Defensa
China, alarmada por el escudo antimisiles Cúpula Dorada, urge a Trump a abandonar el proyecto "cuanto antes"
"Esto socava el equilibrio estratégico y la estabilidad mundial. China expresa su seria preocupación", advierte Pekín
China está alarmada con el último anuncio de Donald Trump. La portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Mao Ning, acaba de explicar que el sistema de defensa antimisiles "Cúpula Dorada", que estará listo en tres años y consta de tecnologías de "próxima generación" en tierra, mar y espacio, "busca abiertamente una expansión a gran escala de las capacidades de combate en el espacio exterior, incluyendo el desarrollo y despliegue de sistemas de interceptación orbital". Mao aseguró que "socava la estabilidad mundial, el equilibrio estratégico y la estabilidad mundial". China, dijo, "expresa su seria preocupación por esto y urgimos a Estados Unidos a que abandone lo antes posible el desarrollo y despliegue de un sistema de defensa antimisiles global", dijo una portavoz de la cancillería china, Mao Ning, en una comparecencia de prensa regular.
Para Pekín, este plan "tiene claras implicaciones ofensivas, viola el principio del uso pacífico del espacio exterior consagrado en el Tratado del Espacio Exterior y aumentará los riesgos de militarización espacial y carrera armamentística, socavando los marcos internacionales de seguridad y control de armamentos", afirmó Mao.
Cabe recordar que Pekín se está acercando a Washington en materia de misiles balísticos e hipersónicos, y Moscú está modernizando sus sistemas de alcance intercontinental, además de mejorar sus misiles de precisión, según el documento. La evaluación publicada por la Agencia de Inteligencia de Defensa (DIA), titulada “Golden Dome for America: Current and Future Missile Threats”, sostiene que Estados Unidos se enfrenta a un entorno cada vez más hostil: misiles balísticos intercontinentales con capacidad nuclear desarrollados por Corea del Norte, sistemas hipersónicos de China y Rusia, y posibles desarrollos estratégicos por parte de Irán.
En este contexto, Trump anunció el proyecto el martes, tras firmar a fines de enero un decreto para desarrollar un escudo antimisiles inspirado del modelo israelí conocido como Cúpula de Hierro. El Golden Dome representa el último gran intento de Estados Unidos por blindarse ante un escenario de amenazas globales crecientes. Pero su viabilidad tecnológica, sus implicaciones geoestratégicas y su coste monumental lo convierten en un proyecto tan ambicioso como incierto. Mientras Trump refuerza su imagen de defensor del “homeland”, la comunidad internacional observa con cautela lo que podría ser el inicio de una nueva era de militarización del espacio.
"Hoy me complace anunciar que hemos seleccionado oficialmente una arquitectura para este sistema de última generación", dijo Trump en el despacho oval de la Casa Blanca, precisando que Canadá se sumará a la iniciativa.
El sistema estará operativo al final de su mandato, aseguró, y costará en total "unos 175.000 millones de dólares cuando esté terminado". Trump afirmó que "desplegará tecnologías de nueva generación en tierra, mar y espacio, incluidos sensores e interceptores espaciales". El jefe del Pentágono, Pete Hegseth, añadió que el sistema está destinado a proteger el territorio "de misiles de crucero, misiles balísticos, misiles hipersónicos, drones, ya sean convencionales o nucleares". En 2022, la última evaluación del ejército estadounidense sobre misiles alertaba de las amenazas crecientes de Rusia y China.
Los obstáculos del escudo
El escudo de Trump enfrenta no pocos obstáculos, entre ellos la financiación y, en particular, la viabilidad de una arquitectura de interceptor espacial. A pesar de la estimación de Trump de 175.000 millones de dólares, varios expertos consideran que el coste podría ascender a varios cientos de miles de millones de dólares, y algunos funcionarios, como el senador republicano de Montana, Tim Sheehy, incluso han predicho que podría costar billones.
El "Golden Dome" también podría encontrarse con algunos obstáculos técnicos. El sistema de escudo aéreo se basaría en radares que operan en la banda de 3,1-3,45 GHz del espectro electromagnético, y funcionarios del Departamento de Defensa han advertido que la subasta de porciones del espectro para uso comercial podría poner en peligro sensores cruciales para el escudo. Además, los funcionarios han descrito que un desafío principal no es solo desplegar con éxito sistemas individuales, sino integrarlos de forma utilizable y eficaz.