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Unas elecciones parciales ponen a prueba al Gobierno de Johnson

Los liberal demócratas parten como favoritos en North Shropshire, que acude el jueves a las urnas tras la dimisión de un diputado por corrupción

Boris Johnson hace campaña en North Shropshire el pasado 3 de diciembre
Boris Johnson hace campaña en North Shropshire el pasado 3 de diciembreDPA vía Europa PressDPA vía Europa Press

La semana horribilis para Boris Johnson podría empeorar aún más este jueves, cuando tienen lugar las elecciones de North Shropshire. Según los sondeos, los liberal demócratas podrían quitar a los conservadores un escaño clave. Los comicios se celebran para cubrir el asiento vacío tras la dimisión del «tory» Owen Paterson por una polémica sobre corrupción. En un principio, el «premier» le mostró su apoyo. Es más, forzó a sus filas a hacer lo mismo en una votación celebrada el mes pasado en la Cámara de los Comunes. Pero cuando las cosas se pusieron feas, el líder «tory» dio uno de sus acostumbrados volantazos, dejando a los parlamentarios que habían seguido sus instrucciones totalmente vendidos. El partido comenzó a mostrar su descontento.

En noviembre, Ejecutivo obligó a sus filas a apoyar una enmienda que en la teoría buscaba cambiar las reglas de funcionamiento del Comisionado de Ética de la Cámara de los Comunes, pero en la práctica quería anular el castigo de 30 días sin empleo y sueldo impuesto por el comisionado independiente de estándares parlamentarios a Paterson. El «tory» había recibido 100.000 libras de compañías privadas, por hacer «lobby» a cambio de favores políticos.

Los propios «tories» no estaban cómodos con la postura que les había hecho tomar la dirección del partido. Prueba de ello fue que, pese a tener una mayoría absoluta de 80 escaños, el Ejecutivo sacó la enmienda por tan solo 18 votos. Según el diario «Financial Times», a los rebeldes se les había amenazado con quitarles fondos públicos para sus distritos destinados a colegios y hospitales.

Tras el gran revuelo montado, tan solo 24 horas después, Johnson cambió de opinión. Paterson –que defiende que no hizo nada en contra de las reglas– acabó dimitiendo. Los colaboradores de Boris quisieron minimizar el escándalo como una tormenta en una taza de té. Pero desde entonces solo se han enlazando polémica tras polémica.