Política

Bruselas

España bloquea el Brexit

El presidente de la Comisión, Jean Claude Juncker, da una palmada a la primera ministra británica, Theresa May, a su llegada a la sede europea, ayer
El presidente de la Comisión, Jean Claude Juncker, da una palmada a la primera ministra británica, Theresa May, a su llegada a la sede europea, ayerlarazon

Pedro Sánchez reiteró ayer la firmeza de la posición española: si no hay acuerdo sobre Gibraltar, España votará negativamente al acuerdo del Brexit el domingo en Bruselas. El presidente se mostró así de tajante en la rueda de prensa que cerró la cumbre hispanolusa en Valladolid junto al «premier» portugués, Antonio Costa. «Tal y como está planteado, no nos sentimos representados ni reflejados», explicó Sánchez.

Horas antes, Theresa May se desplazó a Bruselas para mantener un encuentro de trabajo con el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, con el fin de apuntalar el acuerdo del divorcio británico. Tanto May como Juncker cruzan los dedos para que sea posible llegar a un acuerdo en la cumbre extraordinaria que se celebrará en la capital comunitaria. La tensión es máxima ante un pacto que fuentes diplomáticas definen una y otra vez como «frágil» y requiere la unanimidad. Los enemigos acechan a ambos lados del canal de la Mancha. Por una parte, sigue existiendo el peligro de que el Parlamento británico acabe boicoteando el acuerdo y abocando a un Brexit caótico y, en el recta final, han surgido obstáculos imprevistos también entre los Veintisiete. Anoche, se desconocían los pormenores de la cita entre May y Juncker. Un portavoz comunitario se limitó a señalar a LA RAZÓN que «ha habido grandes progresos en el encuentro entre el presidente y la primera ministra. El trabajo continúa».

A pesar de la tan cacareada unidad europea a este lado del Canal, Gibraltar y el acceso a las aguas británicas para los pescadores comunitarios han introducido algunas fisuras. El propósito es que las 585 páginas del acuerdo de salida sufran tan solo modificaciones menores antes de su definitiva aprobación, ya que fuentes diplomáticas reconocen el peligro de «abrir cajas de Pandora». La declaración futura, cuyo contenido se desconoce, suscita más dudas, aunque es un texto político sin valor jurídico. Según fuentes diplomáticas, en la reunión de embajadores el martes por la noche con el equipo de Michel Barnier se constató que Gibraltar es uno de los flecos pendientes y, por lo tanto, está la puerta abierta «a buscar una fórmula» que satisfaga a España. Estas mismas fuentes, sin embargo, puntualizan que se desconoce el contenido de un texto que no se ha consensuado. Se esperan nuevas reuniones técnicas durante hoy y mañana.

La Comisión en las últimas horas ha mostrado una cautela extrema al referirse al asunto del Peñón, quizás como modo de no soliviantar a los «brexiters» y poner las cosas más difíciles a May. De hecho, no ha confirmado que vaya a producirse un cambio en el texto. Esta prudencia contrasta con la versión del Ejecutivo de Pedro Sánchez, quien durante el martes mantuvo llamadas telefónicas tanto con Juncker como con el presidente permanente del Consejo, Donald Tusk. Según aseguró ayer el secretario de Estado para la Unión Europea, Luis Marco Aguiriano, los dos dirigentes comunitarios han mostrado a Sánchez «total comprensión y solidaridad» con los argumentos españoles y el Gobierno considera que hay tiempo hasta el domingo para solucionar este asunto.

España mostró su malestar sobre este tema el lunes. La semana pasada, en la reunión entre los embajadores de los Veintisiete con el equipo de Michel Barnier, ninguno de los representantes de los Estados tuvo acceso al documento. Después, cuando éste se hizo público, la delegación española descubrió por sorpresa el artículo 184, en el que se habla de la relación futura entre Bruselas y los Veintisiete, sin hacer ninguna mención expresa a la situación de Gibraltar y el veto de España a cualquier tipo de acuerdo. No es un problema de lo que se dice en el artículo, sino de lo que no se dice, lo que puede llevar a malas interpretaciones.

En consecuencia, España ha pedido la modificación de este artículo y que esta aclaración aparezca también en la declaración política sobre la relación futura entre Reino Unido y los Veintisiete. Fuentes diplomáticas aseguraron a este diario que existe optimismo en Moncloa para que finalmente se supere este escollo, ya que «hay tiempo y existen múltiples fórmulas jurídicas para incluir la reivindicación española». En cambio, Madrid y Londres sí han logrado pactar los cuatros memorandos y el tratado fiscal del protocolo dedicado al Peñón. Un paso adelante en las relaciones bilaterales, que, sin embargo, no es vinculante para el Brexit.

Desde Berlín Angela Merkel se mostró ayer preocupada por el posible veto de España y deseó que nuestra objeción sobre Gibraltar se pueda resolver, informa Rubén G. del Barrio. Ante el Bundestag, la canciller aseguró que es consciente de «lo difícil que son las discusiones con Reino Unido, pero puedo asegurar a Alemania que aceptaremos este acuerdo».

Aunque en Londres la cuestión de Gibraltar no ha tomado tanto protagonismo como en España, la polémica por el Peñón sí ocupó una de las preguntas a la «premier» en la Cámara de los Comunes, informa Celia Maza. En este sentido, May dejó claro que Reino Unido no excluirá a Gibraltar de las negociaciones sobre la futura relación del país con la UE y recordó que hay un protocolo sobre la cooperación entre Londres y Madrid. Señaló que su Gobierno apoya a «Gibraltar, su población y su economía» y que Londres busca un acuerdo favorable para «toda la familia de Reino Unido».