
Estados Unidos
Cinco cadenas perpetuas por matar a tiros a tres jugadores de fútbol americano en Virginia
El condenado abrió fuego dentro de un autobús chárter cuando él y otros estudiantes regresaban al campus después de ver una obra de teatro y cenar juntos en Washington, D.C

Un exestudiante de la Universidad de Virginia fue sentenciado el viernes a cadena perpetua por matar a tiros a tres jugadores de fútbol americano y herir a otros dos estudiantes en el campus en 2022.
La jueza Cheryl Higgins impuso a Christopher Darnell Jones Jr., quien había sido parte del equipo de fútbol, la sentencia máxima posible tras escuchar cinco días de testimonio. Jones se declaró culpable el año pasado.
La pena incluye cinco cadenas perpetuas: una por cada asesinato de Devin Chandler, Lavel Davis Jr. y D’Sean Perry, y otra por las lesiones maliciosas agravadas de Michael Hollins y Marlee Morgan, informó Cville Right Now.
Las autoridades dijeron que Jones abrió fuego dentro de un autobús chárter cuando él y otros estudiantes regresaban al campus después de ver una obra de teatro y cenar juntos en Washington, D.C. El tiroteo estalló cerca de un estacionamiento y provocó un confinamiento de 12 horas en el campus de Charlottesville hasta que el sospechoso fue capturado. Muchos de los aproximadamente 23.000 estudiantes de la escuela se refugiaron en armarios y habitaciones a oscuras, mientras otros atrancaban las puertas de los elegantes edificios académicos de la universidad.
El tiempo de Jones en el equipo no coincidió con el de los jugadores a los que les disparó, y no había indicios de que se conocieran o hubieran interactuado antes del breve momento previo al tiroteo.
Jones podrá solicitar libertad condicional cuando cumpla 60 años, informó WTVR. Higgins dijo que esa noche nadie estaba intimidando a Jones ni lo estaba amenazando. La sentencia no fue “vengativa”, sino basada en un análisis lógico, afirmó la jueza, quien pertenece al Tribunal de Circuito del Condado de Albemarle.
Jones tenía “distorsiones en su percepción” de la realidad, pero entendía sus acciones, dijo ella, señalando que antes del tiroteo les había enviado mensajes a personas diciendo que “iría al infierno o pasaría más de 100 años en prisión”. Después del ataque, Jones desechó la ropa y el arma, y le mintió a la policía con la que se topó cinco minutos más tarde, agregó la jueza.
Días después del tiroteo, los líderes universitarios solicitaron una revisión externa para investigar las políticas y procedimientos de seguridad de la escuela, su respuesta a la violencia y sus esfuerzos previos para evaluar la posible amenaza del estudiante acusado. Las autoridades universitarias reconocieron que Jones ya había estado en el radar del equipo de evaluación de amenazas de la universidad.
El año pasado, la universidad acordó pagar 9 millones de dólares en un acuerdo con las víctimas y sus familias. Su abogado dijo que la universidad debería haber expulsado a Jones del campus antes del ataque porque mostraba múltiples señales de alerta debido a un comportamiento errático e inestable.
Jones, entre lágrimas, habló ante el tribunal durante 15 minutos en su audiencia de sentencia, disculpándose por sus acciones y por el dolor que causó a “todos los que iban en ese autobús”. Algunos familiares de las víctimas se levantaron y se marcharon mientras él hablaba.
“Lo siento mucho”, dijo Jones. “Causé tanto dolor”. Hablando a las familias, Jones dijo: “No conocía a sus hijos. No conocía a sus muchachos. Y ojalá los hubiera conocido”.
Michael Hollins, un jugador de fútbol que resultó herido y sobrevivió, dijo a los periodistas después de la sentencia que se había hecho justicia “en su mayor parte”.
“Aunque ninguna cantidad de tiempo en prisión en esta tierra devolverá esas vidas, al menos da un poco de paz saber que el hombre que cometió esos crímenes no lastimará a nadie más”, dijo Hollins.
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