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Innovación militar

China presenta su nueva arma con la que podría vencer a Estados Unidos: puede destruir una amenaza en segundos

La guerra moderna está dejando atrás los explosivos para adentrarse en un campo de batalla invisible, donde la tecnología y la inteligencia artificial redefinen el conflicto

China desarrolla un arma capaz de generar pulsos electromagnéticos con la potencia de una explosión nuclear. Instituto Naval de Estados Unidos.

El panorama bélico mundial está experimentando una profunda transformación, alejándose paulatinamente de los métodos tradicionales basados en misiles, carros de combate y drones convencionales. Una nueva forma de contienda, más sutil y silenciosa, emerge con la capacidad de neutralizar fuerzas enemigas sin necesidad de detonación alguna. Este escenario novedoso se centra en la manipulación del espectro electromagnético.

En esta nueva arena, las armas principales son los pulsos electromagnéticos (EMP) como este rifle desarrollado en China y las microondas de alta potencia (HPM), ambas diseñadas para interrumpir o incluso dañar de manera irreparable equipos electrónicos. Al frente de este cambio se encuentran los sistemas de guerra electrónica cognitiva (CEW), que emplean la inteligencia artificial para interferir señales, deshabilitar radares y derribar drones de manera selectiva.

La importancia de dominar el espectro electromagnético se equipara hoy a lo que fue la supremacía aérea durante el siglo XX. Diversos planificadores militares en todo el mundo ya reconocen el potencial defensivo y ofensivo de la guerra electrónica cognitiva, y están intensificando sus esfuerzos para integrar estas herramientas en sus estrategias.

La carrera tecnológica por el dominio invisible

Estados Unidos se encuentra, en cierto modo, intentando alcanzar a otras potencias en el desarrollo global de la guerra electrónica. Según un informe de 2018 del Center for Strategic and Budgetary Assessments, un grupo de expertos independiente con sede en Washington, D.C., especializado en política y presupuesto de defensa, el país podría requerir una década o más para ponerse al día con rivales potenciales como China, según apuntan desde Popular Mechanics.

Un informe posterior, de noviembre de 2024, de la Comisión de Revisión Económica y de Seguridad entre Estados Unidos y China al Congreso, detallaba que el Ejército Popular de Liberación había desarrollado capacidades de guerra electrónica sustanciales, capaces de "detectar, atacar y perturbar" al ejército estadounidense.

A pesar de que el Pentágono ha puesto un énfasis notable en la búsqueda de tecnologías de guerra electrónica, iniciativas como el "Proyecto Maven" de 2017, destinado a desplegar algoritmos de aprendizaje automático para operaciones en zonas de conflicto, han mostrado hasta ahora escasos resultados en el terreno. Sin embargo, esto parece estar cambiando con nuevas apuestas tecnológicas.

Un ejemplo prometedor de las iniciativas recientes es el sistema Leonidas, desarrollado por la empresa tecnológica estadounidense Epirus. Se trata de un sistema avanzado de microondas de alta potencia diseñado para integrarse en vehículos militares y contrarrestar enjambres de drones, que ya ha sido desplegado en Oriente Medio para pruebas del ejército. Su gran antena de panel plano emite un haz amplio que puede neutralizar enjambres enteros de drones aéreos de una sola vez.

A diferencia de las armas físicas tradicionales, que disparan proyectiles, Leonidas dirige un potente pulso de microondas para deshabilitar la electrónica de los drones. Además, otra ventaja de este sistema es su capacidad de ser reutilizable, lo que implica un ahorro considerable de recursos y una mayor seguridad para las fuerzas armadas al no depender de munición fungible.

Por su parte, la Fuerza Aérea de Estados Unidos ha otorgado un contrato de 6,4 millones de dólares al equipo de Guerra Electrónica Avanzada del Southwest Research Institute, con sede en San Antonio, para investigar algoritmos de guerra electrónica cognitiva que puedan identificar amenazas novedosas. El objetivo es proporcionar a la Fuerza Aérea un sistema que analice el entorno con la fiabilidad de un ser humano, pero con mayor precisión y tiempos de reacción más rápidos, según David Brown, líder del proyecto, en un comunicado de prensa del instituto de abril de 2024.

No obstante, Estados Unidos aún tiene trabajo por hacer para implementar plenamente armas prácticas basadas en inteligencia artificial en sus fuerzas aéreas, terrestres y marítimas. El coronel Larry Fenner Jr., comandante del 350th Spectrum Warfare Wing, responsable de analizar y proporcionar tecnología de espectro electromagnético para unos 70 sistemas de guerra a Estados Unidos y sus socios extranjeros, afirmó en el Airpower Futures Forum en noviembre de 2024 que todavía no se ha logrado automatizar la detección de una señal anómala, que indique un ataque electrónico como un EMP o HPM.

El desafío de un conflicto indetectable

Una de las ventajas de esta tecnología militar de vanguardia es la posibilidad de su ocultación. La capacidad de esconder armamento avanzado a plena vista ya es una realidad. En febrero de 2025, el Reino Unido desveló su sistema de misiles Gravehawk, un arma de defensa aérea de largo alcance oculta dentro de un contenedor de envío estándar, que podría ser desplegada de forma encubierta en buques de carga civiles, camiones o vagones de tren. La misma lógica puede aplicarse a un sistema EMP o HPM como Leonidas, que es lo suficientemente compacto como para ser ocultado dentro de un camión de reparto, un tráiler o un contenedor de transporte, sin dejar ningún residuo físico.

Esto abre la puerta a un escenario preocupante: un ataque EMP o HPM bien orquestado en una gran ciudad o cerca de una base militar podría dejar en tierra aeronaves, inhabilitar comunicaciones e interrumpir infraestructuras críticas, todo ello sin un autor evidente. Los gobiernos temen que, una vez ampliamente disponibles, el uso de la tecnología de guerra electrónica ya no se limite únicamente a los ejércitos estatales tradicionales.

Organizaciones no gubernamentales, como insurgentes, grupos rebeldes y terroristas, también están reconociendo sus beneficios. Un informe del Departamento de Seguridad Nacional de 2022 abordó los riesgos de los terroristas que utilizan "tecnologías disponibles comercialmente", señalando la posibilidad real de que grupos insurgentes accedan a sistemas de aeronaves no tripuladas, al tiempo que advirtió que tecnologías como los EMP podrían representar una amenaza creciente en manos de dichos grupos, requiriendo mínima pericia para su operación.

La ausencia de residuos explosivos, disparos o signos tradicionales de un asalto hace que sea extremadamente complejo determinar la naturaleza de un ataque. Los gobiernos se enfrentarían a la dificultad de discernir si se trata de un acto de guerra, un ciberataque o una simple falla técnica, complicando las respuestas y la atribución.

A medida que la inteligencia artificial siga perfeccionando la toma de decisiones autónomas en la guerra electrónica, estos sistemas solo serán más eficientes y difíciles de contrarrestar. En un futuro donde los grupos puedan desplegar interferencias controladas por IA, armas EMP y sabotajes electrónicos desde cualquier lugar, las estrategias de defensa deben evolucionar para detectar y neutralizar estas amenazas invisibles antes de que ocurran.

Las fuerzas militares ya están invirtiendo en medidas de contra-guerra electrónica, incluyendo electrónica resistente a la radiación, algoritmos defensivos impulsados por IA y cifrado cuántico para una mayor seguridad contra ataques EMP. Sin embargo, la historia demuestra que las medidas defensivas suelen ir a la zaga de las innovaciones ofensivas. El futuro de la guerra puede ser, en parte, una guerra silenciosa.