Defensa
Así se rearma Suecia contra Putin
El Gobierno socialdemócrata gastará el 2% del PIB en Defensa y llamará a más jóvenes al servicio militar
Desde la anexión rusa de Crimea en 2014, el Gobierno sueco no ha ocultado las amenazas que se ciernen sobre la seguridad del país nórdico. Sin embargo, la reciente invasión de Ucrania por Vladimir Putin ha encendido todas las alarmas en el país nórdico, que aún se resiste a renunciar a su tradicional neutralidad y solicitar su adhesión a la OTAN. Suecia y Finlandia solo los únicos países nórdicos que no pertenecen a la Alianza Atlántica y, en consecuencia, no disponen del paraguas de la defensa colectiva que garantiza el artículo 5 del Tratado de Washington.
Las Fuerzas Armadas y el servicio de inteligencia y seguridad militar (Must) especificó este jueves las amenazas que se ciernen sobre Suecia en estos momentos. “En la caja de herramientas rusa, hay, entre otras cosas, operaciones de influencia, desacreditación de personas importantes, ataques cibernéticos y sabotaje”, enumeró a la Prensa el Jefe de Operaciones de las Fuerzas Armadas de Suecia, Michael Claesson.
“En los últimos meses, se han agregado factores significativos”, reconocía Claesson, que menciona no solo la invasión de Ucrania, sino el reforzado control ruso de Bielorrusia y la alianza entre Moscú y Pekín.
Según Jan Kinnander, jefe de la Oficina de Seguridad del Must, el nivel de amenazas de inteligencia contra Suecia se ha mantenido en un nivel alto desde 2016. Kinnander considera que el riesgo de sabotaje a través de la actividad física o actividades cibernéticas se considera bajo, pero aún se toman medidas de protección adicionales.
Conocido el diagnóstico, el Gobierno socialdemócrata de Magdalena Andersson ya tiene el tratamiento: aumentar el gasto militar al 2% en cuanto sea posible y extender el servicio militar obligatorio, reintroducido en 2017.
El gobierno quiere invertir mucho en defensa. Tan pronto como sea posible, el gasto militar debería ascender al 2 por ciento del PIB. Al mismo tiempo, más jóvenes deben hacer el servicio militar.
“Es una inversión extremadamente grande y solo se puede comparar con las inversiones en Defensa durante la década de los cincuenta”, explica el ministro de Defensa, Peter Hultqvist. Desde finales de los años noventa tras el final de la Guerra Fría y la desintegración de la URSS el gasto militar sueco no alcanzaba el 2% del producto interior bruto, mata que los 30 países de la OTAN se comprometieron a alcanzar en la Cumbre de Gales de 2014.
Con todo, invertir más no significará automáticamente reforzar la defensa sueca ante eventuales amenazas externas. “Lleva muchos, muchos años. Queremos implementar esto de una manera sistemática, realista y factible. Tenemos que aprovechar al máximo cada corona con la que entramos”, reconocía Hultqvist.
El rearme sueco requerirá, por otra parte, que más jóvenes sean reclutados cada años en el servicio militar obligatorio. “A la larga, más jóvenes necesitan prepararse para el servicio militar y contribuir a la defensa militar. Pero esto también se trata de defensa civil”, anunció la primera ministra. “Se trata -insiste Andersson- de que construyamos una defensa nacional”.
A seis meses justos de celebrarse las elecciones generales, los socialdemócratas, sin embargo, no quieren concretar aún el plazo en el que se implementará estas inversiones en Defensa, dado que los fondos deberán inevitablemente proceder de otras partidas o de una impopular subida de impuestos.
“Son sumas grandes y depende del año en que aterricemos. Será al revés aterrizar en el año anterior. Hemos echado un vistazo a los datos de las autoridades sobre qué tan rápido puede suceder y cuánta capacidad de defensa tienes”, explica el ministro de Finanzas, Mikael Damberg.
En este sentido, Damberg tampoco quiere decir de dónde procederán los fondos y qué grandes aumentos de impuestos podría generar para hacer frente a un gasto anual adicional de 42.000 millones de coronas. “Queremos discutir antes con los otros partidos”, insiste en ministro, que sí sugirió un “impuesto de contingencia”.
La oposición de centro derecha apoya reforzar la defensa sueca, pero rechaza que se financie mediante subida de impuestos, como sugería el ministro de Finanzas. “Estamos esperando grandes aumentos de impuestos para la población sueca en esta situación económica tensa”, alertaba Pål Jonson, portavoz de defensa del Partido Moderado. Los conservadores, en cambio, apuestan por recortar otras partidas del gasto público. “Lo manejaremos de forma continua, pero priorizaremos mucho y nos aseguraremos de tener un presupuesto equilibrado”.
La opinión del principal partido de la oposición en el Riksdag no es baladí, dado que Andersson, que sucedió el pasado noviembre a Stefan Löfven al frente del Ejecutivo y del Partido Socialdemócrata, tiene que gobernar con los presupuestos elaborados por la derecha después de que el Parlamento rechazara sus cuentas públicas.
Desde que los socialdemócratas regresaron al poder en 2014 tras ocho años en la oposición, recuperaron la mili, aumentaron un 75% su presupuesto militar, alertaron a su población ante una eventual agresión exterior, y estrecharon su cooperación con la OTAN.
“Si el Gobierno hubiera estado parado desde 2014 hubiera sido grave, pero afortunadamente eso no es lo que hemos hecho. Hemos comenzado la remodelación más grande desde la década de 1950 y el mensaje de hoy es que queremos continuar con esa remodelación”, defiende Andersson.
Los planes del Gobierno van más allá de un aumento del gasto de Defensa que el “Riksdag” (Parlamento) ya había aprobados. Los diputados dieron luz verde en pasar de 66.000 a 91.000 millones de euros en 2025.
Sin embargo, ni siquiera el Ejército quiere dar por hecho que en 2025 Suecia ya gastará el 2% de su PIB en Defensa. “No quiere fijar una fecha de lo rápido que podría ser el rearme de la defensa. No quiero responder a esa pregunta ahora mismo. Permítanme volver de manera ordenada cuando tengamos una base más elaborada. No resistiremos, sino que encontraremos el camino a seguir. Es importante que cada corona tenga un efecto militar, asegura el comandante en jefe, Micael Bydén,
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