Carrera a la Casa Blanca

El debate más decisivo desde Kennedy y Nixon

Los equipos de campaña de Biden y Trump pactan las condiciones del primer cara a cara televisivo del próximo jueves

Republican presidential candidate former President Donald Trump enters at a campaign event Tuesday, June 18, 2024, in Racine, Wis. (AP Photo/Jeffrey Phelps)
Donald Trump en un acto de campaña en Racine (Wisconsin)ASSOCIATED PRESSAgencia AP

Con el primer debate presidencial a la vuelta de la esquina, las reglas del juego ya están definidas. El 27 de junio, el presidente demócrata Joe Biden y su contrincante republicano, Donald Trump, protagonizarán un cara a cara en la ciudad de Atlanta (Georgia), donde está la sede de la cadena CNN, que es la organizadora del primer encuentro electoral entre los candidatos (a pesar de que aún no han sido proclamados oficialmente). El debate tendrá una duración de 90 minutos con dos pausas comerciales y los equipos de campaña no podrán interactuar con sus aspirantes durante ese tiempo. Los micrófonos estarán silenciados cuando el otro candidato esté hablando para que se respeten los tiempos de exposición y se prohibirán las notas escritas con antelación al encuentro. Ambos candidatos «recibirán un bolígrafo, una libreta y una botella de agua», ha explicado la cadena, «y sus podios serán exactamente iguales».

No es habitual que un enfrentamiento político directo suceda tan pronto en la campaña electoral. De hecho, según el calendario de la Comisión de Debates Presidenciales, el primer encuentro estaba programado para el 16 de septiembre en San Marcos (Texas), pero en estas elecciones los debates también están adaptándose a los nuevos tiempos y posiblemente este sea el debate más crucial desde el primer debate televisado, en 1963, en el que un bronceado demócrata J.F. Kennedy venció a un sudoroso Richard Nixon.

Las campañas de los dos principales partidos se han puesto de acuerdo para adelantar el encuentro entre sus candidatos, Biden y Trump, que llevan tiempo «buscándose el uno al otro». Ha sido decisión de ellos que se celebre este encuentro, y eso que entre algunos demócratas hay intranquilidad porque el presidente pueda sufrir un lapsus mental de los suyos. Como cuando hace unos días en un mitin de campaña Barack Obama tuvo que reconducirlo agarrándole del brazo para salir del escenario porque se había quedado completamente inmóvil. Con este tipo de precedentes, y teniendo en cuenta las consecuencias emocionales con las que lidia Biden tras conocer la reciente condena de su hijo Hunter, el encuentro del jueves puede convertirse en una «patata caliente» que podría explotar en cualquier momento ante los ojos de medio país que estará siguiendo el debate ante sus televisores.

El jueves no habrá público, una idea que a Biden le gusta, pero sí tendrán dos leyendas periodísticas al frente del encuentro que no dejarán que el debate se convierta en un espectáculo de gritos e insultos. Los periodistas Jake Tapper y Dana Bash serán los encargados de hacer las preguntas.

Encima del escenario los telespectadores verán dos candidatos con estilos muy distintos, por eso sus rituales de preparación los días previos al gran encuentro no tiene nada que ver. Biden ya puso rumbo ayer a su famoso retiro rústico en las montañas de Maryland, la casa de Camp David. No está clara cuál será su estrategia, pero en 2020, cuando se enfrentó por primera vez a Trump, dijo que iba a «repasar todo lo que Trump ha dicho y las múltiples mentiras». Por su parte, el magnate, fiel a su cambiante agenda, de momento no está claro dónde pasará los días previos al debate, pero se sabe que encima del escenario tratará de convencer a los votantes de la eficacia de su liderazgo y se centrará en su fuerte, la retórica.

El objetivo de ambos en estas elecciones con unos estrechos márgenes de victoria es conquistar el voto indeciso que ha aumentado tras los acontecimientos de los últimos meses (los problemas legales de Trump, la condena del hijo del presidente, el apoyo constante de Biden al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, la guerra entre Ucrania y Rusia, etc). Quien no está nada contento es el candidato independiente, Robert F. Kennedy, que asegura en un comunicado que «su exclusión del debate por parte de Biden y Trump es antidemocrática, antiestadounidense y cobarde». Desde CNN aseguran que los candidatos que participan cumplen los «umbrales constitucionales, de calificación de papeletas y encuestas», pero la campaña de Kennedy insiste en que «hasta que se celebren las convenciones no sabemos quiénes serán los candidatos oficiales». Se espera que Biden responsabilice a su oponente de querer acabar con los derechos reproductivos, la economía y el sistema judicial. Trump conquistará a los votantes asegurando que a pesar de sus problemas legales puede ser un líder estable y eficaz.