Criminalidad

Cocaína, chantaje y un carabinero: el crimen que podría causar un conflicto entre Italia y EE UU

Los detenidos fueron engañados al comprar droga en un barrio de Roma. El caso está lleno de interrogantes y la labor policial, en entredicho.

Finnegan Lee Elder y Gabriel Christian Natale Hjorth, en la habitación del hotel tras ser detenidos
Finnegan Lee Elder y Gabriel Christian Natale Hjorth, en la habitación del hotel tras ser detenidoslarazon

Los detenidos fueron engañados al comprar droga en un barrio de Roma. El caso está lleno de interrogantes y la labor policial, en entredicho.

Una imagen en los informativos de la CNN suele tener consecuencias. Y la foto de Christian Gabriel Natale Hjorth, un estudiante estadounidense de 19 años, podría ser una de ellas. El joven está acusado de complicidad con su amigo Elder Finnegan Lee, otro norteamericano de 18 años, en el asesinato de un agente de los Carabinieri. Según los medios italianos, que recogen el primer interrogatorio, este último habría confesado el crimen. Sin embargo, la imagen de uno de ellos sentado en comisaría con los ojos vendados y las manos atadas ha supuesto un primer golpe para la credibilidad de las fuerzas del orden italianas.

«Todo lo que ha sucedido es muy grave, hemos abierto rápidamente una investigación interna para buscar a los responsables y sancionarles», informó el comandante general de los Carabinieri Giovanni Nistri, reconociendo el error en el procedimiento. En la CNN han recogido la noticia recordando el caso de Amanda Knox, joven estadounidense que pasó cuatro años en prisión acusada por la muerte en Perugia de una estudiante británica, y que terminó siendo exculpada por el Tribunal de Casación. Desde Washington de momento no ha habido reacciones.

El suceso, sin embargo, presenta muchos interrogantes. Todo ocurrió en la madrugada del jueves al viernes, cuando los dos jóvenes estadounidenses, de turismo en Roma, acudieron a una plaza del concurrido barrio del Trastevere para comprar droga. Buscaban cocaína, pero los engañaron y les dieron aspirina en polvo. Volvieron en busca del camello, aunque sólo encontraron a un hombre que anteriormente les había hecho de conexión con el vendedor.

Éste no estaba dispuesto a devolverles el dinero, por lo que terminaron robándole un bolso en el que llevaba 100 euros. Entonces, el hombre, un italiano de 47 años, llamó a los Carabinieri para denunciarlo. Pero, según el testimonio que dio a posteriori, en un primer momento dijo que los autores del robo eran dos jóvenes magrebíes y que lo hizo para «despistar». Aquí se abren las dos primeras sombras. ¿Por qué un hombre que colabora con los vendedores de droga llama a las autoridades por haber perdido 100 euros y por qué da una pista falsa? El asunto sigue sin resolverse. Tampoco está claro el motivo por el que al lugar de los hechos acudieron dos agentes de los Carabinieri vestidos de paisano y que además estaban fuera de su zona. Se trataba de Mario Rega Cerciello, de 35 años, y Andrea Varriale. Llegaron allí y encontraron a los estudiantes estadounidenses. Se inició entonces una discusión que terminó con Rega apuñalado con 11 cuchilladas, según determinó ayer la autopsia. El otro agente, también agredido, intentó sin éxito reanimar a su compañero. Mientras, los dos jóvenes se refugiaron en su hotel en el centro.

La hipótesis que circula en los medios italianos –aficionados, por otra parte, a alimentar todo tipo de teorías en estos casos– es que el hombre que llamó a los Carabinieri era un confidente y que los agentes vigilaban esa zona de forma discreta porque son plenamente conscientes de que es uno de los puntos de venta de droga en la capital italiana. La descripción del «carabiniere» agredido fue clave para detener a los agresores, que ya estaban listos para abandonar el país. El arma del delito fue encontrada en la habitación del hotel.

Uno de los elementos que más ha impactado a la opinión pública es que los turistas fueran armados de visita por Roma y que no dudaran en apuñalar de forma reiterada al agente. Según lo recogido por los medios, el presunto asesino también dijo que «lo había confundido con un traficante», aunque después se negó a declarar de forma oficial. El ministro del Interior, Matteo Salvini, quien no desaprovecha una ocasión de este tipo para llevar el caso a su terreno, dijo cuando se pensaba que los sospechosos eran magrebíes: «Al parecer no son italianos, ¡qué sorpresa!». Después, cuando se supo que eran estadounidenses calló. En las últimas horas, con la versión de los Carabinieri en sordina, ha manifestado que «la única víctima es un servidor de la patria» y que recuerda «a los buenistas que en EEUU, quien mata se expone a la pena de muerte».