Guerra

Estas son las armas que Europa necesita para defenderse y que aún no fabrica

Europa se ha convertido en una de las regiones que más ha aumentado su gasto en defensa en los últimos años

Estreno operativo: los F-35A daneses debutan frente a Rusia en el Báltico
Estreno operativo: los F-35A daneses debutan frente a Rusia en el BálticoAgencia AP

El gasto militar a nivel mundial continúa su tendencia ascendente. En un escenario internacional marcado por tensiones crecientes y conflictos prolongados, numerosos países han optado por reforzar sus capacidades defensivas. Según el Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI), en 2024 el gasto militar global alcanzó un nuevo máximo histórico: 2,527 billones de euros. Se trata del décimo año consecutivo de incremento y del mayor aumento anual registrado desde el fin de la Guerra Fría.

Europa ha sido uno de los principales motores de esta subida. De acuerdo con el informe del SIPRI, el continente -incluida Rusia- incrementó su gasto militar en un 17 %, hasta alcanzar los 693.000 millones de dólares. Todos los países europeos, salvo Malta, elevaron sus presupuestos de defensa. Sin embargo, los analistas advierten que el aumento de inversión no se traducirá de forma inmediata en un refuerzo efectivo de las capacidades militares del continente, tradicionalmente dependiente del paraguas estratégico de Estados Unidos. Esta dependencia se torna especialmente delicada ante el distanciamiento de la nueva administración estadounidense respecto al Viejo Continente.

Pese a los avances en la producción armamentística europea, tanto en volumen como en calidad, ciertos sistemas clave para la guerra moderna continúan fabricándose exclusivamente fuera de Europa. Esto limita su autonomía estratégica en un entorno cada vez más volátil. El Mundo ha desvelado alguna de las armas imprescindibles para Europa ante un nuevo conflicto.

Las armas que Europa necesita para defenderse

Uno de estos recursos esenciales son los cazas de quinta generación, como el F-35 estadounidense, desarrollado por Lockheed Martin. Este avión, con avanzadas capacidades furtivas y tecnología puntera, supera en prestaciones a modelos europeos como el Eurofighter. A pesar de las fricciones diplomáticas con Washington, países como Bélgica, Alemania o Reino Unido han apostado por incorporarlos a sus fuerzas aéreas, conscientes de su superioridad operativa.

Otro aspecto crítico es la escasez de misiles balísticos fabricados en territorio europeo. Aunque algunos países, como el Reino Unido y Alemania, disponen de misiles de crucero, Storm Shadow y Taurus, respectivamente, estos presentan notables diferencias respecto a los balísticos, especialmente en cuanto a la trayectoria y el tipo de propulsión. Los misiles balísticos, capaces de alcanzar velocidades hipersónicas, son más difíciles de interceptar, lo que les otorga un valor estratégico considerable. Europa, no obstante, carece de este tipo de armamento y también de un sistema de defensa antimisiles propio, dependiendo una vez más de tecnología estadounidense como el sistema Patriot.

En el plano nuclear, la autonomía europea también se revela limitada. Solo dos países, Reino Unido y Francia, disponen de arsenal nuclear, y ambos cuentan exclusivamente con armas estratégicas. A diferencia de las armas nucleares tácticas -más adecuadas para respuestas limitadas y específicas-, las estratégicas están diseñadas para causar una destrucción masiva, lo que reduce la capacidad europea de ofrecer una respuesta proporcional en caso de un ataque nuclear de menor escala.

En este contexto, Europa se encuentra ante el reto de reforzar su capacidad de disuasión y defensa sin depender en exceso de aliados externos, especialmente en un momento en que la arquitectura de seguridad internacional muestra signos claros de erosión.