
Defensa
EE.UU. desempolva un escuadrón de la II Guerra Mundial y lo arma con sus superdrones Reaper para asustar a Corea del Norte
Estados Unidos resucita un escuadrón de la Segunda Guerra Mundial para vigilar el Indo-Pacífico desde Corea del Sur, una unidad equipada ahora con los temidos drones de combate MQ-9 Reaper

Estados Unidos ha decidido desempolvar un pedazo de su historia militar para afrontar los desafíos del presente en la península de Corea. La Fuerza Aérea estadounidense ha reactivado el 431º Escuadrón de Reconocimiento Expedicionario, una unidad con raíces en la Segunda Guerra Mundial, para operar una flota de drones MQ-9 Reaper desde la Base Aérea de Kunsan, en Corea del Sur. Su nueva misión se centrará en labores de inteligencia, vigilancia y reconocimiento, con el objetivo de reforzar la seguridad de sus aliados surcoreanos en la estratégica región del Indo-Pacífico. Este tipo de despliegue subraya la creciente importancia de los vehículos no tripulados en los conflictos modernos, donde Ucrania ha demostrado que los drones son cruciales para la vigilancia y la defensa.
De hecho, la historia de esta unidad es un reflejo de la evolución militar norteamericana. Creada originalmente en 1943 en plena contienda mundial, ha experimentado diversas transformaciones a lo largo de las décadas, adaptándose a los conflictos y las tecnologías de cada época. El escuadrón fue finalmente desactivado en el año 1992, permaneciendo inactivo hasta ahora. Su regreso al servicio activo marca un nuevo capítulo para una unidad que ha sido testigo de casi medio siglo de la historia militar de Estados Unidos.
Asimismo, el equipamiento del que dispondrá el escuadrón lo sitúa en la vanguardia de la vigilancia moderna. Los drones MQ-9 Reaper son aeronaves no tripuladas de gran capacidad, capaces de mantenerse en el aire durante más de 24 horas seguidas y con un alcance que supera los 1.800 kilómetros. Sin embargo, su función no es meramente pasiva. Además de sus sofisticados sistemas de espionaje, estas plataformas tienen la capacidad de lanzar ataques de precisión con misiles Hellfire o bombas guiadas, lo que les confiere un doble papel como plataforma de observación y de combate, una noticia adelantada por Defense News. No obstante, el entorno operativo para estas aeronaves es cada vez más complejo, ya que los drones se enfrentan a sistemas de defensa de última generación diseñados específicamente para neutralizarlos.
Un mensaje de disuasión para Corea del Norte
Por otro lado, esta reactivación no es un movimiento aislado por parte de la Administración del presidente Donald Trump. La decisión se produce poco después del traslado de varios aviones de combate F-16 a la Base Aérea de Osan, también en territorio surcoreano. Ambos despliegues parecen responder a una misma estrategia: consolidar el poder aéreo de Washington en las proximidades de la hermética dictadura norcoreana y enviar un claro mensaje de compromiso a sus socios en la región, especialmente a Seúl. Esta estrategia de modernización y refuerzo aéreo se complementa con otras decisiones, como la continua inversión millonaria en la flota de cazas F-35, la punta de lanza de su poderío aéreo.
En este sentido, el movimiento tiene una doble lectura. Por un lado, busca tranquilizar a aliados como Corea del Sur y Japón, mostrando un compromiso tangible con la seguridad regional. Por otro, actúa como un elemento disuasorio frente a las continuas provocaciones del régimen de Pionyang. El despliegue de una plataforma tan versátil como el Reaper en un punto tan caliente del planeta demuestra la intención de Estados Unidos de mantener una capacidad de respuesta rápida y tecnológicamente avanzada ante cualquier posible escalada del conflicto.
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