Opinión

Elecciones en Ecuador, ¿y ahora qué?

Después del trágico asesinato de un candidato presidencial, el mero hecho de acudir a las elecciones es ya una hazaña en Ecuador. El pueblo ecuatoriano decide el destino del país mediante el voto universal y secreto a pesar de la violencia política

AME3446. GUAYAQUIL (ECUADOR), 22/08/2023.- Daniel Noboa, candidato presidencial de Ecuador, participa en una rueda de prensa para medios internacionales, hoy en Guayaquil (Ecuador). EFE/ Mauricio Dueñas Castañeda
Rueda de prensa Daniel Noboa, candidato presidencial de EcuadorMauricio Dueñas CastañedaAgencia EFE

La sola realización de la jornada electoral en Ecuador es una hazaña, después del trágico asesinato de un candidato en plena campaña. Que sea el pueblo el que decida el destino del país mediante el voto universal y secreto, a pesar de la violencia política, es una buena noticia y una razón para la esperanza. Que esa oportunidad no la tengan hoy en día Cuba, Nicaragua y Venezuela, es realmente desolador y lamentable. En el caso de Venezuela incluso se normaliza que el gobierno bromee con su total arbitrariedad en cuanto a la fecha de la elección, mientras designa ilegal y unilateralmente un nuevo consejo electoral con miembros de la cúpula del partido oficial.

El caso es que, más allá de los graves problemas que enfrenta Ecuador, todavía se da el lujo de contar con elecciones libres y justas, así como con la tan preciada alternabilidad democrática. Vale recordar, que esto se debe a Lenin Moreno, quien tuvo que romper con su antecesor Rafael Correa para eliminar la reelección indefinida y volver a la senda del pluralismo. Y es justamente la alternancia, el pluralismo y la independencia del poder electoral, la que le da la oportunidad al correismo de volver. Oportunidad que no existe en los países donde el socialismo del siglo XXI se consolidó. Así es la democracia, tiene derecho a autodestruirse.

Pero la noticia del resultado electoral no fue la victoria de la candidata de Correa, Luisa Gónzalez, sino la insuficiencia de su votación para evitar la segunda vuelta, así como la sorpresa en cuanto al nombre del candidato que quedó segundo lugar y se enfrentará con ella en el balotaje. Daniel Noboa, un joven de apenas 35 años que dice ser empresario sin complejos, al tiempo que promete seguridad y empleo. Su astronómico e inesperado ascenso en la preferencia electoral se debió a su desempeño en el debate electoral, donde destacó por su seriedad y preparación a la hora de explicar cómo iba a resolver los problemas. Un debate que funciona como debate, cosas del realismo mágico.

Hace mucho que un fenómeno electoral no se enmarcaba en el espectro populista y, en cambio, responde a propuestas viables expresadas desde una perspectiva programática y no ideológica. Noboa es un outsider de centro, algo que se creía extinto. Y será desde ahí, desde el centro, que intentará derrotar a la extrema izquierda representada por el populismo chavista de Correa. Su perfil de joven empresario comprometido con la conservación ambiental y la inclusión social es una mezcla por demás interesante, que contrasta tanto con la realidad actual de violencia producida por el narcotráfico, como con el rancio discurso marxista que sostiene a las dictaduras aliadas al correísmo. Ambas realidades íntimamente ligadas, por cierto.