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Asia

China aplaude el reconocimiento ruso del gobierno talibán

Desde el gigante asiático destacan que desde la ascensión talibán, sus misiones diplomáticas han operado con fluidez

La portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Mao Ning La Razón

China acogió con satisfacción el fortalecimiento de las relaciones entre Rusia y el gobierno interino afgano, encabezado por los talibanes, tras el reconocimiento formal del Emirato Islámico de Afganistán por parte de Moscú. La portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Mao Ning, celebró este viernes que, desde la ascensión talibán, sus misiones diplomáticas han operado con fluidez, promoviendo un diálogo que fortalece sus vínculos bilaterales. Sin embargo, al ser consultada sobre la posibilidad de que el gigante asiático emule el reconocimiento ruso, reafirmó un enfoque pragmático, centrado en una política de cooperación amistosa priorizando áreas como la economía, la seguridad y el desarrollo.

La retirada occidental de Afganistán ha generado especulaciones sobre el papel que China podría desempeñar para llenar el vacío de poder. No obstante, Pekín mantiene una postura cautelosa, motivada por preocupaciones de seguridad en su provincia de Xinjiang, donde teme el resurgimiento del Movimiento Islámico del Turkestán Oriental (ETIM). Este grupo, considerado una amenaza por el gobierno chino, podría encontrar refugio en un país inestable.

En consecuencia, el compromiso chino con Kabul se centra en garantizar que los talibanes contengan la proliferación de grupos terroristas, salvaguardando así su frontera occidental. Este enfoque se alinea con el respaldo a los esfuerzos internacionales para fomentar el diálogo con el gobierno provisional afgano, instándolo a responder a las preocupaciones globales y a contribuir a la paz, reconstrucción y estabilidad del país.

El reconocimiento ruso: un cálculo estratégico

Rusia, por su parte, se convirtió el jueves en la primera nación en reconocer formalmente al gobierno talibán de Afganistán, al aceptar las credenciales de su nuevo embajador en Moscú. Este hito en las relaciones bilaterales refleja los esfuerzos del Emirato Islámico por superar su aislamiento internacional. En un comunicado oficial, el Ministerio de Asuntos Exteriores ruso manifestó su confianza en el fortalecimiento de los lazos con Kabul, subrayando las oportunidades de cooperación en seguridad, lucha contra el terrorismo, narcotráfico y desarrollo económico en sectores clave como energía, transporte, agricultura e infraestructura.

El canciller afgano, Amir Khan Mutaqi, describió la decisión rusa como "un paso valiente", expresando su aprecio por el gesto y su esperanza de que inspire a otros países a seguir este camino. Esta medida, que llega tras la toma de poder por los talibanes en agosto de 2021, consolida la relación entre Moscú y Kabul, fortalecida desde 2022 mediante importaciones afganas de gas, petróleo y trigo desde Rusia. En abril de este año, el Kremlin levantó la prohibición que desde 2003 clasificaba a los talibanes como organización terrorista, un paso que ha allanado el camino para este reconocimiento.

El presidente ruso, Vladimir Putin, ha defendido esta cooperación como un medio para contrarrestar amenazas compartidas, particularmente tras el atentado del Estado Islámico de Khorasan (ISKP) en la sala de conciertos Crocus City Hall en Moscú, que dejó 149 víctimas fatales. La visita del secretario del Consejo de Seguridad ruso, Sergéi Shoigú, a Afganistán el pasado noviembre, subrayó estos esfuerzos para abordar el terrorismo. Además, Rusia ha intensificado sus lazos económicos con Kabul, exportando gas, petróleo y trigo, lo que ha consolidado la relación. Moscú considera que la radicalización en Afganistán está impulsada más por la privación económica que por factores ideológicos, lo que explica su énfasis en proyectos de desarrollo.

Desafíos del régimen talibán

A pesar de casi cuatro años en el poder, los talibanes no han logrado erradicar por completo las redes terroristas dentro del país. Las actividades de grupos como el ISKP, Al Qaeda y el Tehreek-e-Taliban Pakistan (TTP) continúan expandiéndose. Además, según informes del 1 de junio, un nuevo grupo armado denominado Tehreek-e-Taliban Kashmir ha surgido en la región de Cachemira, con el objetivo declarado de lograr la independencia total tanto de India como de Pakistán. La aparición de estos actores armados desestabiliza aún más el panorama de seguridad en Afganistán y en la región del sur de Asia.

Pese a este avance en materia de seguridad, la comunidad internacional mantiene reservas sobre los talibanes, especialmente por sus políticas restrictivas hacia los derechos de las mujeres, que incluyen el cierre de escuelas secundarias y universidades para niñas y limitaciones a su movilidad sin un tutor masculino. No obstante, estos sostienen que sus medidas respetan los derechos femeninos conforme a su interpretación de la sharía.

Otros países, como China, Emiratos Árabes Unidos, Uzbekistán y Pakistán, han designado embajadores en Kabul, pero ninguno había dado el paso de un reconocimiento formal. La decisión rusa, que será escrutada por Washington, se produce en un contexto de tensiones geopolíticas, con miles de millones de dólares en activos del banco central afgano congelados y sanciones contra líderes talibanes que han aislado al país del sistema financiero global.

El movimiento de Rusia también recuerda su compleja historia en Afganistán, marcada por la invasión soviética de 1979 y una guerra de una década que dejó unos 15.000 soldados soviéticos muertos. La retirada en 1989, ordenada por Mijaíl Gorbachov, cerró un capítulo doloroso, pero el reconocimiento actual refleja un nuevo cálculo estratégico de Moscú en la región.

Competencia sino-rusa en Afganistán

Aunque Rusia y China mantienen un "pacto de caballeros" sobre sus respectivas áreas de influencia en Asia Central, este entendimiento no parece aplicarse a Afganistán, donde Moscú ve a Pekín como un competidor directo. El 17 de junio, el gobierno talibán anuló de forma unilateral un contrato de petróleo y gas de 25 años con la empresa china Afchin, citando reiterados incumplimientos de los términos acordados. Esta decisión abrió una ventana de oportunidad para que Rusia intensifique su cooperación con Kabul, especialmente en el sector energético, donde busca participar activamente en la exploración y extracción de hidrocarburos en las provincias del norte de Afganistán, regiones que considera históricamente cercanas a la esfera de influencia de la antigua Unión Soviética.

Tras la retirada de Estados Unidos de Afganistán, se esperaba que China asumiera un rol dominante en la economía del país. Sin embargo, Pekín ha optado por una postura de extrema prudencia. Las importaciones chinas desde ahí han mostrado más retrocesos que avances, y la inversión directa permanece estancada, muy por debajo de los niveles de hace una década.

La inestabilidad política en Afganistán, caracterizada por divisiones internas, atentados terroristas frecuentes y la actividad de grupos de resistencia, ha llevado al gobierno comunista a priorizar la cautela en sus relaciones comerciales. Esta actitud ha empujado a los talibanes a buscar otros socios internacionales para sostener su economía, en un contexto donde la reconstrucción nacional y la estabilidad financiera siguen siendo desafíos cruciales.