Elecciones
Petro, ante el abismo de gobernar en Colombia
Sacudida en los mercados tras el giro a la izquierda El ex guerrillero del M19 se enfrenta al reto de construir consensos e implementar una agenda radical que rechaza la mitad del país
La Colombia de Gustavo Petro será una donde los equilibrios lucirán frágiles. El primer presidente de izquierdas en la historia del país andino llegará a la Casa de Nariño con la necesidad de abrir un diálogo nacional con partidos, instituciones, empresarios y organizaciones internacionales. No tiene nada garantizado, más allá del respaldo popular de más de 11 millones de colombianos que lo votaron.
Petro ha prometido reformar su país, «desarrollar el capitalismo» para que no sea feudal y enfocarse en las atenciones sociales y la sustitución de un modelo extractista por uno industrial. Entre sus propuestas, hay transformaciones de la economía, del sistema de salud, del de pensiones y de los impuestos. No es poca cosa siendo que buena parte de ello pasa por el Congreso de la República, en el cual su partido no tiene mayoría. El Pacto Histórico cuenta con 20 de los 108 escaños del Senado y 27 de los 187 de la Cámara de Representantes. Luego, deberá conquistar a otros grupos progresistas y de izquierda para robustecer sus posiciones frente a las 55 escaños de la derecha en el Senado. En la Cámara Baja las cuentas de bloques auguran que la derecha lidere, aunque todo dependerá de las posiciones que asuma el Partido Liberal cuando tomen posesión los diputados en julio.
Petro necesita del respaldo parlamentario para adelantar las reformas laborales, de pensiones, policiales, rurales, tributarias y de salud que ha esbozado. No es casual que en su discurso de triunfo, la noche del domingo, dijera que la oposición siempre tendrá las puertas abiertas en el palacio presidencial. A los 10,3 millones que no votaron por él los llamó a un gran acuerdo nacional para lograr el «máximo de los consensos». Eso sí, no tendrá un opositor claro al que enfrentarse, sino distintos sectores contrapuestos. El asunto puede complicarle la gobernabilidad y aumentar las tensiones. Por una parte está el uribismo, que sigue siendo fuerte (tiene los dos senadores más votados del país) aunque no como en otrora; y el Partido Conservador. La U y los liberales pudieran mantenerse independientes, pero nunca aliados del nuevo mandatario.
Entretanto, el próximo presidente colombiano necesita enviar señales de confianza, particularmente a los mercados. Con su triunfo el domingo, las acciones de las principales firmas que operan en Colombia y en los mercados internacionales registraron pérdidas en sus cotizaciones. Cayeron las de empresas como Canacol Energy, Ecopetrol, Mineros, GCM Mining; todas firmas dedicadas a la producción de materias primas en gas, crudo y minería que son los sectores a los que apunta Petro en sus promesas de cambio.
Colombia tiene en el petróleo el 35% de sus exportaciones, y es fuente primaria de ingresos del Estado y las regiones. Los analistas prevén también que el dólar ganará terreno frente al peso colombiano. El sector empresarial ha invitado a Petro a tomar decisiones negociadas para impulsar la confianza en su mandato.
También se verá cómo abordará los temas de la seguridad nacional. Ya había prometido desmantelar el Escuadrón Antidisturbios y eliminar el servicio militar obligatorio, además de cambiar el programa de ascensos, las delegaciones en el exterior, las condecoraciones y los reconocimientos, entre otros aspectos. A su lado, festejando su triunfo hubo víctimas de la represión por las protestas registradas desde 2019.
Por otra parte, Petro ganó en los territorios más golpeados por el conflicto armado, los de la periferia nacional, allí donde las expectativas por el cumplimiento de los acuerdos de paz de 2016 siguen vigentes. «El gran acuerdo nacional es para construir la paz, que la sociedad colombiana tenga oportunidades. Que alguien como yo pueda ser presidente o Francia [Márquez] vicepresidenta. La paz es que dejemos de matarnos los unos a los otros, a partir del 7 de agosto comenzará la paz en Colombia y en segundo lugar lograr que las armas dejen de disparar, que dejen de usarse y existir por fuera del Estado colombiano. No es matarnos, es amarnos los unos a los otros», recalcó el presidente electo en su discurso de triunfo.
La guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN), considerado un grupo terrorista, anunció ayer su «disposición para avanzar en un proceso de paz» siempre y cuando el presidente electo emprenda varias reformas económicas y sociales que el grupo armado considera «urgentes».
Otro punto clave para Petro será su relación con Estados Unidos, hasta ahora tirante. El secretario de Estado, Antony Blinken, ya dijo que está dispuesto a mejorar la relación bilateral con quien ahora será jefe de Estado. El nuevo gobernante propuso en su campaña renegociar el Tratado de Libre Comercio con Washington, donde el actual embajador de Colombia, Juan Carlos Pinzón, renunció ayer conocido el triunfo del político izquierdista, aunque la dimisión se hará efectiva el 6 de agosto, cuando ocurra el cambio de mando presidencial en Bogotá. Petro, en su discurso de triunfo, propuso un nuevo «diálogo entre las Américas» y para ello tendrá que calibrar sus relaciones con Estados Unidos, pero también con países como Venezuela, con el que ha prometido restaurar las relaciones diplomáticas rotas por su antecesor, Iván Duque en 2019.
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