Plan de Paz

Trump fragua el acuerdo entre Israel y Hamás

Tras 734 días de bombardeos. El ataque israelí a Qatar en septiembre llevó al presidente de EE UU a acelerar sus esfuerzos diplomáticos

Plan de Trump para la paz en Gaza
Plan de Trump para la paz en GazaT. GallardoLa Razón

Dos años después de uno de los conflictos más devastadores del siglo XXI, Israel y el grupo terrorista Hamás alcanzaron un acuerdo de paz mediado por el presidente estadounidense Donald Trump, en una negociación que sorprendió al mundo por su velocidad y por el peso político de sus protagonistas. Lo que comenzó como una ofensiva militar sin tregua en Gaza terminó con una firma auspiciada por tres actores decisivos: Estados Unidos, Egipto y Catar.

El acuerdo llega tras 734 días de bombardeos, bloqueos y un saldo devastador en vidas humanas. Desde el ataque de Hamás contra Israel el 7 de octubre de 2023 —que desató una ofensiva israelí sin precedentes—, la franja de Gaza se convirtió en símbolo del estancamiento y la desesperanza. Sin embargo, un evento inesperado cambió el rumbo: el ataque israelí en Doha, Qatar, en septiembre de 2025, que buscaba eliminar a altos mandos de Hamás.

Según funcionarios estadounidenses, ese episodio fue “el punto de inflexión” que llevó al presidente Trump a presionar intensamente por un acuerdo. La condena internacional al ataque, incluida la de Qatar, abrió un espacio para que Washington ejerciera su influencia y empujara a ambas partes hacia la mesa de negociación.

Desde su regreso a la Casa Blanca, Trump había insistido en que lograr “la paz definitiva” en el Medio Oriente sería su legado. Su equipo diseñó un marco de 20 puntos que sirvió de base para las conversaciones indirectas en Egipto. El plan incluía tres elementos centrales: un alto el fuego inmediato, la liberación de rehenes israelíes y prisioneros palestinos, y el retiro gradual de las tropas israelíes de Gaza hasta la llamada “línea amarilla”.

Plan de Trump para la paz en Gaza
Plan de Trump para la paz en GazaT. GallardoLa Razón

“Este es un gran día para el mundo árabe, para Israel y para Estados Unidos”, escribió Trump en su red social Truth Social al anunciar el acuerdo. Según Reuters, el presidente planea viajar a Egipto y posteriormente a Israel para asistir a la firma oficial del plan, junto al primer ministro Benjamín Netanyahu y el presidente egipcio Abdel Fattah el-Sisi.

El pacto contempla varias fases. En las primeras 24 horas tras la aprobación por el gabinete israelí, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) deberán retirarse de Gaza hasta la “línea amarilla”, cediendo el control del 53% del territorio.

Setenta y dos horas después del retiro comenzará la liberación de 20 rehenes israelíes, seguida del intercambio de unos 2.000 prisioneros palestinos, incluidos más de 200 con cadena perpetua.

En paralelo, Hamás entregará los cuerpos de los rehenes fallecidos y permitirá la entrada masiva de ayuda humanitaria. Naciones Unidas confirmó que tiene 170.000 toneladas de suministros listas para ingresar, lo que pondría fin a una crisis humanitaria que la propia ONU calificó de “hambruna” en agosto.

“Estamos listos para entrar en cuanto el alto el fuego sea efectivo”, dijo Olga Cherevko, portavoz de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA). “Ninguna ayuda sustituye la paz, pero esta oportunidad que brinda el acuerdo de Trump es histórica”.

El punto más incierto sigue siendo el futuro de la gobernanza en Gaza. Según el canciller israelí Gideon Sa’ar, la franja será administrada por un consejo de palestinos locales, con supervisión del nuevo “Consejo de Paz” presidido por Trump y con la participación del ex primer ministro británico Tony Blair.

La Autoridad Palestina podría tener un rol, pero solo si acepta una profunda reforma institucional, advirtió Sa’ar. Para Israel, Hamás no puede conservar ningún poder político ni militar tras el alto el fuego. Sin embargo, el grupo islamista ya ha adelantado que solo entregará el control a un gobierno “tecnocrático palestino” respaldado por países árabes y musulmanes, pero nunca a una administración extranjera.

Esa tensión refleja las limitaciones estructurales del acuerdo: mientras Israel y Estados Unidos celebran el fin de la guerra, Hamás busca garantías de una retirada completa y un futuro Estado palestino.

Fuentes cercanas a Trump aseguraron a los medios que su estilo “imprevisible” y su insistencia personal fueron determinantes. “No se trató de una estrategia diplomática compleja, sino de su capacidad para forzar acciones a través de su personalidad”, dijo un asesor a CBS News.

El presidente, que busca consolidar su legado internacional, ha comentado en privado que aspira a ser recordado por su “búsqueda de la paz más que por cualquier otra cosa”. Aunque él mismo ha reconocido que no espera un trato “justo” por parte del Comité Nobel, el simbolismo del acuerdo ya ha reconfigurado la narrativa de su segundo mandato.

Trump ha prometido viajar a la región en los próximos días y pronunciar un discurso ante el Parlamento israelí, invitado por Netanyahu. Su administración también prepara el despliegue del “Consejo de Paz”, que supervisará la reconstrucción de Gaza y la entrega de ayuda humanitaria.

A corto plazo, la prioridad será cumplir el cronograma de retiro militar y el intercambio de rehenes y prisioneros. A mediano plazo, el desafío será aún mayor: garantizar que el cese al fuego no se rompa y que la gobernanza civil en Gaza sea viable.

Aunque el acuerdo marca un punto de inflexión, nadie se atreve a llamarlo paz definitiva. Hamás sigue armado, Israel mantiene presencia militar en los bordes de la franja y la cuestión palestina continúa sin solución política.