tenor de las cifras de reclutamiento, su plan no es lo suficientemente atractivo para los jóvenes.
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