Reacciones
EE UU, la UE, España, Chile y otros países latinoamericanos piden que se verifiquen los resultados en Venezuela
El presidente Gabriel Boric cree que el resultado es «difícil de creer». Albares reclama a Caracas «total transparencia» en el recuento de votos
El presidente del Consejo Nacional Electoral (CNE), Elvis Amoroso, apareció en televisión nacional pasada la medianoche del domingo para anunciar los resultados de unos comicios históricos en Venezuela. No eran definitivos, sino parciales, pero ya mostraban «una tendencia contundente e irreversible», según el rector del órgano, miembro fundador del Partido Socialista de Venezuela (PSUV) e íntimo amigo de la primera dama, Cilia Flores. «Con el 80% de las mesas escrutadas y con un nivel de participación electoral del 59%, los resultados son: primero, Nicolás Maduro Moros, del Gran Polo Patriótico, obtuvo 5.150.092 votos, con un 51,20%. El candidato Edmundo González, de la Mesa de la Unidad, obtuvo 4.455.978 votos, con un 44,2%», declaró Amoroso, autor durante su etapa como contralor de la República de las inhabilitaciones políticas de opositores de la talla de María Corina Machado, Henrique Capriles o Juan Guaidó.
Desde su intervención, las reacciones a escala internacional se fueron sucediendo en cadena. Ya antes de la emisión de los resultados, la vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, había escrito en la red social X, antes Twitter, que «la voluntad del pueblo venezolano debe ser respetada». «A pesar de los muchos desafíos, seguiremos trabajando para lograr un futuro más democrático, próspero y seguro para el pueblo de Venezuela», avanzó la más que probable candidata demócrata a la Casa Blanca. Sería, no obstante, Antony Blinken el primer funcionario de la Administración de Joe Biden en expresarse públicamente. Y lo haría para cuestionar la versión del CNE. «Tenemos serias preocupaciones de que los resultados anunciados no reflejen la voluntad de los votos ni del pueblo venezolano», expresó desde Tokio.
Blinken no fue el único en expresarse en este sentido. «El régimen de Maduro debe entender que los resultados que publica son difíciles de creer. La comunidad internacional y sobre todo el pueblo venezolano, incluyendo a los millones de venezolanos en el exilio, exigimos total transparencia de las actas y el proceso, y que veedores internacionales no comprometidos con el gobierno den cuenta de la veracidad de los resultados», tuiteó el presidente de Chile, Gabriel Boric, que adelantó que su Gobierno no reconocería «ningún resultado que no sea verificable».
Desde Bruselas, el todavía jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, evitó felicitar a Maduro e insistió en la necesidad de «asegurar la total transparencia del proceso electoral, incluyendo el conteo detallado de los votos y el acceso a las actas de votación de mesas electorales». En esa línea, el ministro español de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, solicitó presentar «las actas de todas las mesas electorales para garantizar resultados plenamente verificables». Su homólogo italiano, Antonio Tajani, confesó tener «muchas dudas sobre el desarrollo regular de las elecciones» y también pidió «resultados verificables y acceso a las actas». No hubo observadores electorales de la Unión Europea en Venezuela; fueron vetados tras la condena de la Eurocámara a la inhabilitación de María Corina Machado, líder espiritual de la oposición, que traspasó su capital político al diplomático González Urrutia.
En el otro lado del muro, el expresidente de Ecuador, Rafael Correa, fue una de las primeras voces internacionales que felicitaron a Maduro. También lo hicieron el mandatario boliviano Luis Arce y el autócrata nicaragüense Daniel Ortega. Cuba, Irán, China, Bielorrusia y la Rusia de Vladimir Putin se prestaron a reconocer el triunfo declarado del dirigente chavista. «Me gustaría reiterar la voluntad de proseguir nuestro trabajo constructivo sobre la actual agenda bilateral e internacional. Recuerde que usted siempre es bienvenido en tierras rusas», trasladó el presidente ruso a su homólogo venezolano. Pekín celebró, por su parte, la «organización exitosa» de las elecciones, pese a las irregularidades denunciadas por la oposición durante el recuento en distintos centros de votación.
También el emir Qatar, Tamim bin Hamad Al Thani, felicitó a Maduro. El país del Golfo, recordemos, auspició las negociaciones secretas entre Venezuela y Estados Unidos en Doha que dieron pie al Acuerdo de Barbados entre chavismo y oposición, así como el levantamiento gradual de las sanciones estadounidenses a Caracas. Esa mesa de diálogo permitió iniciar la turbulenta senda electoral que finalizó el domingo 28 de julio con la reelección de Maduro para un tercer mandato. Una reelección que la oposición considera un fraude.
Con todo, las posturas más significativos han sido las adoptadas por los presidentes de Brasil y Colombia. Ninguno se ha expresado públicamente sobre los resultados. Lula da Silva y Gustavo Petro guardaron silencio en la jornada de votación y el día después. Lula reconoció sentirse «asustado» cuando escuchó a Maduro decir en la recta final de la campaña de que podía producirse «un baño de sangre» y «una guerra civil» en Venezuela si perdía las elecciones. «Quien pierde las elecciones toma un baño de votos, no de sangre. Maduro tiene que aprender, cuando ganas, te quedas; cuando pierdes, te vas», expresó el presidente brasileño, icono de la izquierda global.
A través de un escueto comunicado emitido este lunes, el Ministerio de Exteriores de Brasil ha celebrado «el carácter pacífico de las elecciones» y ha reafirmado «el principio fundamental de la soberanía popular, que debe ser observado a través de la verificación imparcial de los resultados». «En este contexto, el Gobierno brasileño aguarda la publicación, por parte del Consejo Nacional Electoral, de los datos desagregados por centros de votación, paso esencial para la transparencia, credibilidad y legitimidad del resultado del proceso electoral», zanja el escrito.
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