Invasión

Soldados rusos se niegan a continuar con la guerra en Ucrania: “Somos los más tontos del mundo”

El Ejército de Rusia ha sufrido “pérdidas significativas” desde el comienzo de la invasión ordenada por Putin, que alcanza su día 100

Algunas tropas de Rusia que fueron desplegadas en Ucrania para la “operación militar especial” de Vladimir Putinse niegan a volver a luchar debido a experiencias en el frente de guerra desde que comenzara la invasión el pasado 24 de febrero.

La agresión rusa acaba de cumplir 100 días. Rusia, que en un primer momento bombardeó todo el país para luego centrarse en el este, avanza en la región de Donbás, mientras el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, reconoce que las tropas rusas han ocupado “un 20% del territorio”.

Mientras, en las últimas horas, el ejército ruso ha sufrido “pérdidas significativas” en la ciudad de Popasna, en el sureste de Ucrania, según el último parte del Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas de Ucrania. Esas pérdidas alcanzan al menos al 50 % de los efectivos rusos que combaten en esa urbe de la región de Lugansk.

Al menos 4.031 civiles han muerto en la guerra de Ucrania y otros 4.735 resultaron heridos, según las estadísticas de la Oficina de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos. Por su parte, hay 30.850 soldados rusos habrían muerto, según las autoridades ucranianas, mientras que un recuento de la BBC indica que son más de 3.050.

“No quiero volver a Ucrania para matar y que me maten”, dice Sergey -nombre ficticio-, que pasó cinco semanas luchando en el territorio a principios de este año, en declaraciones recogidas por el medio británico. Él volvió a Rusia después de haber recibido asesoramiento legal para evitar ser enviado de regreso al frente, y dice que está “traumatizado” por su experiencia.

“Pensaba que éramos el ejército ruso, los más tontos del mundo. Éramos como gatos ciegos. Estoy sorprendido por nuestro ejército, porque no costaría mucho equiparnos”, afirma, mientras explica que se esperaba que operaran sin siquiera el equipo básico.

Sergey se unió al ejército como recluta. Después de unos meses, tomó la decisión de firmar contrato profesional de dos años que también le daría un sueldo, y en enero, fue enviado cerca de la frontera con Ucrania. En febrero, fueron ordenados a cruzar la frontera, pero casi de inmediato,, su unidad se encontró bajo ataque.

“Mis primeros pensamientos fueron ‘¿Esto realmente me está pasando a mí?’”. Fueron bombardeados continuamente, dice, tanto cuando se movían como cuando estaban estacionados durante la noche. En su unidad de 50 personas, 10 murieron y otras 10 resultaron heridas. Casi todos sus compañeros tenían menos de 25 años.

En otro incidente, dice que tuvo que adelantar a compañeros atrapados dentro de un vehículo en llamas frente a él: “Había sido bombardeado con un lanzagranadas, o algo parecido”.

Su unidad, había avanzado por el campo ucraniano, pero asegura que había “una clara falta de estrategia”. Los refuerzos no llegaban y los soldados estaban mal equipados para la tarea de tomar las grandes ciudades. “Fuimos sin helicópteros, solo en una columna, como si nos dirigiéramos a un desfile”.

Los comandantes del ejército intentan intimidar a los soldados para que permanezcan en sus unidades, pero según la ley militar rusa, hay clausulas que permiten a los combatientes negarse a luchar si no quieren.

Soldados como Sergey, reacios a regresar al frente, no son inusuales, según explica Ruslan Leviev, editor de Conflict Intelligence Team, a BBC. El proyecto de medios, según Leviev, estima que una minoría considerable de los soldados rusos enviados a Ucrania para luchar y que posteriormente volvieron, se negaron a regresar.