
Guerra civil sudanesa
Ni aviones, ni barcos, ni tregua: Sudán se queda aislado
Una serie de ataques con drones contra Port Sudan han obligado a cancelar los únicos vuelos internacionales que salían del país africano

Port Sudan ya no es seguro. La ciudad costera, que servía como sede provisional del gobierno sudanés y, más importante, como puerto de entrada de la ayuda humanitaria (o de cualquiera que quisiera entrar en Sudán en avión), tiene la guerra en sus entrañas. En menos de una semana, la ciudad ha sido objetivo de tres ataques con drones lanzados por las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF), el grupo paramilitar enfrentado al Ejército desde abril de 2023.
Fuego en la oscuridad. Miedos despertados. Las explosiones sacudieron el puerto, el aeropuerto y varias zonas civiles, provocando escenas de caos y de temores reafirmados. El Hotel Marina fue alcanzado. También una base aérea del ejército. Almacenes de combustible ardieron durante horas y sus llamas ofrecieron nuevas luces a la noche. Las autoridades se vieron obligadas a evacuar a los pasajeros que se encontraban en el aeropuerto, suspendieron los próximos vuelos y reforzaron, en la medida de lo posible, la vigilancia aérea. Los recientes ataques a Port Sudan han supuesto un duro golpe para una ciudad que se consideraba segura, hasta esta semana.
Durante meses había sido el último enclave seguro bajo control del Ejército. Allí se habían reubicado embajadas, misiones internacionales, miles de desplazados... Todo eso está en riesgo.
Los bombardeos coinciden con el retroceso de la RSF en Jartum, donde hace meses que el control de sus calles se decanta en favor del ejército, entreviéndose una nueva y desesperada estrategia, quizás con el objetivo de atraer la atención internacional. Además, golpean donde más duele: combustible, energía e infraestructura logística son sus principales objetivos para sembrar un tipo de caos que debilite al gobierno sudanés.
El general de brigada Nabil Abdula, portavoz del Ejército sudanés, confirmó que uno de los drones impactó en un almacén de municiones en la base aérea de Osman Digna, aunque no se reportaron víctimas. Pero uno de los episodios más alarmantes fue el impacto directo de un dron contra el Hotel Marina, situado en pleno centro urbano de Port Sudan. La explosión causó importantes daños materiales en la recepción y varias plantas del edificio, aunque tampoco hubo víctimas mortales que lamentar. El director del hotel, Hasán Salé, declaró a medios regionales que lo ocurrido provocó escenas de pánico entre huéspedes y empleados, al tratarse este del primer ataque contra una edificio civil de Port Sudan.
La comunidad internacional reaccionó de inmediato ante lo que puede considerarse otra línea roja que se cruza en un conflicto plagado de límites sobrepasados. Egipto calificó los ataques como “una grave escalada”, mientras que Arabia Saudí y Naciones Unidas expresaron su condena. La misión de la ONU en Sudán (UNITAMS) advirtió en este caso que cualquier agresión a Port Sudan podría tener consecuencias devastadoras para las operaciones humanitarias. Incluso Emiratos Árabes Unidos, cuyo papel como principal valedor de las RSF es de sobra conocido, expresó su desacuerdo.
Hablando de EAU. Sudán llevó recientemente a Emiratos Árabes Unidos ante la Corte Internacional de Justicia, acusándolo de armar a las RSF y de violar la Convención contra el Genocidio. Pero el tribunal, en un imprevisible giro de los acontecimientos, desestimó el caso presentado por los sudaneses. No por falta de gravedad, atención, sino por falta de jurisdicción; resulta que Emiratos Árabes Unidos están exentos de la cláusula que permite a la Corte juzgar disputas sobre genocidio. La decisión de la CIJ fue otra patada en el estómago de los sudaneses, pero también una “victoria” para Abu Dabi.
Mientras, según Naciones Unidas, más de 13 millones de personas han sido desplazadas por la guerra. Cuatro millones han cruzado a países vecinos. Al menos 24.000 han muerto. El número real, probablemente, considerando las dificultades técnicas para obtener datos exactos en el inmenso país africano, es mucho mayor. Y en la región de Darfur se han documentado crímenes horrendos, desde asesinatos étnicos hasta violaciones masivas que no encuentran su hueco en el televisor.
En otro punto, las negociaciones mediadas por Estados Unidos y Arabia Saudí tampoco logran avanzar. La escalada en Port Sudan complica además cualquier posibilidad de conseguir una tregua. La guerra sigue su curso y se escucha cada vez más impredecible. Ni siquiera Port Sudan es ahora un lugar seguro.
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