El Castillo Aragonés: la fortificación medieval más bonita del mundo

El turismo de castillos es una de las modalidades que a día de hoy más demandan los turistas internacionales. El interés por conocer la historia, el deseo de descubrir nuevos espacios o el empeño por revelar la impronta que han dejado las diferentes culturas en ellos, han motivado a que los visitantes accedan cada vez más a estas fortalezas construidas por todo el mundo. Uno de los castillos más espectaculares es, sin duda, el Castillo Aragonés.

Ubicado en la ciudad costera de Nápoles, en la isla de Isquia, la fortaleza está emplazada en un entorno privilegiado. El islote se formó hace más de 300.000 años debido a una erupción volcánica. Su atractivo turístico, además, se debe a un puente de 220 metros, conocido como Puente Aragonés, que comunica el castillo con la ciudad.

La familia Mattera compró la fortificación en 1910 por cuarenta mil libras. Hoy, su tercera generación se encarga de mantener y restaurar el edificio, además de promover sus actividades culturales a lo largo de los 365 días del año.

La huella de España en el castillo

Las primeras referencias históricas sobre su construcción datan del siglo V a. de C., alrededor del año 474 a. de C. Fue durante el mandato de Hierón de Siracusa cuando se levantó este bastión a pocos metros del mar durante la guerra entre los cumanos y los tirrenos.

Desde su origen medieval, este castillo levantado sobre una roca traquítica ha cambiado en varias ocasiones su denominación. Al principio, fue conocido, en honor a su fundador Hierón (Girone) de Siracusa, como Castrum Gironis. A medida que la población iba creciendo, la fortificación recibió el nombre de Ínsula Menor para poder diferenciar al islote de la isla de Isquia o Ínsula Mayor.

El nombre actual, Castillo Aragonés, se debe al rey español Alfonso V de Aragón. El monarca conquistó Nápoles en el siglo XV y a él se debe el aspecto que el castillo presenta a día de hoy. Mandó excavar un túnel de 400 metros de largo para que los peatones tuvieran acceso al interior, pues hasta ese momento solo se podía acceder a través de unas escaleras.