América Latina

Ecuador elige presidente en las elecciones más atípicas e inciertas

La correísta Luisa González parte como favorita tras la campaña más violenta de la historia del país andino

Las elecciones ecuatorianas de hoy están marcadas por la violencia. Dos asesinatos políticos, varios atentados del sicariato en campañas y unas cifras de muertes a escala nacional que no dejan de crecer son el contexto de los comicios adelantados que convocó el presidente Guillermo Lasso para definir quién terminará su periodo al frente del Estado y cómo se conforma otra Asamblea Nacional, luego de decretar la «muerte cruzada». En la campaña electoral se dejó de hablar de empleo, poder adquisitivo, sistema de salud y corrupción, para enfocarse en ofrecer respuestas sobre delincuencia, violencia, narcotráfico y crimen organizado. Unos candidatos proponen «mano dura», cárceles y acción policial. Otros pregonan que van a fortalecer los cuerpos uniformados, incluyendo los militares. Algunos más han dicho que es necesario combatir estructuras criminales de alcance internacional. Varios han sido vistos estos días portando chalecos antibalas: nadie quiere ser el siguiente Fernando Villavicencio, el periodista y candidato asesinado a tiros hace una semana.

Christian Zurita, el también periodista que reemplaza Villavicencio, afirmó que su compañero fue asesinado «porque dijo que militarizaría los puertos y eso lo vamos a mantener como principio». Antes de su muerte, Villavicencio denunció amenazas por alias Fito, líder de la pandilla «Los Choneros» aliada de las FARC y el cártel de Sinaloa.

Luisa González, del Movimiento Revolución Ciudadana que lidera el expresidente Rafael Correa y encabeza en las encuestas, ha prometido que de ser elegida creará de inmediato una comisión para investigar el asesinato de Fernando Villavicencio.

Por otra parte, en el cierre de campaña, el candidato conservador Daniel Noboa denunció un atentado contra su comitiva. «Gracias a Dios salimos ilesos. El amedrentamiento y el miedo no tienen cabida en el país que queremos y por el que estamos comprometidos a cambiar de una vez por todas», escribió en la red social X, antes llamada Twitter. La Policía y el Ministerio del Interior rechazaron esa versión e investigan si se trató de un cruce de disparos entre delincuentes ajenos a la política. En caso de que así fuera, no deja de mostrar la cruda realidad de Ecuador, donde bandas armadas se disparan a plena luz del día.

Los electores, por tanto, acudirán hoy a las urnas guiados por el miedo, y no está claro en cuánto ha disminuido la disposición a votar por quienes puedan sentir que su seguridad está amenazada de acudir a los centros electorales. Las últimas encuestas publicadas antes de la veda oficial ubicaban a los indecisos en un 20%.

Crimen organizado

El aumento de la delincuencia ha sido sostenido. La Policía Nacional de Ecuador registraba una tasa de homicidios en 2016 de 5,8 por cada 100.000 habitantes. En 2022 el dato se había disparado hasta 25,6. La cifra acerca al país a registros de Colombia o México, donde la violencia por la acción de los cárteles de la droga es histórica.

En Ecuador, la fachada del Pacífico ha comenzado a ser controlada por grupos delincuenciales. Según las autoridades e investigaciones periodísticas, cárteles mexicanos, bandas urbanas brasileñas y la mafia albanesa colaboran con grupos locales. Un informe publicado en marzo por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito afirmaba que «traficantes de los Balcanes y miembros de grupos delictivos italianos se han instalado en Ecuador para establecer líneas de suministro a los mercados europeos». En los últimos meses, regiones como la provincia de Guayas -donde está la ciudad de Guayaquil- ha visto casos de sicariato, masacres, cadáveres colgando de puentes, un chaleco bomba y una policía incapaz de imponerse. En la ciudad portuaria, donde se concentra la actividad económica y la mayor cantidad de población urbana del país, se registró el 30% de los asesinatos de 2022.

Ecuador sufre una grave espiral de violencia durante los últimos 20 meses. El año pasado cerró con el peor registro histórico de violencia criminal, y 2023 pinta peor. Hasta el 2 de julio se registraron 3.568 asesinatos, para una tasa de 19,83 por cada 100.000 habitantes. Si se compara con los 2.042 crímenes de este tipo que se cometieron en el mismo período del 2022, el incremento es del 74,73%. Una tendencia que, de continuar, llevaría la tasa anual a 39 y el registro de casos a más de 7.000.

Las tasas de homicidios más altas de la región son Honduras -que cerró 2022 con el dato más bajo en 16 años con 35,79- y Venezuela que registra 40,4, incluyendo desapariciones, según el Observatorio Venezolano de Violencia a falta de estadísticas oficiales. La violencia surgió primero en las cárceles, pero se derramó hasta las calles donde se viven las consecuencias de un Estado débil y una sociedad empobrecida que impulsa las economías ilícitas y los esquemas criminales. Incluso el Comité Permanente por la Defensa de los Derechos Humanos (CPDH) ha dicho que en Guayaquil los niños están expuestos a morir si no se suman a bandas criminales, y que ya se han registrado enfrentamientos dentro de las escuelas.

Esa ciudad, como otras zonas del país, están bajo estado de excepción decretado por el presidente Guillermo Lasso que incluye la militarización de algunas escuelas. Pero la medida no solo no ha detenido la violencia sino que los registros de muertes han aumentado en las últimas semanas.

Es parte del caldo que ha calentado las candidaturas de Villavicencio primero y ahora Christian Zurita, y especialmente la de Jan Topic, un empresario al que apodan “Rambo” y que se ha presentado como “el Bukele ecuatoriano” cuando ha prometido emular al presidente de El Salvador en el combate a las pandillas, la construcción de cárceles y la “mano dura”.